Publicada

El centenario restaurante Can Miserias, fundado en 1921 y ubicado en el número 106 de la calle Comte Borrell (Eixample, muy cerca del mercado de Sant Antoni), protagonizó un cierre en dos fases.

Primero, tras su paso por el programa Joc de Cartes de TV3, anunció un cierre temporal, con la esperanza de reorganizarse o hallar nuevos inversores.

Un cierre temporal

Fue en agosto de 2023 cuando el propietario, Oriol Vallet, expresó que lo había pasado muy mal y que estaba nervioso.

Por ello, decidió que el personal necesitaba tomarse unas “vacaciones” tras una puntuación desastrosa de 3,1, la más baja de la historia del formato.

Sin embargo, esta pausa no duró un suspiro. Un año después, en octubre de 2024, quedó claro que la situación era irreversible.

Entonces, el cierre se consolidó como definitivo, y el local pasó a estar en traspaso, con un cartel de “Local Disponible” tapando el antiguo rótulo de Can Miserias.

El restaurante Can Miserias de Barcelona / CAN MISERIAS

Apoyo de los antiguos clientes 

Casi un año después, todavía hay barceloneses que recuerdan este local. De hecho, durante el cierre temporal, antiguos clientes transmitieron sus ánimos a Vallet y pidieron la reapertura.

En las reseñas de Google, con una valoración de 4,4 sobre 5, podía leerse: “Deseando que volváis a abrir”, “tenéis un gran corazón” o “sigan con esa humildad".

Pero el ánimo, por lo visto, no fue suficiente para revertir el destino centenario del establecimiento.

Origen, trayectoria y causas del cierre

En 1921, cuando abrió sus puertas, empezó como una bodega de vinos. En sus primeros años, se hizo muy popular entre los vecinos y los taxis que pasaban por allí para comer algo rápido.

Con el tiempo, se transformó en un restaurante de comida catalana tradicional, donde se servían canelones, croquetas o escalivada, arraigado en la memoria colectiva del barrio.

Pero el golpe final provino de su participación televisiva: la peor puntuación en la historia del programa --3,1 de parte de los concursantes y 3,9 del presentador Marc Ribas-- reveló deficiencias graves como falta de higiene, mala conservación de alimentos y baja calidad en los platos.

Eso llevó a Vallet a cerrar el local, primero temporalmente y, finalmente, para siempre.

Platillos y tapas de Can Miserias CAN MISERIAS

Más cierres de locales centenarios 

Esta semana, los barceloneses conocieron el cierre de otro local histórico de la ciudad. En concreto, la ciudad se despidió de uno de sus últimos vestigios de artesanía tradicional. 

El taller de forja de Josep Ullod i Brosa, ubicado en el barrio de Sant Antoni, anunció su cierre definitivamente después de tres generaciones dedicadas a un oficio que, en la ciudad, prácticamente ya ha desaparecido.

El motivo es doble: una enfermedad crónica degenerativa que apartó a su Ullod del trabajo y la falta de relevo generacional en un sector cada vez más ahogado por la producción industrial y la pérdida de valor de los oficios manuales, según adelantó betevé

Noticias relacionadas