"Buenos días Anna, Miquel, Aina. Bon dia Arnau...", así saludaban esta mañana los profesores del colegio Sant Pere Claver de los Jesuïtes del Poble-sec a sus alumnos.

A las nueve de la mañana, las puertas del centro situado en la calle Puig i Xoriguer del distrito de Sants-Montjuïc se han llenado de padres, abuelos y todo tipo de familiares que han querido acompañar a los menores en su primer día de curso. Con nervios, incertidumbre y los sentimientos a flor de piel, estos han despedido a los pequeños "con más pena que nunca". La vuelta al cole este año se ha presentado agridulce por el contexto sanitario actual. 

Los niños entran en el colegio Sant Pere Claver de los Jesuïtes del Poble-sec durante el primer día de curso / V.M.



INOCENCIA Y PREOCUPACIÓN

A pesar de que algunos niños se han rezagado en la entrada a clase –por el miedo habitual de volver al cole–, la gran mayoría se ha mostrado ilusionada. Ataviados con alegres mascarillas de dibujos y grandes mochilas a su espalda, han ido entrando de forma ordenada en el centro escolar. Entre risas y bromas, se han vuelto a ver las caras con sus compañeros, aunque de una forma muy diferente a la que lo hacían hace seis meses.

La inocencia con la que han vivido el retorno a la escuela no ha sosegado a los padres de este colegio. Aunque han puesto en alerta a sus hijos de la situación sanitaria actual, están intranquilos. "Es un poco pronto para saber qué ocurrirá, pero esperamos se cumplan las medidas según lo establecido", explica a Metrópoli Abierta Maria José, madre de dos niños que este año cursarán quinto y segundo de primaria.

INCERTIDUMBRE EN EL INICIO DE CURSO

En conversación con este medio, Maria José ha descrito cómo están viviendo el inicio de curso: "Mis hijos tenían muchas ganas de empezar. Les hemos repetido que tienen que llevar la mascarilla, respetar la distancia, etc. Mi hija pequeña es la que más se queja porque no acaba de entender que no puede tener contacto con sus compañeros, pero es lo normal", asegura. 

Montse, otra de las mamás del Sant Pere Claver, confirma sentirse más nerviosa que nunca por el regreso a la escuela de su hija. "Tengo a una persona de riesgo en casa por lo que no me hace mucha gracia dejar de nuevo a mi hija en el colegio. Aun así hay que seguir con la vida, no podemos estar confinados de por vida", manifiesta. 

Padres preocupados en la vuelta al colegio de sus hijos / V.M.



EL COLEGIO, UN LUGAR "SEGURO"

Silvia es otra de las progenitoras que ha vivido con incertidumbre este primer día de colegio. Su hijo va a segundo de primaria y convivirá con 25 alumnos más en una misma clase, aunque en el comedor se mantendrá la distancia de seguridad. "No va a estar más seguro que en mí casa, eso está claro. Pero bueno, aparentemente parece estar todo controlado. Hemos tenido reuniones con la escuela en las que nos han explicado todo con detalle, pero falta ver si se cumple", dice dubitativa. 

Para la mayoría de familias la vuelta al cole ha supuesto todo un reto, pero algunos se han mostrado aliviados al dejar a sus hijos. "Yo ya tenía ganas de dejarlo. Como me digan que vuelve a casa me suicido", bromeaba una madre mientras charla con sus amigas. "Los niños han estado todo el verano en la playa, juntándose con otros menores. Por eso creo que llevarlos al cole será mucho más seguro", ha justificado otra de las integrantes del corrillo.

INSEGURIDAD Y PENA

Veinte minutos después, cuando todos los alumnos ya habían entrado en este colegio del Poble-sec, este medio ha sido testigo de cómo dos mujeres espiaban por el hueco que hay entre el muro y la puerta del centro. Con discreción se han asegurado de que sus niños estaban en clase y que se estuviesen cumpliendo los protocolos establecidos por las autoridades sanitarias. Una imagen desgarradora que demuestra que, este año, la vuelta al cole va a ser más dura para los progenitores que para los propios menores. 

Dos madres se cercioran de que sus hijos hayan entrado en clase / V.M. 



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