El Instituto de Estudios Regionales y Metropolitanos de Barcelona (IERMB) ha elaborado un nuevo Índice de Vulnerabilidad Urbana (IVU) que apunta, en las últimas décadas, que la vulnerabilidad se ha cronificado e incluso intensificado en municipios de la primera corona metropolitana.
Los primeros resultados de este nuevo índice se han publicado en la Revista Papers y revelan que en 2017 el 51% de los habitantes de Santa Coloma de Gramenet residían en barrios de extrema vulnerabilidad urbana, mientras que en Cornellà de Llobregat era el 28%, en L'Hospitalet de Llobregat el 27%, y en Badalona, el 26%.
LA POBREZA SIGUE UN PATRÓN DE PERSISTENCIA
"Estos resultados apuntan que, en la metrópolis de Barcelona, la vulnerabilidad urbana sigue un triple patrón de persistencia en el tiempo, concentración territorial y complejidad, marcada por la confluencia de factores de distinta naturaleza", ha apuntado la institución en un comunicado.
La vulnerabilidad urbana engloba tanto la dimensión social –nivel de renta, soledad o nacionalidad– como la residencial –densidad de población, precio del alquiler, viviendas antiguas o edificios en mal estado– de una zona determinada.
Un área urbana vulnerable es la que presenta una acumulación significativa de riesgos sociales y residenciales que interaccionan entre ellos y se refuerzan mutuamente, amplificando los agravios que provocan.
Asimismo, el IERMB ha subrayado que la pandemia ha contribuido a hacer aún más visible esta realidad, "mostrando con crudeza que la población urbana presenta condiciones de vida y formas de habitar la ciudad muy desiguales".
LA BARCELONETA Y EL RAVAL, LOS MÁS PRECARIOS
En este sentido, en cuanto a la distribución territorial de las desigualdades, estas se concentran en determinados municipios del norte y el sur de Barcelona, como los ya citados, así como en algunos barrios de la capital catalana, como La Barceloneta o El Raval.
Coincidiendo con la segunda fase del Plan de Barrios de Barcelona (2021-2024), el IERMB ha reclamado impulsar políticas supramunicipales y estructurales que exijan "una gran inversión económica que se prolonga en el tiempo y que vaya más allá de los mandatos y legislaturas cuatrienales".