En un bar del barrio del Besòs de Sant Adrià, Simón Montero Jodorovich, atiende a Metrópoli. El pequeño local se encuentra en la primera planta de la Federación de Asociaciones Gitanas de Cataluña (FAGIC) y Simón, como presidente, ya es un habitual. Él mismo explica a este medio su día a día, su presente, centrado en la actividad de la federación y en el trabajo social que desempeña en los barrios. Con él se encuentran también Moisés, vecino de La Mina, y el tío Kine, Joaquín, miembro del Consejo de Ancianos.

Simón no cree que haya que señalar a la comunidad gitana: "No hay ciudadanos de primera ni de segunda", aunque sí admite que en los barrios más estigmatizados, como es el caso de La Mina, hay gente "más buena y menos buena", pero eso es algo que ocurre "en cualquier pueblo de Cataluña". Moisés, que ocupa la silla de al lado de Montero, es más rotundo defendiendo su zona: "Pasearéis más a gusto por La Mina que por la Barceloneta".

"EL PARLAMENT NOS HA SECUESTRADO EL ACTO"

La FAGIC, explica Simón, lleva trabajando 31 años para promover los derechos y la cultura del pueblo gitano, desde el 1991. Uno de los actos más importantes promovido por la federación es el del 8 de abril, el Día Internacional del Pueblo Gitano, pero este año, lo que es una jornada reivindicativa se ha visto enturbiada: "La FAGIC lleva organizando el acto más de 15 años. De hecho, lo propusimos nosotros. Nuestra sorpresa es que cuando el 21 de marzo solicitamos la cesión del espacio del Parlament, como es habitual, vimos que nos lo habían secuestrado".

La intención del Parlament, según cuenta el mismo Simón, es hacer que el acto sea más abierto al país, pero de alguna manera, quieren que forme parte de la institución, apropiarse de él. "Nos parece bien que lo quieran expandir, pero que cuenten con nosotros como mínimo", denuncia Montero. "Estamos hartos de que no nos tengan en cuenta. Pasa lo de siempre: hacen políticas para los gitanos, pero sin los gitanos". Desde la FAGIC avanzan que no dejarán que se les "invisibilice" y demostrarán, una vez más, su manera "pacífica" de reivindicarse y protestar contra lo que no creen que es correcto. "Estoy seguro de que con cualquier otro colectivo no se atreverían", señala el presidente de la federación.

Miembros de la FAGIC en el acto de conmemoración del Día Internacional del Pueblo Gitano / MUSEU VIRTUAL DEL POBLE GITANO

"EL GITANO LLEVA LA MEDIACIÓN EN SU ADN"

El grupo, que desayuna mientras explica a Metrópoli su día a día, asegura que el gitano "lleva en su ADN la mediación". "Hay dos tipos de mediación", explica Simón, "la cívica comunitaria que es cuando normalmente hay algún problema con la administración o la que se ejerce desde el Consejo de Ancianos cuando el conflicto es interno en la población gitana". 

En estos últimos casos, el mediador es una persona reconocida entre la comunidad y una vez "dicta sentencia" todos respetan la decisión, incluso los más jóvenes. "Es algo cultural y étnico que pasa de padres a hijos". Aunque, por supuesto, "no hay una varita mágica". Cualquiera que sea la disputa, se hace un seguimiento y una prevención porque "hay que abordarlo de muchas maneras". 

Simón Montero Jodorovich en la entrevista de Metrópoli / ÁNGELA VÁZQUEZ

COLABORACIÓN DE LA ADMINISTRACIÓN

El Tío Quine, que es uno de los cuatro mediadores del Consejo de Ancianos, explica alguna ocasión en la que han pedido a la policía que les dejasen encargarse de determinados asuntos. "Hay veces que han venido con furgones a hacer lo que tenían que hacer, pero el conflicto ha estado permanentemente. Incluso se ha agravado", narra Joaquín. "En cambio, si intervenimos nosotros, puede solucionarse. Les decimos que se retiren 24 horas y todo queda aclarado". Moisés lo reafirma: "Esto pasó en 2019, en 2020... Y pasará siempre". 

Montero está convencido de que si los ancianos "decidieran hacer una huelga de brazos caídos, habría mucho más conflictos". El presidente de la FAGIC no cree que se valore lo suficiente la influencia de los más mayores. "Hasta el día de hoy, se ha respetado todo lo que han dicho. Tienen prestigio y reconocimiento porque se lo ganan siendo buenas personas y poniendo carácter cuando hay que ponerlo".

"LA EDUCACIÓN ES EL PILAR BASE"

Otra de las líneas estratégicas de la FAGIC es la de la educación: "Creemos que la formación y la educación son fundamentales para conseguir un futuro para nuestro pueblo", señala Simón. "Presionamos mucho a las familias con este tema, es el pilar base".

La lucha por quitar el estigma de ser gitano es "diaria": "Salimos de una casilla distinta por el hecho de ser gitanos y lo que creo es que todos somos iguales. No hay ciudadanos de primera y de segunda", sentencia Montero.

La bandera gitana ondeando en una farola de la calle / ARCHIVO

PERSEGUIDOS DURANTE AÑOS

El 8 de abril se conmemora el primer congreso gitano a nivel mundial, que tuvo lugar en el año 1971 en Londres. "Es ahí cuando se establece que ese día sea nuestra diada", explica Simón. El himno, "Gelem gelem", es una narrativa de lo que ha sufrido el pueblo gitano a lo largo de la historia y la bandera simboliza el azul del cielo, el verde del campo y la libertad y la rueda del carro, que rememora la diáspora que la comunidad tuvo que realizar por el acoso que sufría.

Incluso su lengua, el romaní, ha sido perseguida y prohibida durante años. "En España no se habla porque los Reyes Católicos la prohibieron. Si te escuchaban hablarlo te cortaban una oreja. Aún así hemos sobrevivido". Orgullosos, este grupo de gitanos espera que el coronavirus les deje volver a organizar su día como "los gitanos sabemos".

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