Cambio de escenario en Barcelona, que respira un poco más tranquila tras las lluvias de los últimos meses. Este inicio de verano, bastante atípico en comparación con los anteriores, ha tenido más días de precipitaciones que de sol, lo que ha permitido a la provincia recuperarse y dejar atrás el estado de emergencia por sequía declarado a principios de febrero, además de flexibilizar las restricciones.
Una de las más esperadas era, sin duda, la apertura de las duchas y lavapiés de las playas metropolitanas. Después de más de dos años fuera de servicio, el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) permitirá su funcionamiento al 100% este verano. Su apertura se hará de forma gradual, tal como han indicado fuentes internas de la entidad a Metrópoli, después de garantizar su salubridad. “Estamos comprobando que todo está bien y haciendo varios tratamientos, ya que son conductos que llevaban mucho tiempo cerrados”, detallan a este medio.
El mismo AMB apunta que todos los municipios costeros del área metropolitana han solicitado la apertura de sus duchas “para ponerlas al servicio de los bañistas lo antes posible”. Las primeras en entrar en funcionamiento han sido las de Barcelona este fin de semana, seguidas de las de Castelldefels. En las próximas semanas se irán abriendo las del resto de municipios, según confirma el AMB a este digital.
Badalona pierde duchas
Este verano, Badalona tendrá cinco duchas menos. Esto se debe, principalmente, a la regresión estructural del mar, que ha dejado prácticamente sin arena las playas de la localidad. Tal como muestran las estadísticas, Badalona es la segunda ciudad costera más castigada por la regresión, después de Montgat. En el último año, ha perdido el 40,6% de sus playas, pasando de una superficie total de 115.771 metros cuadrados a 68.689.
Esta situación provoca que tanto el mobiliario urbano como los diferentes servicios tengan que adaptarse a la amplitud actual de la costa. Por eso, este año, se han retirado cinco plataformas de duchas. El año pasado también ocurrió en Barcelona, que perdió una, y en Montgat, donde se quitaron dos. De este modo, todas las playas de Badalona tienen duchas menos la de la Barca Maria.
Cerradas desde 2021
Las duchas y lavapiés de las playas metropolitanas se encontraban fuera de servicio o con restricciones desde octubre de 2021, momento en el que se decretó la alerta por sequía en Barcelona. Una medida que se vio reforzada en febrero de este año, cuando en la provincia se declaró el estado de emergencia, el peor escenario de todos. En estos años, el ahorro de agua estimado por el AMB es de más de 130.000 metros cúbicos, una cifra que equivaldría a llenar 52 piscinas olímpicas.
En caso de volver a la fase de excepcionalidad por sequía, tan solo se mantendrían abiertos los lavapiés y se cerrarían las duchas. Si la situación empeorara y se declarase de nuevo la fase de emergencia –como ocurrió en febrero–, ambos servicios quedarían restringidos. Recordemos que el decreto del gobierno no obligaba a mantener cerradas las duchas de las playas catalanas, sino que en su día se trató de una decisión conjunta entre el AMB y los ayuntamientos metropolitanos.
Tregua a la sequía
En los seis primeros meses de 2024, la capital catalana ha superado los registros de lluvia de 2022 y 2023. Tal como indica el Observatori Fabra, de enero a junio se han acumulado 310,1 litros de agua por metro cuadrado. Una cifra muy positiva si se compara con los 307 litros recogidos en 2022 y con los 309,7 de 2023. Aun así, sigue siendo insuficiente. La media de lluvia recogida desde 1991 a 2020 duplica la cifra actual: 621,5 litros por metro cuadrado.
Cambio de escenario
Desde el 28 de junio, Barcelona se encuentra en una nueva fase en el abordaje de la sequía. Tras las lluvias de los últimos meses, la Generalitat de Catalunya ha anunciado que los 202 municipios que dependen del sistema Ter-Llobregat pasan de la fase de excepcionalidad a la fase de alerta. Esto se debe porque los embalses que alimentan Barcelona y el área metropolitana se encuentran al 39% de su capacidad.
Además de la apertura de las duchas y lavapiés de las playas, también se ha incrementado el límite de gasto por persona y día a los 250 litros de agua, en vez de los 230 de la fase de excepcionalidad. También deja de estar prohibido el riego en espacios verdes de carácter público o privado, y se permite el llenado de piscinas –aquellas que sean de nueva construcción o que hayan sufrido obras de rehabilitación– y su uso en los centros deportivos.