Joan Cabestany Gonyalons, Director Técnico de BDN Climb, mientras monta una vía en el rocódromo

Joan Cabestany Gonyalons, Director Técnico de BDN Climb, mientras monta una vía en el rocódromo Òscar Gil Coy Badalona

Gran Barcelona

Arquitectos del movimiento: el arte oculto de montar un rocódromo

Más allá de los músculos y la roca, los equipadores diseñan los rompecabezas verticales que desafían, divierten y enganchan a cada vez más escaladores

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Badalona, 11:30 horas. Una escalera de aluminio, un taladro colgado del arnés, tuercas y presas de colores desperdigadas por el suelo. No parece el inicio de una obra de arte. Pero lo es.

En BDN Climb, uno de los rocódromos de referencia del área metropolitana, cada semana se borra un trozo del mural para empezar de nuevo.

Presas del rocódromo BDN Climb

Presas del rocódromo BDN Climb Òscar Gil Coy Badalona

Como si se tratara del lienzo en blanco de un pintor —aunque aquí los pinceles pesan varios kilos y el lienzo está vertical—.

“De repente se te ocurre una idea y conectas tu creatividad. Es superespontaneo y a la vez es como montar un puzle”, dice con media sonrisa Rai Suñé, un equipador autónomo afincado en la Seu d'Urgell veterano en el arte de componer movimientos.

El equipador Rai Suñé monta una vía

El equipador Rai Suñé monta una vía Òscar Gil Coy Badalona

A su lado, otros tres equipadores trabajan en la pared como si fueran escenógrafos preparando un escenario efímero.

En cuestión de horas, la superficie se transformará en una constelación de rutas, bloques y desafíos pensados para hacer pensar, sudar y disfrutar.

A medio camino entre el diseño y el deporte

La figura del equipador —también conocido como setter o routesetter— es aún desconocida fuera del mundillo, pero absolutamente imprescindible para entender la escalada moderna.

Son quienes imaginan y montan las vías que escalan miles de personas en los rocódromos de toda la ciudad.

Equipadors BDN Climb

Equipadors BDN Climb Òscar Gil Coy Badalona

Y lo hacen combinando técnica, intuición, conocimiento del cuerpo humano y sensibilidad artística.

“La figura del routesetter es muy creativa y siempre es necesaria, porque duran como mucho un mes en las salas, por lo que siempre hay cambio de vías. Es una faena constante", explica Joan Cabestany Gonyalons, alias MonoJoan, director técnico de BDN Climb y speaker habitual en competiciones.

"Si eres un buen equipador con un buen repertorio creativo de movimientos y de gestualidad, estás todavía más valorado. No hace falta ser el más fuerte, a veces; no hace falta ser quien escala más duro y hace un grado alto, pero sí hay que ser muy creativo. Al final, desde las salas, no nos interesa ponerlo más difícil de lo que ya es. Si lo haces bien, puedes ganarte la vida con ella”, detalla Joan. 

El rocódromo BDN Climb a medio montar

El rocódromo BDN Climb a medio montar Òscar Gil Coy Badalona

Porque sí, montar vías se ha convertido en una salida profesional viable. Algunos trabajan por cuenta propia, de sala en sala, como nómadas del tornillo; otros están contratados en plantilla, en rocódromos, donde la rotación de vías es clave para fidelizar clientes.

“Cuando yo empecé, equipábamos por un bocadillo”, recuerda Pallarès. Hoy, el oficio se ha profesionalizado: hay cursos, titulaciones, congresos internacionales y competiciones específicas de setting.

La receta del bloque perfecto

Una vía de escalada no es solo una sucesión de presas. Es un recorrido pensado para generar una experiencia. Un enigma físico que el escalador tiene que resolver. Una especie de coreografía silenciosa entre manos, pies y mirada.

Los tornillos y las tuercas usados para montar las vías de escalada

Los tornillos y las tuercas usados para montar las vías de escalada Òscar Gil Coy Badalona

“Cuando conectas con la creatividad es brutal. Es como hacer un puzle que debe tener sentido, estética, ritmo”, cuenta Suñé. “Te pones frente a la pared y dejas que el espacio te hable. A veces llegas con una idea clara. Otras veces, la idea te encuentra mientras estás ahí colgado con el taladro.”

En días inspirados, un bloque puede salir en diez minutos. En días torcidos, puede llevar horas. “Todos los equipadores tienen su estilo”, dice MonoJoan.

“Los hay que son muy físicos, otros más técnicos, otros que juegan con el equilibrio. Yo soy muy de bloques intensos, con saltos y coordinación.”

Joan Cabestany, el Director Técnico de BDN Climb, monta una vía del rocódromo

Joan Cabestany, el Director Técnico de BDN Climb, monta una vía del rocódromo Òscar Gil Coy Badalona

Estilos, generaciones y límites creativos

La evolución de la escalada indoor ha generado nuevas generaciones de equipadores con estilos propios. Antes, la lógica era la de la roca: pasos duros, poco color y muchas presas pequeñas. Hoy, los bloques se parecen más a coreografías de parkour vertical: saltos dinámicos, movimientos imposibles, coordinación total cuerpo-mente.

Y en las competiciones, un extra: hay que lograr que el bloque sea difícil… pero no imposible. “Tienen que salir en cuatro minutos, porque ese es el tiempo que tienen los atletas. Tienes que crear algo original, duro, y que se pueda hacer. Es jugar al límite”, apunta Ferran Pallarès.

Ferran Pallarès, head setter autónomo, y Rai Suñé, equipador autónomo

Ferran Pallarès, head setter autónomo, y Rai Suñé, equipador autónomo Òscar Gil Coy Badalona

¿Y si el bloque sale demasiado fácil o demasiado difícil? Se modifica. Se testea entre todos. Se ajusta. “Es un trabajo de autor, pero también colectivo. Los compañeros prueban tu bloque y lo revisamos entre todos. Es como una jam session creativa”, dice Cabestany.

Mujeres en el muro

Aunque cada vez hay más, las mujeres siguen siendo minoría entre los equipadores. “Hay pocas mujeres, pero cada vez más. Y tienen un estilo muy interesante, muy limpio, muy técnico”, explica MonoJoan.

No se trata de equipar para mujeres u hombres, sino de incorporar más perspectivas. “Los hombres tendemos más a la fuerza, las mujeres a la fluidez. Todos suman. Pero aún nos faltan muchas mujeres equipadoras.”

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En las competiciones y en la sala, se equipa para todos los públicos. “Aquí vienen niños de 3 años y gente de más de 65. No puedes pensar solo en tu estilo: tienes que salir de tu zona de confort y pensar en todo el mundo”, añade.

El backstage de la escalada

Detrás de cada bloque hay más trabajo del que parece: planificación, logística, organización, limpieza de presas, revisión de tornillos. “Un buen equipador es como un buen cocinero”, bromea MonoJoan. “Necesita buenas herramientas, buenos ingredientes, pero sobre todo creatividad, experiencia y capacidad de adaptarse.”

Un equipador de BDN Climb montando una vía

Un equipador de BDN Climb montando una vía Òscar Gil Coy Badalona

Y como en toda cocina, también hay un equipo invisible que hace que todo funcione: los desequipadores, que desmontan las vías antiguas, limpian las presas y preparan el terreno para que otros creen de nuevo. “Son fundamentales, y demasiado a menudo nadie los menciona”, dice.

Epílogo desde la pared

A mediodía, el rocódromo ya ha cambiado de cara. Las presas brillan como caramelos nuevos y el primer escalador del día ya está colgado de una ruta aún sin nombre. "Parece el Candy Crush", comenta Òscar, un escalador habitual. 

El MonoJoan en el rocódromo del BDN Climb

El MonoJoan en el rocódromo del BDN Climb Òscar Gil Coy Badalona

Lo que era una superficie desnuda se ha convertido en un tablero de juego, una invitación al movimiento.

Cada vía es un microcuento, una pregunta sin palabras que solo se responde con el cuerpo.

Y los que formulan esas preguntas —desde la escalera, el arnés y el taladro— son los artistas invisibles del rocódromo. No buscan ser protagonistas. Solo quieren que llegues al top.

Pared a medio equipar del BDN Climb

Pared a medio equipar del BDN Climb Òscar Gil Coy Badalona