Entre Pinto y Valdemoro. Así se puede decir que está Núria Parlon, alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet. No es que la dirigente del PSC haya cambiado su domicilio a Madrid, comunidad donde se ubican las citadas localidades, sino que es la metáfora de lo que representa esta rara avis de la política catalana en la complicada coyuntura político-social que vive Cataluña. La hija de un emigrante de la tierra de los aceituneros altivos es, como diría en sus buenos tiempo Jordi Pujol, el perfecto ejemplo de la integración. O, al menos, de la integración nacionalista: llegada a la sociedad como hija de familia humilde, abrazó la senda soberanista para llegar a formar parte de la elite política como alcaldesa de una de las ciudades emblemáticas de la periferia barcelonesa.

Parlon siempre se ha caracterizado por ir por libre. Una vez que el sector más catalanista de los socialistas se pasó con armas y bagaje a las filas del soberanismo (algunos, como Ernest Maragall, fichando por ERC y con mando en institución; otros, como Joan Ignasi Elena, terminando de conseller de Interior bajo Pere Aragonès; y otros, sin mando en plaza, pero convertidos en la salsa de todos los actos de Carles Puigdemont o de JxCat, como Marina Geli), Núria Parlon continuó dentro del PSC como la cabeza visible de ese sector que no acaba de cuajar y que en ocasiones entra en contradicción con los propios postulados socialistas. De la misma manera que se hizo vegetariana, se hizo soberanista. Cuestión de principios.

LA CARMEN CALVO CATALANA

En las filas socialistas, Parlon despierta filias y fobias. Hay quien la considera como una hábil política “que quiere ser la Carmen Calvo de Cataluña”. De hecho, intentó asaltar la cúpula del PSC, pero poco pudo hacer ante el todoterreno y hábil Miquel Iceta. Parlon quiso echar un pulso al ahora ministro de Administraciones Públicas presentándose a las primarias para dirigir el partido en octubre de 2016 y perdió, aunque de manera digna: 54,14% a favor de Iceta y 45,86% a favor de Parlon.

Núria Parlon y Carmen Calvo, juntas en 2018 / AJUNTAMENT DE SANTA COLOMA DE GRAMENET



Sus detractores le echan en cara, no obstante, que no se atrevió a disputar la batalla final a Iceta y que dejó colgado hasta al apuntador. Pero otros destacan que ha logrado consolidar su posición dentro del PSC y que su estrategia tiene la vista puesta a medio plazo. “Todo se andará. Tiene tiempo”, recalcan.

Lo cierto es que en 2017 sedujo a Pedro Sánchez, que la fichó en junio de ese año para la Ejecutiva federal del PSOE. Fue un amor de verano, porque apenas cuatro meses más tarde, Parlon dimitía como secretaria de Cohesión e Integración por el apoyo socialista a la aplicación del artículo 155. Paralelamente, pedía junto a tres alcaldes más (Josep Mayoral, Jordi Ballart e Ignasi Giménez) al PSC que se opusiese al 155. La carta abierta donde exponían sus dudas iba encabezada por Parlon. Exigían que el partido “no valide, en ningún caso, su puesta en marcha” porque su aplicación “supone, de hecho, la suspensión de la autonomía de Cataluña y del Parlament, las consecuencias de lo cual serían irreparables”. Apelaba a “una reconducción del conflicto, que ha de pasar por una solución política. Se ha de hacer una apuesta clara por el diálogo. Es imprescindible parar el reloj”.

PASE A UN PLANO MÁS DISCRETO

Pero la historia no se para. Fue uno de los últimos pulsos que lanzó a la cúpula del partido. A partir de ahí, según sus críticos, quedó relegada de las esferas de poder dentro del PSC y perdió peso político. Esa afirmación es rebatida por una fuente cercana a Parlon. “Como alcaldesa del área metropolitana, tiene un gran peso dentro del PSC. Forma parte de la ejecutiva nacional, aunque ahora sea mucho más discreta que hace unos años. Su labor no se nota, pero habla a menudo con consellers y con altos cargos del Govern, y dentro del partido, se la escucha”. Además, enfatiza su defensora, “tiene línea directa con Miquel Iceta y con Salvador Illa, con los que habla periódicamente”.

Núria Parlon y Miquel Iceta se abrazan tras las primarias que los enfrentaron / EFE



Otra fuente, en cambio, recuerda que cuando quiso encabezar un movimiento crítico de corte soberanista le pararon los pies. “Los capitanes le dijeron que tenía que hablar con ellos”, recuerda esta fuente. Asegura también que “no se quiso integrar dentro del sector oficialista y perdió las primarias precisamente por su posicionamiento proindependentista y a favor del derecho a decidir”. Nada extraño, si se tiene en cuenta que su imagen fue utilizada por la Plataforma per la Llengua en 2018 en una campaña publicitaria para instar a cambiar el idioma castellano por el catalán. “Amb els meus pares parlava en castellà, i ara amb la meva parella i la meva filla ho faig en català”, decía una sonriente Núria desde el cartel del anuncio, que llevaba el inconfundible titular de El català, llengua comuna.

PÁNICO ESCÉNICO

Una vez delimitado su espectro político, otra cosa es la estrategia que lleva a cabo. Nacida en 1974, su carrera puede ir para largo. Pero quienes la conocen bien recalcan que “tiene pánico escénico y pánico a la gran política”. Sus partidarios, en cambio, destacan que “tiene una gran determinación. Es muy tozuda. Siempre mantiene sus tesis contra viento y marea cuando cree en una cosa. Y a la hora de tomar una decisión, lo hace con todas las consecuencias”.

Su olfato, no obstante, la llevó en los últimos años a explorar nuevos nichos de influencia dentro del PSC. Uno de ellos es el de la defensa y el impulso del feminismo: su trabajo ha ido encaminado a hacerse fuerte como referencia feminista del PSC. Núria es muy suya. Tan suya que puso a su hija el nombre de Dòttir. ¿Y qué es eso? En islandés, es el sufijo que significa "hija de", de la misma manera que los apellidos terminados en 'on' significan "hijo de". O los castellanos acabados en 'ez' significan también lo mismo.

Núria Parlon atiende a la prensa / EFE



DELINCUENCIA DISPARADA

En el plano personal, afirman sus defensores, “es muy transparente. Ofrece una imagen sosegada.  Es una gran trabajadora. Va a muchísimos actos y tiene muy claro en todo momento a dónde quiere ir y cómo debe ir”. Aseguran que pasea por el pueblo y que habla con la gente, que la paran por la calle, que tiene los pies en el suelo y conoce de primera mano los problemas de los conciudadanos. “Es una persona muy fácil”, resume un miembro de su equipo. Hace dos años, puso en marcha un proyecto pionero: la resurrección de los serenos. El Ayuntamiento ha contratado a 18 parados (nueve hombres y nueve mujeres) mayores de 45 años para realizar labores de rondas nocturnas en el vecindario: lo mismo pueden bajar la basura de ancianos que acompañar a alguien desde el Metro o vigilar los espacios públicos. Ese proyecto llegó porque “supo escuchar a la gente”. Habilidad, pues, no le falta.

Pero tiene sus debilidades: como ha publicado Metrópoli, los hurtos en Santa Coloma se han disparado un 35% en el primer trimestre del 2021. Son datos del Ministerio del Interior. Y es la segunda localidad del AMB donde más crece el total de infracciones penales (un 15,7%), sólo superada por Sant Adrià de Besòs (un 17%). Las cifras son desgarradoras: los delitos sexuales se han duplicado y ha habido dos homicidios últimamente. Parlon va a necesitar algo más que una brigada de serenos para reconducir la situación.

Una fuente de la oposición recuerda que el déficit de seguridad en la localidad es histórico: la Guardia Urbana siempre ha tenido menos efectivos de los necesarios y hace unos años, la alcaldesa llegó a decir que la cuestión de la seguridad en Santa Coloma era responsabilidad de los Mossos d’Esquadra, no del Ayuntamiento. Llegó en 2011 prometiendo un incremento de la plantilla de la Policía Local del 20%. Pues bien: en 2020, había menos policías que en 2015. Parlon prometió de nuevo el año pasado que sus 100 agentes (menos también de los que había en 2011) podrán pasar a ser 140 en tres años, pero de momento lo único que se ha disparado en Santa Coloma es la delincuencia y la inseguridad.

Núria Parlon en un fotomontaje con un policía local de Santa Coloma de Gramenet / METRÓPOLI



LA RECONVERSIÓN DEL AYUNTAMIENTO

En cambio, sus defensores recuerdan que su labor al frente del consistorio ha sido encomiable. “Cogió el Ayuntamiento en una situación muy difícil, con el escándalo Pretoria en todo su esplendor”, explican. Ese escándalo (un grupo de vivales captaba a altos cargos municipales para beneficiarse con especulaciones de terreno), en el que estaban implicados dos prohombres de Convergència, Lluís Prenafeta y Macià Alavedra, obligó a dimitir al anterior alcalde de Santa Coloma, Bartomeu Muñoz.

“En aquel momento, se apostó por un perfil nuevo. Parlon había sido número 2 en las europeas, era joven y era mujer. Reunía todos los requisitos para hacer un cambio en profundidad. Y no nos equivocamos”, relata a este diario un alto dirigente del PSC. Su receta para hacer tabla rasa del asunto fue neutralizar las sospechas de corrupción y hacer una limpieza del equipo directivo, no porque los altos cargos municipales hubiesen tenido responsabilidades penales, ya que se demostró que era una cuestión muy limitada. A partir de ahí, luchó mucho e intentó implementar un modo de hacer política mucho más cercana y transparente. Se pateó toda Santa Coloma y en dos años amortiguó el impacto negativo del escándalo y recuperó la confianza de los ciudadanos”. No le fue mal: en 2015, logró mayoría absoluta (14 concejales sobre 27). Y en 2019 amplió su dominio: obtuvo más del 50% de los votos y 17 concejales. Los resultados parecen avalarla: sus vecinos confían en ella. Pero ella espera agazapada a que llegue la hora de iniciar otro asalto al poder.

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