Sant Cosme, el "territorio comanche" de El Prat de Llobregat
La 'séptima fase' o 'las casas blancas' acoge una gran actividad delincuencial
3 enero, 2023 00:00Noticias relacionadas
Personas, pocas. Animales, de todo tipo. Un gallo de gran tamaño atado a una farola preside una de las plazas interiores de las "casas blancas", la barriada más conocida de Sant Cosme. A su lado, separado por unos pocos metros, un chihuahua, también atado, ladra incesantemente. De fondo se escucha piar a decenas de pájaros, todos encerrados en pequeñas jaulas que reposan sobre medios muros bajo el tenue sol de un día de finales de diciembre.
Son pocas calles, pero el "gueto", como se refieren a Sant Cosme los vecinos e incluso la policía, concentra una gran actividad delictiva. Una criminalidad que no es visible a plena luz del día para un foráneo, pero que se entrevé en pequeños detalles, incluso a la 13:00 horas del mediodía de un jueves cualquiera: porterías sin puertas de acceso, graffitis, ventanas rotas, vehículos abandonados, colchones tirados y carros llenos de chatarra conforman la escena.
LOS EXTREMEÑOS Y LOS CASTRO
Familias gitanas son las principales habitantes de la "séptima fase", otro apodo para la zona que se adoptó a partir de los 60, cuando el barrio comenzó a construirse por etapas. Algunos miembros de los clanes salen de sus casas para charlar en la calle. Aprovechan las temperaturas primaverales y se acomodan en sillas plegables, todos con gafas de sol. Algunos podrían pertenecer al clan de los Extremeños, tal y como rezan algunas pintadas que salpican los muros de los edificios de todo Sant Cosme. Los Extremeños son una de las familias gitanas con más fuerza en las "casas blancas", protagonistas de numerosos sucesos a lo largo de los años: desde el asesinato de un agente del Cuerpo Nacional de la Policía hace casi 20 años hasta una macrorredada contra el tráfico y el cultivo de marihuana en la que se detuvieron a seis de sus integrantes.
Los graffitis también revelan otro apellido de gran envergadura: los Castro. Un linaje que se vio envuelto en una gran trifulca en el 2016: el secuestro de una mujer para forzar la entrega de dos menores pertenecientes a la familia que estaban escondidos tras haber sufrido una agresión sexual.
NULA PRESENCIA POLICIAL
Agentes de la Policía Local de El Prat de Llobregat, consultados por Metrópoli, han constatado la nula presencia policial en Sant Cosme. "Es territorio comanche", aseguran. Hasta 2016 hubo dos unidades fijas que vigilaban la séptima fase las 24 horas del día. Nada queda hoy de aquellas patrullas, aunque varios furgones de los Mossos d'Esquadra circulan, de vez en cuando, por sus calles. De hecho, la comisaría de ambos cuerpos se sitúa a escasos metros de la barriada.
"Cuando se hace alguna entrada en sus casas, se enfadan y nos tiran piedras", explican fuentes policiales del municipio. El último episodio se vivió hace un año y también afectó a los autobuses de El Prat. Una lluvia de piedras y ladrillos recibió a los vehículos, que quedaron gravemente afectados por la agresión.
ABANDONO
El barrio, como todos los "guetos" del área metropolitana, sufre una gran falta de inversión y, sobre todo, de atención. Clara muestra de ello son los carros llenos de chatarra abandonados a su suerte en las plazas interiores de la séptima fase. Colchones sucios también decoran el escenario.
"Mientras los que viven allí no molesten a lo que es el pueblo, el centro de El Prat, no se hará nada", dicen las fuentes consultadas. Sin embargo, la llegada de la L9 del metro permitió a los residentes de la zona conectarse con Barcelona, aunque el nombre de la parada no estuvo exento de polémica: se la bautizó Parc Nou en vez de Sant Cosme, como reclamaban los vecinos.
Por otra parte, el Ayuntamiento de El Prat previó hace unos años urbanizar dos nuevas calles con 1.000 viviendas que llevasen "nueva vida al barrio", tal y como afirmó en su día el teniente de alcalde del Plan de Actuación del Barrio de Sant Cosme, Sergi Alegre. Un reto todavía pendiente.
BARRIO OBRERO
Construido en los 60 para acoger a los habitantes de las barracas de Montjuïc y del Somorrostro y a las familias damnificadas por las inundaciones de los años 1962 y 1967, los característicos bloques de tres pisos de altura de color blanco de Sant Cosme se edificaron con materiales de muy mala calidad.
A raíz de las protestas vecinales de 1970, ocho años después se inició la primera de las siete fases para la reforma de las viviendas del barrio, con la aprobación de un Plan Especial de Reforma Interior (PERI). Sin embargo, no fue hasta el 1993 que el ayuntamiento comenzó la reforma de las casas y los espacios públicos, mediante la aprobación de un nuevo PERI para dar continuidad al plan anterior. De aquí el mote de "séptima fase".
LLEI DE BARRIS
Sant Cosme también fue incluido entre los proyectos adjudicados en la Llei de Barris de la Generalitat de Cataluña. El objetivo era realizar una intensa labor social entre el vecindario, así como incorporar distintos equipamientos que situasen la zona en el radar, como las comisarías, los juzgados o la citada parada de metro.
Sin embargo, el boom de la heroína en los 80 marcó gran parte de la historia del barrio, por eso muchos ciudadanos coinciden: "Sant Cosme sigue siendo un barrio que se conoce más por su pasado, que no por su presente y por su futuro".
Aviso aclaratorio: Esta información ha recibido una solicitud de rectificación de la policía local de El Prat de Llobregat.