Hace ya más de 40 años, en 1977, el Partido Comunista Español (PCE) emergía a la superficie después de cuatro décadas de clandestinidad debido a la dictadura franquista. Su legalización supuso que rápidamente se convirtiese en el partido hegemónico y de referencia de la clase trabajadora, sobre todo en Catalunya, con el Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC).
Su mejor momento llegó en 1979, con las primeras elecciones municipales democráticas. En Catalunya, el PSUC consiguió varias alcaldías en ciudades importantes, como Sabadell (Antoni Farrés), Badalona (Màrius Díaz Bielsa), Santa Coloma (Lluis Hernández) y Cornellà (Frederic Prieto). No obstante, el éxito del partido no fue a más. Mientras los socialistas ganaban terreno, los comunistas caían con rapidez. A pesar del descenso que la formación comunista vivía en el conjunto de Catalunya, había un lugar en el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) donde cada vez se hacían más y más fuertes: El Prat de Llobregat. La localidad costera del Baix Llobregat es la rara avis del AMB, donde los postcomunistas resisten en una zona dominada por el PSC. La ciudad que da nombre al aeropuerto de Barcelona es el único municipio catalán donde siempre ha ganado el espacio más a la izquierda del socialismo, primero con el PSUC, después con Iniciativa y ahora con En Comú.
EL LEGADO DE TEJEDOR
Lluís Tejedor es la clara imagen de la resistencia comunista en El Prat. El exalcalde tomó posesión del cargo en las elecciones de 1982, sustituyendo al primer alcalde votado democráticamente, Antonio Martín, fallecido en un accidente de tráfico. Desde entonces, Tejedor arrasó en nueve elecciones municipales, primero bajo las siglas del PSUC y luego de Iniciativa. Más de tres décadas de liderazgo para una de las alcaldías metropolitanas históricas del partido. En 2019 decidió retirarse de la política y desde entonces su sustituto es el actual alcalde, Lluis Mijoler. Surgido de las cenizas de Iniciativa, ganó la alcaldía como miembro de El Prat En Comú. No obstante, no ha seguido los pasos de su antecesor y algunos hasta se atreven a decir que el legado de Tejedor es tan fuerte, que es capaz de ensombrecer la figura de Mijoler.
Como se puede ver en el gráfico anterior, con la candidatura de Lluis Tejedor en 1983 se produjo un fuerte crecimiento del partido PSUC - Iniciativa, con 12 concejales en el Ayuntamiento. Durante más de 40 años, el partido ha tenido sus más y sus menos, pero siempre ganando los comicios municipales. El momento álgido fue en las elecciones de 1999, cuando consiguieron 14 concejales. A partir de 2003, su popularidad fue disminuyendo, aunque seguían saliendo victoriosos, con 12 concejales. En las primeras elecciones de Mijoler en 2019, el partido, ya convertido en El Prat En Comú, consiguió 11 concejales. Un resultado bastante alejado del logrado en estas pasadas elecciones municipales de 2023, cuando cayó en picado y obtuvo 9 concejales. El gráfico evidencia el desplome del partido, consiguiendo los peores resultados de su historia desde las elecciones de 1979.
SÍNDROME DEL 'COLAUISMO'
Estos resultados se deben al "cansancio de la ciudad" y a "las formas de gobernar", según explica a Metrópoli el candidato de Junts pel Prat, Gerard Valverde. Una vez más, reivindica el papel de Tejedor en la política municipal, algo que su sucesor no ha tomado como ejemplo. "Desde los últimos 30 años ha gobernado un alcalde histórico que supo ejercer un consenso de ciudad. Desde la entrada de Mijoler se ha roto el respeto institucional y las formas no son las adecuadas", critica Valverde. El problema, según el de Junts, es que el Prat se ha "colauizado". Con esto, hace referencia a que el actual alcalde se apoya en las maneras de hacer de los comunes en Barcelona, políticas que describe como "radicales".
El síndrome del colauismo se ha extendido más allá de las fronteras de la capital catalana. En el Prat también hay una "gestión arrogante", una "guerra contra el coche y aparcamiento", un tipo de políticas contra todo lo privado que "desgastan a la ciudadanía". Según el candidato del PP, Miguel Ángel Ochoa, Mijoler ha perdido apoyos porque la marca le perjudica. "Su referente es Ada Colau y la gente no quiere eso para el Prat", asegura el popular a este medio.
IMPORTANTE RED CLIENTELAR
Las criticas por las formas de gobernar tan típica de los comunes son constantes entre la oposición. Jordi López, de Ciutadans (quien estuvo en la oposición en el anterior mandato) asegura a este digital que son "excluyentes". Todo el mundo es consciente del "clientelismo político" de Mijoler. Tanto Junts como Ciutadans aseguran que, además de regar con dinero público asociaciones y entidades afines, el alcalde controla los medios de comunicación locales. "La oposición tenemos pocas herramientas para difundir nuestras propuestas, y al final la gente vota lo conocido", denuncia Valverde. Por su parte, López critica que la red clientelar de los comunes les permite ganar puntos, y más "si utilizas a los medios de comunicación a tu antojo". Ante esto, ambas formaciones señalan que los grupos de la oposición no tienen la oportunidad ni un espacio municipal "para llegar a todo el mundo" y esto favorece a la formación de Mijoler.
UN ANTES Y UN DESPUÉS
El comunismo en el Prat llegó de la mano de Antonio Martín y se mantuvo en vida durante muchos años más gracias a una política "respetuosa" y "fácil" promovida por Lluis Tejedor. Un hombre que incluso la oposición aplaude y valora, porque no dejó nunca de trabajar por los suyos (los ciudadanos) y debatiendo con las distintas formaciones para lograr el bienestar de la ciudad. Ahora, el legado está en manos de Lluis Mijoler, un hombre que dice ser comunista, "aunque solo lo es de palabra" porque "gestiona como las derechas", aseguran desde la oposición. Soviético por vocación, fue vendedor de seguros, administrativo de una constructora y de un banco. Algunos de sus rivales políticos lo tachan de "autoritario", porque excluye a los que no piensan como él y que no da explicaciones a la prensa --su equipo de gobierno ha declinado participar en esta ronda de entrevistas--. En los corrillos políticos del municipios, son cada vez más las voces que vaticinan que, con Mijoler, el legado comunista está sentenciado y puede que acabe con el único bastión que queda en el área metropolitana.