¿Esterilizarlos o cazarlos? El debate sobre el control de jabalíes en Collserola
Con la llegada del verano se multiplican los avistamientos de estos animales en el Área Metropolitana de Barcelona
29 junio, 2023 23:30Noticias relacionadas
Ha llegado el verano y, con él se disparan los avistamientos de manadas de jabalíes en Barcelona y su Área Metropolitana. Los habitantes de los municipios que rodean la sierra de Collserola, sobre todo en sus barrios de montaña, conviven con grupos de ungulados que bajan desde el monte en busca de alimento. Por el camino, causan desperfectos e incidentes, como el levantamiento de tierra y vegetación decorativa en los parques y jardines, la suciedad que dejan tras de sí al revolver en papeleras y contenedores y, en última instancia, incluso accidentes de tráfico. Si bien no es la tónica habitual, hay ocasiones en las que las hembras adultas han exhibido conductas agresivas hacia los humanos y otros animales. Comenzando la temporada estival, los cazadores engrasan sus rifles y se preparan para las batidas veraniegas.
Y es que la caza es, actualmente, el sistema de control de población de estos animales más utilizado en la sierra barcelonesa. Un sistema polémico, que divide a la sociedad entre partidarios y detractores, profundamente criticados por las asociaciones ecologistas, que ponen en duda su efectividad, mientras que los propios cazadores defienden que, hoy por hoy, este método es el más "efectivo", rápido, económico y "humano".
CAMBIO CLIMÁTICO
Ambos sectores coinciden en analizar que, durante el verano, se incrementan los avistamientos de los jabalíes cerca de los núcleos urbanos aledaños al monte y atribuyen este hecho al cambio climático. Por un lado, la pérdida de alimento hace que estos mamíferos, considerados caza mayor, tiendan a aventurarse a los núcleos urbanos a pesar de la reticencia instintiva a entrar en contacto con los seres humanos. Con estas incursiones, cada vez son más los animales que están acostumbrados a convivir con las personas. Por el otro lado, las épocas de cría han llegado a duplicarse, pasando de una a dos camadas paridas por año. Otros aspectos como la falta de depredadores o de ganado que paste por la zona también son determinantes en el control de la población.
La temporada empieza en septiembre y termina en marzo. Durante estos seis meses, se programan unas 20 partidas de caza. No obstante, estos animales son legalmente cazados durante todo el año debido a que la Generalitat convoca "actuaciones excepcionales" durante todo el año. Esto ocurre, por ejemplo, a petición de agricultores porque se comen los cultivos, después de que se hayan producido accidentes de tráfico o si se ha incrementado mucho el número de avistamientos en núcleos urbanos.
El presidente de la Federación Catalana de Caza, Sergio Sánchez, ha defendido la actividad y explica que los resultados hablan por sí solos. "En los últimos 15 años ha habido una explosión demográfica tremenda, pero gracias a la caza se ha reducido la población en Collserola de 17 a 12 ejemplares por kilómetro cuadrado, que sigue siendo una cifra muy elevada", comenta. Defiende un modelo de caza responsable, con aprovechamientos de los ejemplares razonables buscando siempre la preservación de la especie y del ecosistema. Lamenta que los jabalíes cazados en Collserola no pueden aprovecharse y comercializarse "por cuestiones sanitarias", por lo que cada vez que se mata a un animal en la montaña o se le captura, "va directo a una incineradora". Por otra parte, la presidenta de la Asociación en Defensa de los Derechos Animales (ADDA), Carmen Méndez, niega la mayor y considera que es precisamente la caza un elemento desestabilizador de un ecosistema como el de la sierra metropolitana.
PÉRDIDA DE LAS ALFA
"Las manadas de jabalíes siempre tienen una hembra alfa que lidera la manada y regula la natalidad en el grupo. Si matas a esa hembra o --con el mismo sonido de los tiros--, provocas una dispersión del resto de hembras del grupo, las que no se vuelvan a juntar adoptarán un rol de liderazgo e intentarán crear una nueva manada. ¿El resultado? Se multiplicará la población", asegura. Ella aboga por una combinación de medidas, como el control de la natalidad mediante inyecciones anticonceptivas y colocar cultivos o plantaciones en Collserola que provean de alimento a los jabalíes durante el verano como forma de evitar que salgan de la montaña. Los últimos proyectos de control mediante anticonceptivos en Collserola están "arrojando resultados positivos", si bien ha habido retrasos por la pandemia.
"El problema de la caza comenzó hace décadas, cuando se intentó industrializar la actividad y se permitió introducir artificialmente jabalíes en la sierra, hibridarlos con cerdos y soltarlos sin control. De aquellos barros estos lodos. Nos toca ahora vivir con las consecuencias, que perduran a pesar de que la Generalitat prohibió estas prácticas hace mucho tiempo y ya no se hacen", critica Méndez. Añade que el Ejecutivo autonómico siempre ha sido "muy indulgente" con la práctica de la caza en todo el Principado catalán. Cabe reseñar que ambas fuentes confirman que la actividad está prohibida en la zona de Collserola que pertenece al término municipal de Barcelona. Así, la práctica se ejerce en el territorio de la sierra circunscrito a otras ciudades del entorno, como Sant Just Desvern, Sant Cugat, Sant Feliu o el Papiol, entre otras.
Sánchez insiste, por otro lado, que en el estado actual en el que se encuentran los ungulados, no controlarlos de forma activa mediante la caza podría poner en peligro el total de la población de jabalíes. Los cazadores abaten un número reducido de animales, lo que redistribuye el acceso al alimento en la montaña. "Siempre priorizamos la conservación de la especie", detalla. Al tener alimento cerca, se minimiza el impacto que pueden tener en los cultivos agrícolas cercanos unos especímenes capaces de recorrer "más de 30 km en solo una noche". Además, se evita la propagación de enfermedades, pues los animales, al estar mejor alimentados, cuentan con mejores sistemas inmunológicos. La ecologista pone en duda la tesis, argumentando que un "cazador no distingue entre un ejemplar enfermo y uno sano".
CONSIDERACIONES ÉTICAS
El debate de la caza también está marcado por las consideraciones éticas de la actividad. Ninguna de las fuentes consultadas por este medio aboga por un hipotético "placer" a la hora de matar a un animal. "Se puede defender una buena caza bien hecha. No creo que tenga sentido matar animales por el placer que esto pudiera generar, si es que lo genera", reflexiona el cazador. En este sentido, opinan que con la caza se consigue un método más rápido e indoloro que, por ejemplo la captura y sacrificio de los animales.
Sin embargo, los ecologistas denuncian el estrés de la persecución previa y el dolor de las heridas infligidas a los especímenes cuando no se consigue una muerte instantánea por tiro limpio. "Se pueden lograr resultados combinando actuaciones planificadas con un programa de esterilización, pero necesitamos un apoyo de la Generalitat y del Ayuntamiento de Barcelona que hasta ahora no hemos recibido", comenta la ecologista.
El punto irreconciliable entre ambas partes es la "crueldad". Y es que los cazadores entienden la depredación y muerte --y siempre que se pueda su aprovechamiento-- de la especie como parte del ciclo vital de los jabalíes y actúan considerando minimizar su sufrimiento. Para los ecologistas, la mera actividad ya entraña un sufrimiento que es innecesario y que se podría atajar por otros métodos inocuos.
CAZAR CON SEGURIDAD
El presidente de la Federación Catalana de Caza ha destacado las fuertes medidas de seguridad que los batidores toman a la hora de llevar a cabo su actividad. Desgrana que en cada camino se colocan informadores físicos para asegurar que nadie pueda entrar en una zona de caza. Previamente a la batida, se obtienen todas las autorizaciones para no poner en riesgo a la población, que incluyen el corte de caminos y de zonas enteras.
Además, se delimita con precisión las zonas en las que se puede actuar por motivos de seguridad. Entre otras, no se actúa cerca de casas, carreteras o núcleos urbanos. "Siempre va a existir un riesgo", pero planifican todas las batidas para minimizarlo lo máximo posible, asevera.
UN ACTIVO ECOLÓGICO
El jabalí es un animal de gran activo ecológico para un ecosistema, explica Carmen Méndez. Se trata de un espécimen que ejerce de paisajista natural de un ecosistema y contribuye la diseminación de esporas de hongos y semillas de la vegetación silvestre. Al hurgar en la tierra esponjan el terreno. Como son omnívoros, son capaces de regular la población de roedores menores y de insectos, saneando así también los árboles del entorno.
Por su capacidad "oportunista", pues son capaces de alimentarse de casi todo lo que encuentran, también limpian el terreno de los restos y deshechos de otros animales.
Con todo, sigue activo un debate que admite una gran cantidad de enfoques y consideraciones. Hasta la fecha, y según los datos oficiales de la Generalitat, el método tradicional de la caza se está mostrando efectivo, pues la reducción de ejemplares en un momento de sobrepoblación resulta innegable. Por otra parte, muchos sectores sociales abogan por el uso de técnicas y métodos indoloros y menos disruptivos que, aunque en fase de prueba, sí están arrojando buenos resultados en la cordillera metropolitana, pero requieren de una inversión por parte de las administraciones públicas. Sobre la mesa queda un año más una discusión en la que se entremezclan la concepción del ser humano y su papel en el entorno natural.