Un aspecto lamentable. Es el actual estado de la caseta de los socorristas de la playa del Litoral de Sant Adrià de Besòs, cerrada a los bañistas por contaminación. El módulo, cubierto por decenas de grafitis que han desteñido el llamativo color rojo que lo caracterizaba, aparece destartalado ante los usuarios que se acercan a la zona.

Unas mantas y restos de comida y bebida delatan la okupación del espacio en el que suelen refugiarse, según algunos vecinos, unos cuantos sintecho que vagan por la playa sin ningún tipo de vigilancia ni control.

Caseta de los socorristas de la playa de Sant Adrià de Besòs  / GALA ESPÍN

QUEMADA Y VANDALIZADA

Los antiguos usuarios de la playa, que ya lleva tres veranos cerrada, recuerdan la caseta en pleno funcionamiento, cuando los socorristas de Proactiva Open Arms pasaban sus largas jornadas de trabajo en el cubículo. Ya entonces el módulo era deficiente: en episodios de fuertes lluvias o tormentas estivales, la luz se iba y los módulos que simulan paredes no aguantaban el envite de las ráfagas de viento.

Caseta de socorristas en la playa de Sant Adrià de Besòs  / GALA ESPÍN

Si a ello se le suma el abandono de la zona marítima de Sant Adrià desde el descubrimiento de partículas contaminantes en la arena, la caseta no ha hecho más que empeorar. Metrópoli ha constatado que el puesto de vigilancia ha sido vandalizado: aunque un candado bloquea la puerta de entrada, es posible acceder a su interior a través de una especie de ventana frontal. Aún así, parece que han sido varios los intentos por meterse ya que el acceso está calcinado: la pintura quemada es una clara prueba.

La entrada calcinada de la caseta de socorristas en la playa de Sant Adrià de Besòs  / GALA ESPÍN

ZONA DE REPOSO

Un jueves por la tarde no hay nadie en el interior de la caseta. Algunos hombres rezongan en el exterior, a la sombra. Otro recoge las latas de cerveza que encuentra por el suelo y se las lleva en una bolsa de plástico. Una tela con un dibujo que intenta emular a Gustav Klimt cuelga de las verjas que prohíben (en teoría) el acceso a la arena, pero su creador no está allí. Podría ser el mismo que ha creado un intento de sistema de potabilización del agua de la lluvia con una garrafa. Sin embargo, la chatarra se acumula dentro del módulo de vigilancia.

Caseta de socorrista en la playa de Sant Adrià de Besòs  / GALA ESPÍN

Desde pequeños ventiladores hasta botellas vacías, cientos de monedas de céntimo, tijeras o bolígrafos. Objetos de toda clase se amontonan, las pertenencias tal vez de los grupos que recalan en este saliente rocoso de la playa de Sant Adrià.

Una simulación de Gustav Klimt en el exterior de la caseta de socorristas de la playa de Sant Adrià  / GALA ESPÍN

UN POLVORÍN

Los últimos años, aunque el acceso a la zona de baño se mantuviese cortado, un socorrista vigilaba la playa. Su figura era la encargada de informar a los despistados que acudían. Sin embargo, los trabajadores se refugiaban entonces en las antiguas casetas de los pescadores de puertas azules, en el paseo marítimo. De hecho, las herramientas de los que se echaban a la mar para pescar todavía permanecen en el interior de estas habitaciones.

Exterior de la caseta de socorristas de Sant Adrià de Besòs  / GALA ESPÍN

Por su parte, el Ayuntamiento ha informado a este medio que ya se ha dado orden para que se retire la choza. Consciente de la problemática, fuentes municipales han afirmado que el consistorio procedió al cierre de la caseta, aunque la medida no ha evitado la degradación plasmada en el entorno.

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