Un bar musical sin licencia, el sinvivir de unos vecinos de L'Hospitalet: drogas, peleas y apuestas ilegales
Pese a que la Guardia Urbana ha llevado a cabo más de 50 actuaciones con levantamiento de actas por múltiples infracciones, el local sigue abierto
"Peleas, ruidos, drogas y apuestas ilegales". Así definen vecinos del barrio de la Torrassa, en L'Hospitalet de Llobregat, un bar musical sin licencia que se ha transformado en un foco de conflictos. Según relatan a Metrópoli, las discusiones, la música de madrugada y la inseguridad han hecho de su vida cotidiana un "calvario".
Se trata del Bar Josue, ubicado en la calle Rambla Catalana, 55. Este local acumula decenas de sanciones de la Guardia Urbana por diversas infracciones: ocupación de la vía pública, estacionamiento de patinetes en la puerta, exceso de sonido, malas condiciones sanitarias y exceso de aforo, entre otras.
Más de 50 actuaciones
Fuentes municipales aseguran a Metrópoli que en total se han llevado a cabo más de 50 actuaciones con levantamiento de actas por estos incidentes. Solo en noviembre el cuerpo policial ha registrado 15 llamadas por ruido.
Ante esta situación y todas las actas acumuladas desde el consistorio están haciendo todos los trámites para abrir un expediente sancionador. Estos casos, cuando se abre un expediente sancionador, suelen acabar en cierre definitivo.
Sin licencia musical
El establecimiento opera como bar musical, a pesar de no contar la licencia correspondiente, corroboran fuentes municipales. "Les da igual siguen poniendo música hasta altas horas de la noche", aseguran fuentes vecinales a este medio.
"Les sellaron el altavoz, pero instalaron otro aparato de música de alta potencia", señalan. "También cuentan con cachimbas, a pesar de que tampoco tienen permiso para su consumo y cierran a la hora que les da la gana".
"Puede abrir solo hasta las 03:00 horas, que ya nos parece muy tarde, pero ellos se alargan hasta las 06:00 horas en reiteradas ocasiones".
Amenazas
Los residentes explican a este medio que han intentado dialogar con los propietarios del local para que bajen la música, pero ha sido en vano.
"Cuando nos quejamos del ruido con buenas formas porque no hay manera de conciliar el sueño, recibimos amenazas de todo tipo, nos tienen aterrados", explica.
"Te pegaremos, te esperaremos en la puerta, te seguiremos o vete del barrio" son algunas de las advertencias que pronuncian a los vecinos.
Drogas y apuestas ilegales
Para los inquilinos su perfil es claro: "Son unos maleantes, se dedican a la droga". "Hacen grandes apuestas a partir de retransmisiones de peleas de gallos que hacen en su país de origen: república dominicana".
"Como suelen invertir grandes sumas de dinero, muchos luego no tienen como pagarlas y algunas veces hemos escuchado que alguno de ellos le sugería pagarle con droga", explican los residentes. "Además, solemos ver como los dueños del bar aparecen siempre con cochazos", algo que a los residentes les dejan caer más pistas.
Vigilante de patinetes
Uno de los principales motivos de pelea durante la noche es el pago por la vigilancia de los patinetes eléctricos. Los clientes que vienen con este transporte antes podían entrarlo al local, pero ahora les hacen pagar cinco euros por "guardarlos y vigilarlos".
"Tienen todos los aparcamientos de motos y la acera ocupados por los patinetes eléctricos, mientras un empleado los vigila", explican. "Esto ha generado un foco de peleas porque muchos se indignan por tener que pagar dinero por este servicio y se encaran con el vigilante".
Mudanza de vecinos
Por todos estos conflictos, son varios los vecinos que han decidido mudarse a otras zonas del municipio. "Hay unas cuantas familias con niños que no han soportado la situación y han vendido el piso y se han marchado", afirman los mismos testimonios vecinales.
"La inseguridad es palpable, bajas a la calle y están ahí borrachos y drogados, es un peligro para los niños y también para los adultos", lamentan. "Hay un vecino que tiene que acompañar a una joven inquilina del edificio al metro porque trabaja a las 05:00 horas y no se atreve a ir sola por la calle porque están ellos", denuncian.
Traspaso
Fuentes vecinales explican a Metrópoli que el anterior propietario traspasó el bar a los actuales dueños en diciembre de 2023. "Con ellos todo iba bien, el establecimiento solo estaba abierto hasta 23:00 horas y siempre que había un problema el responsable lo solucionaba", recuerdan con nostalgia.
"Desde que traspasaron el bar todo ha ido a peor". "No entendemos por qué el bar todavía no ha cerrado, no sé a qué esperan con todas las sanciones que tiene", apuntan los residentes. "A este paso nos mudamos todos de esta calle, es un sinvivir".