A escasos minutos a pie del metro de Fontana (L3) se encuentra una de las joyas del barrio de Gràcia de Barcelona, repleto de pequeñas calles y plazas: la plaza del Diamant. Se puede acceder a ella a través de cuatro calles: Astúries, Topazi, de l’Or y de les Guilleries.

La plaza está llena de vida. Es un lugar de paso constante de vecinos y también de turistas. Aunque parezca una contradicción, pararse en ella puede ser también un remanso de paz y tranquilidad. Sentarse bajo los árboles en un banco a la sombra o tomar algo en la terraza del café Diamant es de lo más relajante. También se puede pasar un agradable rato en familia con los más pequeños de la casa en el pequeño parque infantil que hay dentro de la plaza.

Vista panorámica de la plaza del Diamant / Hugo Fernández



ANTIGUO BARRIO DE LOS JOYEROS

En la actualidad hay gran variedad de comercios, que se ubican en el antiguo barrio de los joyeros: una heladería, una peluquería, una carnicería, un estanco, una frutería, una tienda de ropa, un restaurante asiático de nombre original (‘Àsia amb Gràcia’) o una tienda especializada en productos de montaña.

La plaça del Diamant debe su nombre al concejal de la Vila de Gràcia, Josep Rosell i Imbert, que se dedicaba al comercio de la joyería. En el año 1850 tuvo la idea de bautizar con nombres de piedras preciosas las calles y las plazas de la Vila de Gràcia, que a día de hoy aún existen: la plaça del Diamant (o plaza del Diamante), la calle de la Perla, de l’Or (del Oro) y Topazi (Topacio).

Una mujer descansa junto a 'La Colometa' en la plaza del Diamant / Hugo Fernández



‘LA COLOMETA’

Uno de los elementos que más llaman la atención al pasar por el lugar es, sin duda, la escultura en honor a la novela ‘La plaza del Diamante’, de Mercè Rodoreda. ‘La Colometa’, del escultor Xavier Medina-Campeny, preside la plaza y representa a la protagonista de la novela más célebre de Mercè Rodoreda con sus palomas. La conocida obra de la escritora catalana forma parte del imaginario colectivo y fue adaptada al cine en el año 1980 por Francesc Betriu en el año 1980.

REFUGIO ANTIAÉREO

En el año 1992 se descubrió, a raíz de unas obras, que un refugio antiaéreo ocupa el subsuelo de la plaza. Lo construyeron los vecinos del barrio durante la Guerra Civil española, a doce metros bajo tierra. Sirvió de refugio a más de 200 personas de la época ante los bombardeos fascistas. En medio de la plaza se puede observar en el suelo la inscripción en catalán de la frase ‘En homenaje a las víctimas de los bombardeos de la guerra de 1936-1939’.

Vecinos pasean por la plaza, con la entrada al refugio antiaéreo al fondo / Hugo Fernández



Cabe recordar que Gràcia era un centro importante de fábricas e industrias, el objetivo principal de la aviación que atacó Barcelona. El refugio no era el único del barrio, puesto que había más de 90, pero sí que fue uno de los más grandes. Hoy en día se puede visitar gracias al Taller de Historia de Gràcia. Sus visitas guiadas son una buena oportunidad para descubrir las interioridades de los túneles que se esconden bajo la plaza, que salvaron la vida a tantas personas.

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