El paseo de Las Ramblas (Barcelona), abarrotado de gente debido al crecimiento del turismo en la ciudad de Barcelona

El paseo de Las Ramblas (Barcelona), abarrotado de gente debido al crecimiento del turismo en la ciudad de Barcelona Expedia

El pulso de la ciudad

Una guía turística de Barcelona se sincera con sus clientes: “Como alguien que vive del turismo, me siento mal"

Silvia Romero, guía de viajes conscientes, alerta sobre la percepción negativa de algunos barceloneses y la pérdida de comercios tradicionales

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Barcelona es una de las ciudades más visitadas del mundo. Pero no todo es color de rosa. Silvia Romero, guía especializada en viajes con enfoque de género y ecológico, cuenta la otra cara de la ciudad.

En un discurso con turistas extranjeros, explicó que varios amigos suyos residentes en Barcelona le confesaron: “Odio el turismo”. Para Romero, estas palabras reflejan la vulnerabilidad de los vecinos ante la masificación turística.

Comercio tradicional en peligro

La guía también denuncia la transformación del comercio urbano. Muchas tiendas locales están cerrando y dando paso a marcas internacionales, sobre todo estadounidenses.

Turistas abandonando un piso

Turistas abandonando un piso EFE/MANUEL BRUQUE

Esto genera un sentimiento de invasión entre los vecinos. “Como alguien que vive del turismo, me siento mal. No quiero que seamos parte del problema”, afirma Romero.

Su propuesta es clara: elegir con cuidado dónde comprar y dónde comer. Tomar decisiones inteligentes ayuda a proteger la ciudad y su cultura.

Aprender de la experiencia

Romero, conocida en Instagram como @silviaexplorer2.0, enseña a los turistas a viajar de manera responsable.

En sus charlas, recalca que visitar un lugar nuevo tiene impacto. Conocer la cultura y las costumbres evita errores y permite disfrutar experiencias más auténticas.

La turismofobia baja la demanda en Barcelona

Mientras muchas ciudades españolas mantienen cifras al alza en la demanda turística, la capital catalana lidera el descenso a nivel nacional con una caída del 6% en plena temporada alta, según datos de Lighthouse.

Durante los meses de julio y agosto, Barcelona ha visto cómo la demanda de alojamiento y búsquedas relacionadas con el destino se han reducido significativamente, señala la plataforma.

Un descenso que se produce en paralelo al auge de movilizaciones vecinales contra el turismo masivo y la política de Jaume Collboni para acabar con las licencias de pisos turísticos en la ciudad.