Los vecinos de La Catalana de Sant Adrià frenan la 'okupación' en el barrio
La insistencia y permanente vigilancia de los residentes ha hecho que la policía desaloje a unos indeseados inquilinos de la calle Marta Mata
24 octubre, 2023 23:30Noticias relacionadas
Los okupas no son bienvenidos en el barrio de La Catalana de Sant Adrià de Besòs. Así ha quedado patente tras la insistencia y lucha vecinal que sus residentes han mostrado ante la potencial usurpación de una vivienda que iba a quedarse vacía.
La problemática se empezó a dar hace unos días en el primer piso de un edificio, propiedad de IMPSOL, de la calle de Marta Mata. El inquilino que desde hace un par de años habitaba el inmueble se vio obligado a marchar, presuntamente por "impagos". Sin embargo, antes de mudarse llevó a cabo lo que los vecinos califican como una "venta de llaves" para que unos okupas "entrasen a vivir". Una acción que los vecinos lograron evitar y precipitó el desalojo de la vivienda este lunes, 23 de octubre, con la presencia de los Mossos d'Esquadra y la Policía Local de Sant Adrià.
UN DESALOJO PRORROGADO
Los vecinos de La Catalana lo han explicado a Metrópoli. Los residentes de Marta Mata llevaban dos años conviviendo con un hombre y tres perros: "No daban muchos problemas, pero alguna vez dejaba a los animales hacer sus necesidades en los espacios comunes. Los excrementos caían en la fachada", ha detallado uno de los afectados. "Él a veces también tiraba latas de cerveza", ha añadido. Aún así, las molestias nunca ocasionaron problemas mayores ni enfrentamientos.
El problema, han dicho los vecinos, se dio hace unos días por una orden de desahucio: "Nos han dicho que la orden se emitió porque dejó de pagar el alquiler", han explicado los adrianenses. Un desalojo que debió haberse producido el pasado lunes, 16 de octubre, pero que se prorrogó una semana más.
UNA "VENTA DE LLAVES"
El inquilino finalmente se marchó, pero antes de irse realizó ciertos trámites, según el vecindario. Las grabaciones de las cámaras de seguridad del parking, a la que la comunidad tuvo acceso, muestran cómo el hombre se vio en el aparcamiento con una joven pareja de etnia gitana que, tras el encuentro, accedió a la vivienda. "Fue una clara venta de llaves", han asegurado los residentes, que reunieron todas las pruebas y avisaron a la policía.
El desahucio se produjo este lunes, 23 de octubre, con la presencia de varios furgones de los mossos y vehículos del cuerpo local. No estuvo exento, eso sí, de polémica: según los testigos, hubo "cruces de palabras" y un supuesto "linchamiento", denunciaron los okupas, por parte de los vecinos. Además, también acudieron varios representantes del Sindicat d'Habitatge, que defendió los derechos de los desahuciados.
UNA "ORGANIZACIÓN NEFASTA"
Además de las grabaciones del parking, los vecinos se percataron de la coordinada acción cuando un técnico de fibra óptica acudió al domicilio para instalar el cableado. El inquilino, además, antes de irse había cambiado el bombín de la puerta. Una serie de pruebas que logró precipitar la decisión judicial y policial gracias a la implicación vecinal: "La organización entre mossos, Policía Local y el ayuntamiento ha sido nefasta", denuncian algunos vecinos. "El consistorio se comprometió a realizar un desalojo exprés si reuníamos todas las evidencias y nos terminó comunicando que era competencia de los Mossos d'Esquadra y no podía hacer nada".
El gobierno municipal, por su parte, ha asegurado a este digital que la alcaldesa Filo Cañete y el concejal de barrio José Antonio Gras han estado en todo momento al lado del vecindario, en contacto directo con la Asociación de Vecinos de La Catalana.
PUERTA BLINDADA
Tras el desalojo, los vecinos estuvieron pendientes de la instalación de una puerta blindada en el domicilio y de la llegada de un cerrajero. Un grupo que está acostumbrado a movilizarse, especialmente porque en el barrio hay un elevado número de viviendas vacías que se edificaron hace pocos años para revitalizar la zona, lo que lo transforma en un "caramelo" para okupas y ladrones.
Hace unas semanas, los vecinos también denunciaron a este medio la vuelta de un conocido delincuente: Falete, como lo han apodado por su parecido con el tonadillero. El hombre se dedica desde hace años a robar en los trasteros y parkings de los vecinos. Una problemática que perdura y que mantiene un clima de inseguridad en el barrio, que todavía no cuenta con servicios.