Un vigilante de seguridad del metro de Barcelona

Un vigilante de seguridad del metro de Barcelona ARCHIVO

El pulso de la ciudad

Meses de protestas y años de agresiones: los vigilantes del metro de Barcelona persisten en su lucha

Las agresiones y ataques que padecen los trabajadores de Securitas y Prosegur en el suburbano son diarias y parece que están descontroladas: varios factores influyen y el gobierno municipal actúa a golpe de "desgracias"

Un testimonio: "Me querían tirar escaleras abajo. La que me salvó fue mi madre"

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La alarma está activada. El foco está puesto. Y el día a día de los vigilantes de seguridad del metro de Barcelona ha salido a la luz.

Metrópoli lleva incidiendo meses en las problemáticas a las que se enfrentan los trabajadores encargados del bienestar de los viajeros del suburbano: agresiones, ataques y una flagrante desprotección. Lo denuncian los afectados, que han cogido un ritmo de protestas nunca visto en la capital catalana.

Subida precios de TMB

Subida precios de TMB SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Impunidad reinante

Hay varios factores que influyen en que aventurarse a coger el metro hoy en día sea una misión de alto riesgo

El primero y el más básico es la impunidad. En el metro o en la calle. Lo cierto es que agredir a alguien o cometer algún otro tipo de delito como un hurto o robo sale barato.

La prueba más reciente la tenemos en Eric, ese joven aficionado al boxeo, que ya se encuentra en libertad provisional a la espera de juicio tras propinarle un brutal puñetazo a un vigilante que acabó perdiendo la visión de un ojo, el pasado 19 de enero, como publicó Crónica Global.

Por no hablar de los cientos de carteristas que operan a diario en los andenes y vagones (su "lugar de trabajo"). Habituales tan reconocidos que sus nombres y apellidos, hasta su país de origen o sus parentescos entre unos y otros, circulan por las redes sociales sin ningún tipo de consecuencia. Entran y salen de las comisarías y juzgados con total fluidez.

Un sector abandonado

Una vez el usuario baja las escaleras de la estación, lo hace enfrentándose al descontrol campante. ¿Hay policía patrullando las diferentes líneas? Lo cierto es que aunque los Mossos d'Esquadra insisten en patearse la red de transporte público, normalmente "de paisano", la protección parece ser insuficiente.

Y no son los agentes policiales el blanco de todos los males. Son los vigilantes de seguridad los que se llevan la peor parte. Un sector que, tal y como se ha transmitido a este medio en multitud de ocasiones desde diferentes sindicatos, se siente olvidado y abandonado. Tanto, que las manifestaciones y denuncias no cesan.

Spray defensor, ¿suficiente?

No ha sido hasta este miércoles, 22 de enero, que el concejal de seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, Albert Batlle, anunció la esperada medida: los vigilantes llevarán spray pimienta a finales de enero, en teoría.

Una dotación que, como ya informó este medio, llega tarde. Los trabajadores del TRAM o Renfe ya lo usan desde hace tiempo, pero no ha sido hasta que un compañero ha perdido la visión de un ojo que el consistorio ha analizado el peligro que ese puesto de trabajo conlleva.

Pérdida de autoridad

Hace años que la policía ha perdido toda sensación de autoridad. ¿Cómo se traduce esto en los vigilantes del metro? Todavía peor. Los enfrentamientos contra ellos son continuos y cualquier motivo, por mínimo que sea, desemboca en palizas o agresiones.

Santiago, de nombre ficticio para proteger su anonimato, explicó su experiencia a Metrópoli este pasado fin de semana. Le llamó la atención a un grupo de jóvenes que había accedido al metro sin el correspondiente billete y ello hizo estallar una golpiza que casi termina con él rodando escaleras abajo. Su madre, que en ese momento paseaba por las instalaciones con una maquinista, fue la que se interpuso entre los agresores y su hijo para evitar una tragedia mayor.

¿Más agresiones?

A falta de datos, es difícil saber si las agresiones a los trabajadores encargados de la seguridad del suburbano barcelonés han aumentado. Lo que sí sucede es que se visibilizan más porque el colectivo está harto.

No es solo que no vayan suficientemente dotados de material defensivo. Es que también patrullan, en ocasiones, solos. Sin binomio o con él, tienen que enfrentarse a situaciones que se les escapa de las manos, como desalojar estaciones copadas por cientos de grafiteros o decenas de manteros.

Operativo de Mossos en el metro de Barcelona

Operativo de Mossos en el metro de Barcelona Mossos d'Esquadra

Bajo sueldo

Y es que la retribución a final de mes tampoco acompaña. Unos 1.300 euros brutos es el sueldo de un vigilante de metro. Un dinero que no compensa jugarse la integridad física.

Sí que hay un plus por trabajar en el metro, pero los sindicatos lo califican como "irrisorio". De hecho, en diciembre, las empresas ofrecieron a los afectados un aumento en ese plus: "Se nos ha hecho una oferta de subida del plus ridícula y absolutamente insuficiente. Un 6% para el año 2025 y un 3% para el 2026 en adelante", aclararon los trabajadores a este medio. "Supone cerca de unos 24 euros más al mes en 2025 y 12 en 2026", explicaron, indignados, desde Alternativa Sindical.

Manifestación TMB

Manifestación TMB SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Huelga indefinida

Una de las acciones que los afectados llevan a cabo desde Navidad para reivindicar sus derechos laborales es dejar "huecos" en la seguridad del metro. Se acogen al parón indefinido en activo desde el 22 de enero de 2020 y no acuden a trabajar.

Algo parecido planean hacer en marzo. Los trabajadores convocaron una huelga indefinida tras la brutal agresión de su compañero el 19 de enero, pero esta quedó aplazada dos meses con el objetivo de dar cierto margen a las negociaciones y tras haber recibido una primera propuesta por parte del equipo de mediación de la Generalitat.

Manifestación TMB

Manifestación TMB SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Una decisión que no cuajó en todo el sector y que algunos ven como un paso atrás. Está por ver si esas negociaciones prosperan y los afectados logran, mediante el diálogo, alguna solución.

"Es un no parar"

Sea como fuere, la polémica situación no cambia. Según ha podido saber este medio, este fin de semana hubo una agresión con arma blanca en la parada de Trinitat Vella, resultado de una pelea entre dos grupos. 

Por otra parte, un grupo de grafiteros vandalizó la estación de Universitat, en la L2, este domingo, 26 de enero. Fuentes internas del sector de la vigilancia privada también han mencionado otra pelea con cuchillos en Sants y varios episodios de violencia de género durante este fin de semana. "Si tuviéramos que explicar todo lo que vivimos, saldrían noticias cada día", lamentan las mismas fuentes.

Tal vez por eso se intenta lavar la imagen con macrodispositivos como el desplegado el sábado, 18 de enero: y es que los mossos identificaron a 105 personas que sumaban un total de 313 antecedentes. Golpes de efecto a base de "desgracias".