
Fotomontaje de Xavier Urbano y la Fabra i Coats
Xavier Urbano, de activista por la independencia y el 1-O a controlar la logística artística de Fabra i Coats
Ha pasado de ser crítico con instituciones a gestionar el equipamiento municipal con su cooperativa, que recibirá 160.000 €
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Hay paradojas de la vida que son impredecibles. Hace unos años, Xavier Urbano era el representante de la cooperativa Quesoni y firmó un manifiesto en el que reclamaba una República Catalana independiente porque sólo así “Catalunya dispondrá de más recursos, dejará de padecer un sistemático expolio fiscal”.
El activista llamaba a votar en el referéndum del 1 de octubre a favor de la independencia y calificaba al Estado español de “autoritario, corrupto, retrógrado y centralista, heredero del franquismo”.
Urbano es un conocido activista que hace un par de décadas escribió el ensayo ‘De la protesta al contrapoder. Nuevos protagonistas sociales en la Barcelona metropolitana’, junto al abogado Enrique Leyva y al activista Iván Miró, vinculado a los movimientos okupas en los años 90 y miembro de la Xarxa d’Economia Solidària.
El estudio fue publicado por la Fundació Bofill, vinculada a ICV, que luego se integrarían en los comunes.

Interior de la Fabra i Coats
La nueva conflictividad
“Por la metrópoli late una nueva trama de antagonismos potenciales. Los nuevos protagonismos sociales basados en la autoinstitución, en la aspiración de autonomía situacional, son potenciales focos de antagonismo presente y futuro (…)"
"Así, depositamos su semilla constituyente en las tierras comunales de la nueva conflictividad: vindicando el vínculo social contra la precarización de la vida, abriendo nuevos espacios de relación ante el ataque a los espacios públicos de relación autónoma, reapropiando el pensamiento, los sentimientos y la acción de los sujetos alienados en la vida y el trabajo”, escribían en la obra.
El ensayo radiografiaba el paso de la dictadura a la democracia, demonizaba, entre otras cosas, los Pactos de la Moncloa y calificaba la apertura al nuevo régimen de “folclore en simbología vacía de contenido” y de “política del espectáculo”.
Con la llegada del nuevo siglo, la política pasó a ser, para los autores, un “espectáculo de cinismo democrático”, diseccionando sin piedad acontecimientos como el Fòrum 2004 como una “feria de los horrores, donde se expusieron los esqueletos de antiguas prácticas sociales vaciadas por la intervención burocrática”.
Contrato de 160.000 euros
Este 21 de marzo, Urbano firmaba con los representantes del Estado" autoritario y corrupto" y los de la vetusta institución municipal un contrato de 160.404,26 euros para hacerse cargo de la oficina técnica de gestión de la programación, contratación y logística artística de Fabra i Coats.
No lo hacía como representante de la cooperativa Quesoni, sino de la cooperativa Rau-Rau.
Evidentemente, en el contrato no se nombra al Estado autoritario del que renegaba ni el carácter carpetovetónico del Ayuntamiento.
Curiosamente, el activista independentista será ahora uno de los responsables de la deriva ideológica de un equipamiento público que depende de los socialistas, que se ubican en la trinchera opuesta a la de donde él se situaba. Ya lo dice el refrán: "si no puedes con tu enemigo, únete a él".
Articular programas
Según un informe del Institut de Cultura de Barcelona (Icub), se justifica la contratación para articular los diferentes programas de arte y cultura que se producen en el seno de Fabra i Coats. “La Fabra i Coats-Fábrica de Creación impulsa diferentes programas de exhibición públicos propios como el Seismes y el Feedback y participa en espacios de difusión conjunta con otros de creación y difusión conjunta como el Fabra Estiu, el Artefact3, el En Residència y apoya y colabora con otros festivales”, dice este informe.
También organiza acciones puntuales para la Fabramajor, las fiestas mayores de Sant Andreu del Palomar, el Calidoscopi y otros proyectos.
Por sus manos pasarán el próximo año a partir de ahora (más otro año si se prorroga el contrato, como prevé una de sus cláusulas) los contenidos de programas, ya que será Rau-Rau quien impulse los proyectos de la institución, ya sean locales, nacionales o internacionales.
La programación de ciclos de conciertos, la generación de espacios de trabajo y recursos para agentes culturales, artistas o colectivos serán parte de su trabajo.

Vista de Fabra i Coats
Evitar la programación clásica
El trabajo del activista y de su cooperativa, dicen las cláusulas del contrato, es imprescindible “para el funcionamiento del equipamiento, ya que es el que permitirá realizar acciones de difusión y práctica artística y cultural, con la implicación mayoritaria de proyectos residentes en la Fabra i Coats-Fábrica de Creación, otorgando un carácter participativo y cooperado a algunos de los proyectos de difusión, evitando las lógicas de programación más clásicas de los espacios de difusión y exhibición cultural”.
La programación de Fabra i Coats se articula a través de comisiones que se encargan de diferentes áreas (sostenibilidad, procesos colectivos, programación, comunicación, transversal…) que pueden transformarse en espacios de creación artística y cultural, de difusión o muestra artística, articulando intervenciones puntuales y que pueden motivar interconexión entre disciplinas y proyectos.
Rau Rau ha de garantizar (lo tiene especificado en las cláusulas del contrato) el compromiso social, la participación y la igualdad de oportunidades, la paridad, el lenguaje inclusivo, el equilibrio real de género, la transparencia, la eficiencia y la sostenibilidad de la gestión.