Una imagen de archivo de José Elías

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El pulso de la ciudad

José Elías (49 años) no se corta sobre la vivienda: "Con la legislación actual el propietario decide no alquilar"

A través de una reflexión en LinkedIn, el betulense deja clara su postura con la problemática de la vivienda

Así se construye la nueva vivienda pública en Barcelona: levantan un edificio de 40 pisos en solo 10 días

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El intento de controlar el precio de los alquileres por ley ha tenido el efecto contrario al esperado.

Así lo denuncia el empresario betulense José Elías, que ha publicado una contundente reflexión en su cuenta de LinkedIn.

Desde que se aprobó la ley que limita los precios del alquiler en determinadas zonas de España, la situación en el mercado inmobiliario "no ha hecho más que deteriorarse", denuncia Elías.

Efectos colaterales que han agravado el problema

Según el millonario, lejos de solucionar el problema, esta medida ha generado una serie de efectos colaterales que han agravado el acceso a la vivienda.

Imagen del momento en que se añade un módulo tridimensional al edificio en construcción de una promoción de vivienda protegida en Barcelona

Imagen del momento en que se añade un módulo tridimensional al edificio en construcción de una promoción de vivienda protegida en Barcelona EUROPA PRESS

"Querer limitar el precio del alquiler por ley es como prohibirle a la leona cazar a la cebra", escribió el empresario en una publicación que se ha viralizado rápidamente. “Es una idea genial hecha con buena intención, pero que no funciona en el mundo real”.

Los pisos desaparecen del mercado en días

Uno de los efectos más inmediatos de esta ley ha sido la reducción drástica de la oferta. “Los pisos vuelan en días”, afirma Elías, aludiendo a que la demanda supera con creces a la escasa oferta disponible.

Al limitar los beneficios que puede obtener un propietario, muchos han optado por retirar sus viviendas del mercado o pasarse al alquiler turístico o temporal, donde la ley no aplica con tanta fuerza.

El resultado: conseguir un alquiler a precio razonable se ha convertido en una auténtica misión imposible.

Una percepción errónea del propietario

El empresario también pone el foco en una creencia muy extendida: la de que todos los pisos en alquiler pertenecen a grandes fondos de inversión o “fondos buitre”. Pero según Elías, la realidad es muy distinta.

Viviendas públicas de alquiler social en Castelldefels construidas por el Impsol

Viviendas públicas de alquiler social en Castelldefels construidas por el Impsol AMB

“La mayoría son de Pedro el del bar o de Juan el carpintero, que han invertido ahí los ahorros de toda su vida”, escribe.

Y cuando a ese pequeño propietario se le limita lo que puede ganar y se le genera inseguridad jurídica —por ejemplo, al dificultar los desalojos en caso de okupación—, el efecto inmediato es que decide no alquilar.

Menos pisos, precios más altos

El resultado lógico de esta dinámica es un mercado aún más tensionado. “Menos pisos en el mercado significa que la gente se los rifa y el precio sube. Es así de simple”, sentencia Elías.

En lugar de intervenir los precios, Elías propone una solución mucho más estructural: aumentar la oferta de viviendas.

Construcción pública como alternativa real

Para José Elías, el verdadero camino está en la construcción pública de viviendas de alquiler asequible.

Si el Estado construye y ofrece alquileres a precios competitivos —por ejemplo, 600 € mensuales—, los propietarios privados se verán forzados a ajustar sus precios si quieren encontrar inquilinos.

Render de la promoción de vivienda en la Marina de Prat Vermell

Render de la promoción de vivienda en la Marina de Prat Vermell AJ BCN

Este enfoque, además de más efectivo, no interfiere con las reglas del mercado, sino que introduce una "competencia saludable" que beneficia directamente a los ciudadanos.

Una ley bien intencionada, pero contraproducente

La crítica de José Elías pone el foco en que intervenir el mercado sin aumentar la oferta puede tener "consecuencias nefastas".

Aunque la intención sea proteger al inquilino, el resultado puede ser precisamente el contrario: menos viviendas disponibles y precios aún más altos.