Los vecinos de Vallcarca i els Penitents se sienten arrinconados por los colectivos antisistema. Las fiestas ilegales en los solares okupados se han convertido en un escenario habitual. Con la llegada del buen tiempo, los grupos anarquistas del barrio organizan eventos en estos espacios que, en la mayoría de ocasiones, no cuentan con la correspondiente autorización municipal.
Es precisamente esto lo que pasó el fin de semana. Se organizó una calçotada "libertaria" en un solar. Las entradas se podían comprar por 15 euros y, tal como decía públicamente la asamblea Heura Negra, los beneficios iban destinados a "las luchas del barrio". Consiguieron reunir a casi un centenar de personas que estuvieron en el solar de Can Farigola desde las 10:00 hasta las 18:30 horas, aproximadamente.
Una calçotada 'libertaria' en Vallcarca
Las entradas para este evento estaban disponibles en el casal de Can Carol. No obstante, desde este casal aseguran que "no forman parte de la organización y que, por lo tanto, no pueden saber si se han pedido los permisos correspondientes".
"Fuimos varios los vecinos que informamos al 112 debido a las molestias --humos, olores y ruidos-- que provocaban. Solicitamos, de forma reiterada, la actuación de la Guardia Urbana para interrumpir su celebración e interponer multas a organizadores y participantes. Han hecho fuego en zona no habilitada para ello y han consumido alcohol en la vía pública", dice Arnau --con un nombre ficticio--, que vive muy cerca del lugar de los hechos y está harto de la "impunidad de los antisistema".
Multas por organizar fiestas no autorizadas
El Ayuntamiento de Barcelona, por su parte, asegura que han denunciado a los organizadores por hacer fuego sin licencia y en una zona no autorizada. También los han sancionado por hacer una fiesta popular en la vía pública sin adoptar las medidas indicadas por la administración para minimizar la incidencia del ruido.
Llorenç --otro de los afectados-- también prefiere mantenerse en el anonimato, y ha utilizado un nombre ficticio para relatar sin pelos en la lengua cómo es vivir en las inmediaciones de las barracas y los solares okupados. Preguntado por la calçotada sin licencia, asegura que los organizadores dieron órdenes sobre cómo actuar en caso de que la Guardia Urbana intentara desalojarlos. "También estaban contando cómo crear conflictos en fincas y comunidades de vecinos", añade Arnau.
La calçotada 'libertaria', la punta del iceberg
La calçotada "libertaria" es solo la punta del iceberg de la situación que se vive en Vallcarca i els Penitents. Las fuentes vecinales consultadas por este digital aseguran que el barrio empeoró drásticamente cuando Ada Colau entró en el ejecutivo local. "Fue a partir de entonces cuando empezó la okupación de varios locales. Por ejemplo, en el solar de la calle Argentera, que antes estaba vacío y ahora hay dos barracas", dice Arnau.
La mayoría de los solares están okupados por la comunidad gitano-rumana. Llorenç reitera que los problemas de seguridad son "constantes". "Hay acumulación de suciedad, elementos inflamables, bombonas, tienen la luz pinchada, utilizan placas para cocinar y están constantemente haciendo fuego. Es un polvorín, cualquier día nos vamos a llevar un buen susto", lamenta Llorenç.
Precisamente ese mismo escenario es el que se vivió el sábado por la noche, cuando hubo un pequeño incendio en una de las barracas que, afortunadamente, no se saldó con ningún herido. No obstante, cree que es cuestión de tiempo que "ocurra alguna desgracia".
A ojos de estos afectados, el problema del barraquismo divide Vallcarca i els Penitents. "Hay un bando de vecinos que no estamos de acuerdo con la degradación que está experimentando el barrio y otro bando que apoya e instiga a la okupación de locales, edificios y solares por parte de la comunidad gitano-rumana", asegura Arnau.
Miedo a las represalias de los okupas
El problema radica en que los grupos anticapitalistas son los más ruidosos, y que el resto de vecinos prefieren no quejarse por miedo a las represalias de los okupas. "No hemos intentado hablar con ellos porque hay un tono de confrontación. Más de una vez han insultado a aquellos que no piensan como ellos, incluso haciéndoles pintadas en las fachadas de su casa", dice Llorenç. En los Consejos de Barrio intervienen asociaciones vecinales como Som Barri. "En la última reunión fueron acompañados de unos 60 barraquistas. Son personas que están a 10 metros de mi casa y hay un tono de confrontación y violencia que asusta", añaden las fuentes vecinales.
'No ejercemos ninguna represión contra nadie'
Desde el casal de Can Carol, por su parte, aseguran que son un equipamiento municipal del Ayuntamiento de Barcelona y no un colectivo: "Somos un espacio de acogida para todos los vecinos y no ejercemos ninguna represión contra nadie. Toda nuestra actividad está auditada por técnicos municipales y empresas editoras seleccionadas por el consistorio".
El casal también explica que han organizado tres sesiones de puertas abiertas y dos consejos rectores donde han abordado todas las preguntas planteadas por los vecinos. "Además, se ha acogido una sesión del Síndic de Greuges y ha cedido la sala polivalente a diferentes comunidades de vecinos de la calle de Farigola y Béquer. Las puertas del casal siempre están abiertas a todo el mundo", concluyen.
Arnau y Llorenç tienen la percepción de que la Guardia Urbana no quiere intervenir por las posibles las reacciones violentas de los antisistema. Desde el consistorio desmienten esta afirmación, pero lo cierto es que "consumen todo tipo de drogas en la vía pública y se les permite hacer todo lo que quieran", dicen los vecinos, que se sienten los "súbditos de la república anarquista de Vallcarca".
'Estamos desesperados'
"Esto cada vez va a peor. Nos sentimos desprotegidos por parte del Ayuntamiento y las instituciones. Ahora mismo no se ve ninguna solución a corto plazo. Estamos desesperados", concluye Llorenç. Metrópoli se ha puesto en contacto con la asociación vecinal Som Barri y la Fusteria para conocer su visión del conflicto, pero a fecha de publicación no ha obtenido respuesta.