Pasajeros esperando en el Aeropuerto de Barcelona

Pasajeros esperando en el Aeropuerto de Barcelona SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

El pulso de la ciudad

Habla una víctima de robo del Aeropuerto de Barcelona: “Se negaron a revisar las cámaras de seguridad”

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Una familia está a punto de embarcar a Bucarest por un viaje de trabajo. Son las seis de la mañana y hace escasos minutos que han llegado a la Terminal 2 del Aeropuerto de Barcelona. Mientras esperan a hacer el check-in en el mostrador de la aerolínea, Manuel Sánchez (nombre ficticio para preservar la identidad de la víctima), el padre de familia, se aleja durante unos segundos para tirar unas cosas a la basura. Su mujer, que está sacando el móvil del bolso para poder dar todos los detalles a la azafata, de repente cae en la cuenta: la mochila que había dejado en el asiento de al lado ha desaparecido.

Este es tan solo uno de los cientos de casos que este digital ha recibido a raíz de los últimos artículos publicados en Metrópoli en los que se interpela a la seguridad del Aeropuerto de Barcelona. Denuncias que ejemplifican lo que lleva ocurriendo, desde hace meses, en las instalaciones gestionadas por Aena.

‘Escasa’ vigilancia policial

Esta familia de Ecuador instalada en Barcelona nunca recuperó sus pertenencias. Perdieron el viaje y todo lo que llevaban en la mochila, además de los juguetes de la pequeña de cuatro años. Dentro guardaban el ordenador de la empresa, el iPad del trabajo de la mujer, los pasaportes, las tarjetas de débito y crédito, los audífonos y el e-reader. “Calculo que lo que llevaba valía unos 3.000 euros”, lamenta Sánchez.

“Enseguida corrimos a buscar la mochila, pero ya se habían ido”, relata el mismo. Llamaron a los Mossos d’Esquadra del Aeropuerto, quiénes “llegaron a los cinco minutos andando con toda la calma para tomar la denuncia”, según explica la víctima a este digital. “Les pedimos que revisaran las cámaras de seguridad, pero se negaron diciendo que no podían hacerlo”.

Pasajeros esperando a un taxi en el Aeropuerto de Barcelona

Pasajeros esperando a un taxi en el Aeropuerto de Barcelona GALA ESPÍN Barcelona

Tras interponer la denuncia, regresaron a casa en taxi. “El conductor nos comentó que de cinco a siete de la madrugada el Aeropuerto está completamente abandonado”, expresa a este digital, lo que provoca, según el taxista, que “los ladrones actúen con libertad desde la madrugada hasta las siete, que es a la hora que empieza la vigilancia policial”.

El conductor también les confirmó que los criminales cogen los taxis para desplazarse hasta La Florida, un barrio de L’Hospitalet de Llobregat. “Los taxistas del Aeropuerto de Barcelona lo saben y se niegan a llevarlos”, le detalló a Sánchez.

Escondidos en L’Hospitalet

Con esta información, el hombre decidió recuperar sus pertenencias. Cuando llegó a casa se dio cuenta de que en la mochila que le habían robado llevaba los audífonos, así que decidió conectarlos al móvil para ver en tiempo real donde estaban. La ubicación le mostró una calle del barrio de Collblanc, también en L’Hospitalet.

Entonces fue a la policía a enseñarles su hallazgo, pero la única respuesta que Sánchez recibió fue “es como buscar una aguja en un pajar”. “Se negaron a ayudarme”, lamenta a este diario. Así que decidió ir él mismo a buscar a los ladrones en Collblanc. “Encontré un grupo de personas intercambiando joyas, teléfonos, ordenadores, ropa, gafas y otros objetos. Llamé al 112, pero se negaron a ir”, denuncia. A día de hoy, no ha recuperado la mochila. “La damos por perdida”, lamenta.

Otras víctimas del Aeropuerto

Como Sánchez, son muchas las personas a las que han robado en el Aeropuerto de Barcelona. A Julio Andrés le quitaron toda su ropa cuando se vino a vivir a la capital catalana en mayo de este año. “Nunca he recibido una indemnización”, cuenta.

Tampoco ha sido compensada una mujer a la que le robaron varios objetos de valor que había guardado en una maleta facturada, justo antes de guardarla en el avión. “Estúpidamente, lo puse allí pensando que estaría más seguro, pero no”, narra. “Al llegar a mi casa, noté que las cremalleras estaban diferente de como las había puesto y al abrir la maleta me di cuenta de que me habían robado”.

Esta víctima, como tantas otras, nunca denunció: “no tenía manera de demostrar que lo que me robaron estaba allí antes de la facturación. Tampoco creo que sea posible encontrar a la persona que lo hizo”, lamenta a este digital.