La cocina asiática cautiva con su diversidad de sabores, aromas y colores que despiertan los sentidos desde el primer bocado. Cada región ofrece una experiencia única: desde la sutileza de la cocina japonesa hasta la intensidad de los currys tailandeses o el equilibrio de los dim sum chinos.
Su atractivo no solo radica en los ingredientes frescos y técnicas milenarias, sino también en la armonía que logra entre lo dulce, lo salado, lo ácido y lo picante, creando un viaje gastronómico que invita a explorar y descubrir.
En este contexto, Barcelona suma un nuevo motivo para presumir de su oferta culinaria, esta vez gracias a la recomendación de la presentadora Emma García, que ha puesto el foco en uno de los restaurantes más singulares y exclusivos de la ciudad: Carlota Akaneya.
Uno de los platos que se sirven en el restaurante
En una Barcelona donde la gastronomía japonesa ha dejado de ser una tendencia para convertirse en un pilar de su escena culinaria, este local destaca por su apuesta por la tradición nipona más pura y por una selección de productos importados directamente desde Japón, muchos de ellos considerados auténticas joyas gastronómicas.
En una ciudad que combina desde restaurantes asiáticos de barrio hasta templos de alta cocina, la visita a un sumibiyaki —una parrilla japonesa tradicional alimentada con carbón— se ha convertido en una experiencia única para los paladares que buscan autenticidad, ritual y excelencia.
Enamorada en su visita a París
Y eso es precisamente lo que enamoró a la comunicadora durante su reciente escapada a París, donde probó por primera vez el concepto de Akaneya.
La vasca, que acostumbra a compartir solo aquello que considera realmente especial, visitó junto a su marido la sede parisina del grupo, Marie Akaneya, situada en pleno centro de la capital francesa. Allí descubrió una propuesta culinaria que trasciende el simple acto de comer y que combina técnicas milenarias, respeto absoluto por la materia prima y un servicio casi ceremonial.
Fascinada por la experiencia, García quiso hacer un apunte importante a sus seguidores: no hace falta cruzar la frontera para disfrutar de los mismos sabores, porque España cuenta con dos locales de la misma cadena. En Madrid, el restaurante opera bajo el nombre Pilar Akaneya, mientras que en Barcelona se presenta como Carlota Akaneya, ubicado en Carrer del Pintor Fortuny 32, a pasos de La Rambla.
Uno de los platos que se sirven en el restaurante
La excelencia japonesa aterriza en Barcelona
Akaneya presume de haber sido el primer sumibiyaki de Europa, una distinción que ha marcado su identidad desde su apertura. Este tipo de cocina, basada en la “parrilla de carbón”, exige precisión, paciencia y una calidad de producto impecable.
Y eso es, justamente, lo que ha llevado al restaurante a ganarse una reputación de culto entre los amantes de la cocina japonesa tradicional.
Productos
La casa importa algunos de los ingredientes más exclusivos del mercado nipón, comenzando por la mítica carne de buey Kobe, una de las más selectas y costosas del mundo.
Su precio puede superar los 400 euros por kilo, algo que no sorprende a quienes conocen la cría de la raza Wagyū Tajima-ushi en la prefectura de Hyōgo, sometida a estrictos controles de calidad y bienestar animal. Sin embargo, Akaneya no se detiene ahí: también sirve la célebre Matsusaka beef, procedente del histórico Ito Ranch, considerada por muchos expertos incluso superior al propio Kobe por su infiltración y suavidad.
Otra de sus delicadezas —y una de las que más sorprenden a los nuevos visitantes— es el Crown Melon, un melón de lujo cultivado exclusivamente en la región de Shizuoka.
Carne Kobe en una imagen de archivo
Su precio, que puede alcanzar los 200 euros por unidad, responde a un método de cultivo extremadamente riguroso en el que cada planta recibe un cuidado personalizado. Akaneya fue, de hecho, el primer exportador de este producto en la historia de Japón, una hazaña que ha elevado aún más su prestigio.
Una experiencia cuidada desde el primer gesto
Quienes visitan Carlota Akaneya coinciden en que la experiencia comienza incluso antes del primer bocado: al cruzar la puerta, los comensales deben descalzarse, siguiendo la tradición de los restaurantes japoneses más clásicos. A partir de ese momento, la atmósfera invita a un viaje sensorial que recuerda a los rincones más íntimos del Kioto ancestral.
La carta se estructura en torno a tres menús degustación:
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Akaneya (alrededor de 80 euros),
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Fukuroi (unos 120 euros),
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Sansekai, el más prestigioso y completo (cerca de 200 euros por persona).
Pese al precio, las valoraciones son unánimes: el restaurante mantiene una nota de 4,8 sobre 5, convirtiéndose en una de las propuestas japonesas mejor valoradas de la ciudad.
