El arquitecto Josep Ferrando, durante la entrevista con 'Metrópoli'

El arquitecto Josep Ferrando, durante la entrevista con 'Metrópoli' SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Gran Barcelona

Josep Ferrando, arquitecto: "En La Mina hay que favorecer la continuidad urbana, con comercio y sin zonas oscuras"

El proyectista ha ganado el concurso para sustituir el edificio Venus, con dos edificios que pretenden "tejer" el barrio con todo el entorno urbano y con la necesidad de que "haya actividad comercial y zonas verdes"

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Josep Ferrando se muestra esperanzado. Es arquitecto y los profesionales de su sector albergan proyectos de regeneración, de ilusión con lo colectivo. Con su despacho de arquitectura ha ganado el concurso para edificar dos edificios para 66 familias que deberán sustitur al edificio Venus en La Mina, en el municipio de Sant Adrià de Besòs, pero colindante con Barcelona. La propuesta ganadora se llama DosTr3Quatre. Como profesor, director de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de La Salle Barcelona (ETSALS), también ofrece respuestas ante la falta de vivienda.

Ferrando, que se ha especializado en obra pública y que ha firmado distintas edificaciones en América Latina, además de en Barcelona, considera que se presenta una gran oportunidad para que La Mina pueda lograr algo que no ha tenido nunca: un tejido comercial, urbano, que enganche el barrio con Barcelona. La arquitectura debe contribuir a ello, entiende Ferrando, que insiste en la cuestión económica: "Las personas deben poder vivir y trabajar en ese entorno".

Por ello, en esta entrevista con Metrópoli, el arquitecto expresa su convicción: "Los nuevos edificios de La Mina deben favorecer la continuidad urbana, con zonas verdes, comercio y sin zonas oscuras". Pero Ferrando pide que la administración siga con atención todo el proceso para que eso pueda ser realidad.

Pregunta: ¿Cómo surge la idea de presentarse a un proyecto como éste? 

Respuesta: Junto con mi despacho ya nos hemos presentado a muchos concursos y la mayoría son de obra pública. Creemos que es un compromiso con la sociedad y el medioambiente y por ello hemos trabajado en diferentes ámbitos como el educativo, el deportivo o el sanitario. Siempre me han interesado las fronteras difusas entre lo público y lo privado y en este caso especialmente porque es muy delicado. No es solo un edificio que se hace de nuevo, sino que hay otro que se derriba.

¿Cuál es el objetivo principal de esta nueva construcción?

El edificio tiene que construir ciudad. Demoler no debería ser una de las actitudes de la sociedad. Más bien se debería reutilizar el espacio, pero cuando se llega a una decisión tan drástica es porque realmente el bloque está en muy mal estado. A partir de aquí, hay que pensar en mejorar la vida de las personas, tanto de las que viven en el edificio de Venus como del resto de ciudadanos de La Mina. 

¿Había oido hablar de todos los problemas que envuelven al edificio Venus?

Sí, porque La Mina es un barrio que lleva muchos años en transformación y tiene cosas muy bonitas: por ejemplo, la Rambla de La Mina que cruza la Ronda Litoral y llega a la costa. Es primordial que zonas así se tejan con la ciudad o estarán destinados a ser un cul-de-sac. El barrio ya tiene una cierta continuidad viaria con la calle Cristòfol de Moura, pero no en el sentido peatonal. Está muy cerca y a la vez muy lejos del mar. El nuevo edificio, en este sentido, supondrá cierto hito del cruce entre la Rambla y la mencionada calle. Se le dará continuidad también a la biblioteca y al centro cívico.

Josep Ferrando, durante la entrevista con 'Metrópoli'

Josep Ferrando, durante la entrevista con 'Metrópoli' SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Entonces, será también un edificio aprovechable para el entorno de toda la ciudad de Barcelona.

Totalmente. Para mí, cualquier edificio debe ser una palabra en una frase que ayude a completar la oración hasta conseguir un relato. Cuando tienes ejes cívicos o peatonales como la Rambla es importante que haya edificios que lo acompañen y a los que se pueda tener acceso desde la vía. Que la activen las 24 horas: durante el día con equipamiento y por las noches con las luces de las viviendas. De lo contrario, los espacios públicos se mueren porque la comunidad no va allí. Generan, en cierto modo, inseguridad. El criterio del nuevo edificio se basará en un espacio público circuncidante inclusivo, con perspectiva de género, sin lugares oscuros y con la mayor cantidad de verde posible.

Ahora con su experiencia, ¿qué cree que se hizo realmente mal con el edificio de Venus? Teniendo en cuenta que los conceptos son muy distintos 60 años después.

En ese momento en los años 60 se hizo un ejercicio en toda Barcelona de generar barrios de vivienda que fueran capaces de reubicar a las personas que vivían en unas condiciones que no eran las deseables. Algunos se hicieron con más acierto como en Montbau y otros, no tanto. Y no siempre tiene que ver con la calidad de los materiales. En La Mina no se tuvo en cuenta el tejido urbano, faltó más ciudad. No hay oficinas ni comercios apenas. Y el río Besòs ahora está fantástico, pero hasta hace poco no. Sus vecinos están empujados, por lo tanto, al límite.

¿Realmente cabe alguna posibilidad de que pudiese reutilizarse el edificio?

En los últimos años, en la arquitectura internacional, han existido ejercicios de reutilización de edificios. Pero, en este caso, el hormigón de la época era bastante pobre. No soy el técnico que ha analizado ese espacio, pero no estaba en buenas condiciones, eso seguro.

¿Hoy en día sería impensable un modelo como el de Venus? Con tantas escaleras, por ejemplo, y esa dimensión.

Sí, las tipologías de vivienda están cambiando mucho. Ahora se investigan según su durabilidad y adaptabilidad. La primera tiene que ver con el mantenimiento y la segunda con que los espacios tengan las dimensiones adecuadas para que puedan reusarse en tiempos diferentes. Si, por ejemplo, la familia que vive ahí tiene hijos podrá reconvertir una sala de estar en otra habitación. Antes, las cocinas eran lugares arrinconados y pequeños, donde alguien de la casa estaba a nuestro servicio. Ahora, son elementos centrales y abiertos. La sostenibilidad también es esto, no solo que los materiales empleados dejen poca huella de contaminación.

El arquitecto Josep Ferrando, en la entrevista con 'Metrópoli'

El arquitecto Josep Ferrando, en la entrevista con 'Metrópoli' SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

¿Qué más detalles tendrá el nuevo edificio?

Uno de los requerimientos del concurso es que no hubiera muchos espacios comunes. Además, todas las viviendas deben ser de, exactamente, de 61,80 metros cuadrados. La misma medida de las de Venus. Si se hacían esos 20 centímetros extras para llegar a 62 metros, eran los vecinos los que tenían que pagar el exceso. Lo que era totalmente ilógico porque habría parecido otro tipo de operación.

¿Cómo estará estructurado?

Serán 66 viviendas distribuidas en dos torres unidas por un zócalo que será un local comercial. La habitabilidad exige que cada piso tenga al menos una hora de sol directo al día. Son unas condiciones mucho mejores. La torre más alta estará al norte y la más bajita al sur para que no le haga sombra. Esta última también tendrá menos altura para alinearla con la biblioteca.

¿Cómo influirá el traslado a nivel sociológico? Porque el edificio podría desbordarse como pasó con Venus.

Creo que, en este caso, la administración pública estará por la labor de hacer este proceso con conversaciones, reuniones... Yo estaría encantado de ir algún día y compartir con los vecinos el proyecto. Ya lo hice cuando ganamos el concurso de la Rambla del Carmel y fue muy interesante compartir con ellos las ideas. Más que nada porque esa rambla en concreto era muy asimétrica. Por un lado tenía un tejido urbano muy consolidado y mucha densidad y, por el otro, eran cuatro casitas. Así que las demandas de unos y de otros no eran las mismas. Espero que las conversaciones que se dieron, aunque sean distintas, se den ahora también.

Las condiciones de habitabilidad, como ha mencionado, también serán mejores.

Sí, serán mucho mejores y sostenibles. El material principal será la cerámica: pondremos una doble capa que generará inercia térmica, como un botijo. Contendrá el frío y el calor y dará menos gasto energético. Los aislamientos también serán diferentes. En este sentido, estamos pensando en trabajar con una empresa catalana que calienta los hornos con los que hacen la cerámica con la energía que genera la quema de residuos de un vertedero. También estamos valorando constuir con una estructura industrializada, para que sea más rápido. Esto último tiene el objetivo de que la gente vea cuanto antes que se empieza a hacer algo y se genere ilusión. Los proyectos que se estiran mucho en el tiempo desgastan a todos.

¿Viviendas para cuatro personas? 

Sí, pero pueden ser cinco. Los espacios se pueden trabajar, y puede haber tres habitaciones.

La arquitectura también puede ayudar a mejor lo ya existente. Ahora que el barrio de Torre Baró está de moda, por la película de El 47, ¿qué se podría hacer?

Se puede mejorar, sí, con más transporte público, con más actividad económica. Los barrios sin activad económica se van degradando, como pasa en los barrios ricos de Sudamérica, que no es el modelo de Europa. Lo importante en esos barrios es proyectar el vacío, porque el vacío es residual, y lo que ha quedado es lo público. Lo que se puede mejorar es la propia construcción, que en muchos casos fue de autoconstrucción. Y aumentar la densidad en algunos puntos estratégicos, porque sin densidad no hay desarrollo económico.

¿Eso es lo que se está haciendo en el barrio de La Catalana, en Sant Adrià? 

Sí, la clave es aumentar la densidad, sin dar lugar a la especulación.

¿La construcción industrial, como se ha hecho en la calle Marruecos en Barcelona, es el futuro para paliar la falta de vivienda?

Ha habido un cambio y se fomenta más la industrialización. Permite una mayor agilidad, y se ha probado y hay experiencia sobre ello. Se trabaja también en madera. Y con el hormigón, como pude comprobar en la construcción de un edificio universitario en Buenos Aires. ,

¿Pero falta un cambio cultural para asimilar esas construcciones industriales?

Con la madera se asume con claridad. De hecho, es la propia administración la que está favoreciendo la madera. El pabellón español en la Bienal de Venecia mostrará el primer parque de Bomberos que se ha realizado de forma íntegra en madera. Y puede resultar extraño, porque la madera se asocia a leña, y un parque de bomberos....Pero resulta que la madera es menos conductiva que el acero, que colapsa antes que la madera. Si queremos cumplir la agenda 2030, es imposible construir todo con hormigón. Y esa filosofía es la que se aplica en los dos edificos de La Mina, uno de planta baja más ocho plantas, con hormigón prefabricado, y con una planta subterránea para el parking, que tendrá ventilación natural. El otro edificio constará de una planta baja más cinco plantas, y esperamos que la cubierta pueda ser verde, para un mejor mantenimiento. 

¿Cuándo estará todo el proyecto?

Nuestra idea es entregar el proyecto ejecutivo antes del verano. Por tanto, para 2026 ya se podría licitar.

¿Ese proceso es demasiado lento?

Sería deseable que se acelerara. Lo que es más rápido siempre es pensar el proyecto y entregarlo. Luego...

¿Cuándo podrían ser una realidad esos dos edificios en La Mina?

La construcción por sí sola se puede realizar en un año y medio, o dos años como mucho. Es decir, que en 2028 podrían estar listos.