El asesinato de Ernest Lluch ocurrió el 21 de noviembre de 2000. Hace ya 20 lejanos años que el exministro de Sanidad aparcó poco antes de las 22.00 horas el vehículo en la finca de su domicilio de la avenida de Xile, en el distrito de Les Corts. Nada más bajar fue asesinado a quemarropa por ETA. Recibió dos disparos. Una de las balas le entró por la sien. La otra por la barbilla. Lluch murió en el acto. Los terroristas hicieron explotar el coche que habían utilizado para huir en un descampado cercano. Su cuerpo sin vida fue encontrado una hora y media después por un vecino....
Este sábado se cumple el 20 aniversario de aquel fatídico día. Tres días después del asesinato, casi un millón de personas salió a la calle en Barcelona: el grito era unánime contra ETA. La banda terrorista había matado a un hombre de paz, amante de San Sebastián y conocedor del País Vasco y de su cultura. Desde entonces, los homenajes en recuerdo del intelectual y exrector de la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo se han sucedido. Plazas, calles, jardines, centros de salud, bibliotecas... Y hasta una parada del tranvía de Barcelona llevan su nombre.
UNOS JARDINES EN LES CORTS
Barcelona tardó cuatro años en inaugurar un espacio en recuerdo del malogrado historiador y catedrático. Se trata de una plaza en el recinto del Fòrum urbanizada en 2004. A este espacio se sumó en 2007 unos jardines en Les Corts. El lugar fue inaugurado por el alcalde Jordi Hereu. Es un interior de manzana tranquilo y acogedor que está muy cerca de la que fue su casa. Se encuentra entre la avenida de Xile y las calles de Pisuerga, Ribalta y Cardenal Reig. Además de la plaza y los jardines, un instituto de la calle de la Diputació lleva el nombre de Lluch en Barcelona.
El día de la apertura de los jardines, una de las hijas de Lluch, Eulàlia, recordó que su padre solía bajar a este espacio para leer o descansar. El espacio se ve desde la casa del exministro. Eulàlia explicó que el rincón le gustaba mucho y que en una ocasión había propuesto a Joan Clos, cuando era alcalde, que lo reformase y le pusiera el nombre de plaza de las Acàcies por una de las especies de árboles que hay en el lugar. La incomprensible muerte de Lluch truncó el sueño y la zona lleva ahora su nombre.
Una década más tarde, el 10 de enero de 2010, el Trambaix puso el nombre de Lluch a la parada de Sant Ramon, situada también entre la avenida de Xile y la carretera de Collblanc. No será la única infraestructura de transporte que llevará el nombre del exministro. La futura estación de la L5, entre Collblanc y Pubilla Cases, se llamará Ernest Lluch. La parada acumula años de retraso y debería estrenarse, según el último calendario, a lo largo de 2021. Las obras habrán costado más de 70 millones de euros.
UNA ESCUELA EN L'HOSPITALET
Seguramente, este artículo no recogerá ni por asomo todos los homenajes de los que Lluch ha sido objeto en España. Tampoco es el objetivo y basta con que sirva para recordar la humanidad y grandeza del exdiputado socialista. En L'Hospitalet de Llobregat tiene una plaza y una escuela, que se encuentra en el barrio de Collblanc-La Torrassa, muy cerca de su casa. Precisamente, el pasado mes de mayo se empezó a levantar el centro educativo y se espera que esté listo a finales de 2021. Hasta ahora los alumnos han estudiado en módulos.
Santa Coloma de Gramenet también recuerda a Lluch, con unos jardines. En Vilassar de Mar, la localidad en la que nació en 1937, le ha puesto el nombre de Ernest Lluch a la biblioteca municipal, al igual que en Girona (una de las que hay). En San Sebastián, una ciudad que amaba, el Ayuntamiento abrió el centro cultural y biblioteca Ernest Lluch Kultur Etxea. Fue en el barrio de Amara.
DE UN HOSPITAL A UN MUSEO MINERO
En Lleida, el político lleva el nombre de un parque. En Calatayud (Zaragoza), el hospital comarcal ha sido bautizado como Ernest Lluch. Y en las Minas de Riotinto, el museo minero recuerda con un cariño especial al que fuera ministro del primer gobierno de Felipe González. Se da la circunstancia de que Lluch fue el primer presidente de la Fundación Riotinto y a su muerte se decidió poner el nombre de Lluch al museo y a la plaza donde se ubica.