
El KFC que sigue abierto en el centro comercial Llobregat Centre de Cornellà Barcelona
El último superviviente del Llobregat Centre: un local de pollo frito que complica los planes de vivienda en Cornellà
La presencia de un restaurante KFC en el centro comercial, respaldada por un contrato de arrendamiento a largo plazo, dificulta al ayuntamiento la transformación del complejo en una nueva zona residencial
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En Cornellà de Llobregat aún permanecen los vestigios de lo que en su día fue el primer centro comercial de la ciudad: el Llobregat Centre. Sus más de 35.000 metros cuadrados de superficie, actualmente abandonados, mantienen viva la memoria de este lugar, que durante 30 años fue uno de los principales enclaves de ocio metropolitanos.
El complejo comercial, pese a estar cerrado desde enero de 2023, aún alberga a un último superviviente: un restaurante de la cadena KFC.
Su actividad cuenta con el respaldo de la Junta de Propietarios y está amparada por un contrato de arrendamiento a largo plazo, lo que ha contribuido a prolongar su presencia a pesar del cierre generalizado. Además, cuenta con acceso desde el exterior, por lo que no requiere de la apertura del centro para mantenerse activo.

El KFC que sigue abierto en el centro comercial Llobregat Centre de Cornellà Barcelona
Esta situación, por anecdótica que parezca, representa un obstáculo para el Ayuntamiento de Cornellà en su voluntad de transformar el Llobregat Centre en una zona residencial. “Hemos firmado un acuerdo con la propiedad para modificar el Plan General Metropolitano y así poder construir vivienda protegida”, anunciaba hace unos meses el alcalde de la localidad, Antonio Balmón, en una entrevista con Metrópoli.
El documento articula la voluntad conjunta de transformar el sector de Can Trabal en una zona que funcione como puerta de conexión entre los barrios colindantes, y que refuerce el eje como un nuevo centro urbano sostenible que dé respuesta a la demanda social.
Transformación urbana
El Ayuntamiento de Cornellà tiene nuevos planes para el extinto centro comercial. En los 24.000 metros cuadrados que quedarán libres tras su derribo está prevista la construcción de 300 pisos, un 40 % de ellos de protección oficial (unos 120 aproximadamente).
El proyecto contempla también otros usos, como una residencia de estudiantes con capacidad para 160 plazas que se levantaría en un espacio de 5.000 metros cuadrados.

Antonio Balmón, alcalde de Cornellà, en una entrevista con Metrópoli Cornellà
La superficie restante se destinará a una gran área verde central, que incluirá la ampliación de servicios públicos. Todo ello en un enclave estratégico, próximo a las principales infraestructuras de movilidad y bien conectado por medios de transporte públicos (tranvía, metro y Renfe).
“Nos encontramos en el proceso de modificación del planeamiento urbanístico para acelerar al máximo los trámites, que podrían alargarse entre cuatro o cinco años”, explicó Balmón a este medio. Superado este paso, se pondrán en marcha las obras.
“Es un proceso largo, y al tratarse de un operador privado, no podemos intervenir directamente”, constatan fuentes municipales. Desde el cierre del Llobregat Centre, el consistorio ha estado negociando con el propietario mayoritario del centro para asegurar la conservación de las instalaciones y el buen estado de la zona.
Detonante del cierre
El cierre del Llobregat Centre fue el detonante de un conflicto económico entre los distintos propietarios del espacio. El socio mayoritario de la junta, la sociedad inmobiliaria Comercial Inversora Cornellà Sur, acumuló meses de impagos que derivaron en una deuda superior al millón de euros.
Una investigación encabezada por este digital en diciembre de 2022 sacó a la luz la identidad del administrador único de dicha sociedad, con sede en Madrid: Ignacio Blanco Urizar, expresidente de Vox en Asturias. Un día después de que se hiciera pública esta información, el político anunció su dimisión.
Ante el pufo económico de 1,7 millones de euros que dejó Blanco en Cornellà, los más de 200 trabajadores del centro comercial no pudieron hacer frente a los pagos, lo que catapultó el complejo al cierre. Desde entonces, ha sido objeto de intentos de okupación y asaltos por parte de grupos criminales.