Hace apenas 10 años, el barrio de Gràcia no merecía ni un capítulo en la Lonely Planet y los castellers ocupaban un espacio más bien reducido en la prestigiosa guía, considerada entonces como una especie de “biblia” para los mochileros. Hoy todo ha cambiado. Las aplicaciones móviles han desbancado a las guías de viajes, Gràcia se ha convertido en visita obligada y las torres humanas son ya uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad.
Conscientes del tirón, els Castellers de la Vila de Gràcia abren sus puertas un día por semana para que los turistas asistan a sus sesiones prácticas y conozcan de primera mano la cultura castellera. Eso sí, la visita guiada les cuesta cuatro euros a los estudiantes y 20 euros al resto, pero tienen permanentemente a un miembro de la colla explicándoles todos los detalles. “El objetivo no es ganar dinero, sino expandir la tradición castellera más allá de nuestras fronteras”, explica Joan Carles Llibre, el presidente de la colla. Las visitas, reconoce, “nos ayudan a pagar el alquiler del local y a financiar parte de nuestros viajes, pero no se trata de una partida determinante”.
Un total de 504 estudiantes extranjeros acudieron el año pasado a Can Musons (la sede dels castellers), que supusieron unos ingresos de unos 2.000 euros anuales para la agrupación. Con las visitas del resto de turistas se cobraron poco más de 400 euros en 2016. “No es mucho dinero, pero en los últimos meses se ha disparado la demanda”, explica Aïda Tarragó, del equipo de gestión económica, quien reconoce que las visitas turísticas podrían ser "un auténtico negocio" si se lo propusieran, pero "no es nuestro objetivo".
CARAS DE FASCINACIÓN
Las sesiones tienen lugar los miércoles a partir de las 20h y duran aproximadamente una hora, aunque muchos de los turistas suelen quedarse hasta el final del ensayo, pasadas las 22h, fascinados por lo que ven. “Antes de venir a Barcelona no conocía esta tradición... ¡es lo más alucinante que he visto nunca!”, explica Megan, de California, quien asegura haber viajado por "medio mundo".
Con el objetivo de introducirles en el mundillo, las visitas empiezan con la visualización del vídeo de candidatura de los Castells como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, otorgado en 2010. "Después se da una explicación más extendida sobre la construcción de las torres humanas, la estructura que tienen y les hacemos demostraciones de los movimientos más básicos", cuenta Laia Vilà, responsable del Área de Visitas Turísticas.
Los visitantes, explica, intentan buscar la lógica de la construcción y les hacen muchas preguntas sobre la técnica, la preparación física, psicológica y el trabajo en equipo, pero sobre todo se quedan bocabiertos al ver a los más pequeños. "Yo no tengo fuerza, valentía ni confianza para intentarlo, pero los niños suben hasta allá arriba como si fuera lo más fácil del mundo. Puedes ver que no tienen miedo en sus ojos", se sorprende Kate, también de California.
'TEAM BUILDING' PARA EMPRESAS
Los castellers de Gràcia colaboran con empresas especializadas en viajes de final de curso, que les traen principalmente estudiantes franceses, pero también con universidades y agencias turísticas de alto standing. "Aquí vienen congresistas británicos, alemanes, americanos o de Singapur que aprovechan su visita a Barcelona para conocer algo diferente", explica Tarragó.
Como fuente de ingreso extra, desde los castellers de Gràcia se organizan además actividades de team building para empresas, en las que intentan inculcar la importancia de la colectividad. "Tanto en la empresa como en los castells, la clave es el trabajo en equipo. El engranaje es básico y es tan determinante la piña como l'enxaneta", cuenta el presidente de la colla.
UNA PRÁCTICA EXTENDIDA
La práctica totalidad de las colles de Barcelona realizan visitas guiadas para turistas como una forma de costearse las numerosas actuaciones en las que participan casi cada fin de semana por toda Catalunya. Solo les piden a los visitantes que tengan un comportamiento respetuoso y que interfieran lo mínimo en la actividad, pues al fin y al cabo se trata de un ensayo real.
El 99% son muy respetuosos, asegura Tarragó. Eso sí, cuando los castellers de Gràcia tienen una actuación importante siempre le preguntan al cap de colla si quiere hacer el ensayo a puerta cerrada. "De momento, siempre nos ha dicho que no". Aquí los guiris sí son bienvenidos.