Cala S'alguer de Palamos

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Gran Barcelona

La preciosa cala de la Costa Brava que se salvó del derribo y destaca National Geographic: es única y está a hora y media de Barcelona

Este paraje natural con casetas de pescadores ha sobrevivido gracias a la lucha vecinal

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A solo una hora y media de Barcelona, se encuentra una de las calas más especiales de Cataluña. Cala s’Alguer, ubicada en Palamós, en plena Costa Brava, es mucho más que una playa bonita: es un paraje natural e histórico que ha sobrevivido a los embates del tiempo, la especulación urbanística y hasta al franquismo. 

Tanto es así, que National Geographic la ha destacado como uno de los rincones más únicos del litoral catalán.

Pueblo pescador

Este pequeño enclave de apenas 60 metros de largo y cuatro de ancho está considerado Bien Cultural de Interés Nacional desde 2004, y es un ejemplo excepcional de la arquitectura tradicional de los pescadores del Mediterráneo.

Su belleza serena, sus casitas blancas con puertas de colores y su entorno virgen la convierten en un lugar imprescindible para quienes buscan naturaleza, historia y autenticidad en la Costa Brava.

Un rincón con historia desde el siglo XVI

Cala s’Alguer no es una playa más. Sus orígenes se remontan al siglo XVI, cuando se concedió el primer permiso de construcción a un pescador local llamado Pere Resador.

Desde entonces, las casetas de pescadores —conocidas como botigues— han formado una pintoresca hilera frente al mar, perfectamente integradas en el paisaje de rocas, guijarros y pinos del Pinar d’en Gori.

Estas casas son de planta rectangular, con paredes de piedra y bóvedas de cerámica al estilo catalán. Muchas disponen de terrazas, rampas para varar barcas y pozos de agua dulce en su interior, características que fueron determinantes para su protección patrimonial.

También escapó a la urbanización masiva

Uno de los mayores valores de Cala s’Alguer es su estado de conservación. Mientras otras zonas de la Costa Brava han sido transformadas por el turismo y la construcción, esta cala ha logrado conservar su esencia.

Es, según el informe de su declaración como Paisaje Pintoresco en 1972, “una de las pocas zonas que no se ha degradado por la actividad constructiva indiscriminada”.

Artistas, intelectuales y una historia de resistencia

La historia reciente de Cala s’Alguer es digna de una película. En el siglo XX, la finca de Mas Juny, situada junto a la cala, fue adquirida por el pintor Josep Maria Sert, quien atrajo a la zona a personajes ilustres como Coco Chanel, Salvador Dalí, Marlene Dietrich, Lola Flores o Josep Pla.

Este último escribiría sobre la cala en su obra Tres guies, publicada en 1976.

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Se salvó del derribo

Posteriormente, la propiedad pasó a manos del empresario Alberto Puig Palau, vinculado al régimen franquista, quien intentó demoler varias botigues bajo el argumento de que eran construcciones ilegales.

En 1970, se firmó una orden de desalojo y derribo. Pero en un giro inesperado, el 20 de noviembre de 1975, el mismo día en que las máquinas estaban preparadas para demoler las casas, se anunció la muerte de Franco, lo que paralizó la sentencia. El derribo nunca se llevó a cabo.

Gracias a la presión ciudadana y al nuevo contexto político, el entorno fue finalmente protegido en 2004 como Bien Cultural de Interés Nacional.

Ideal para el snorkel y el senderismo

Además de su valor histórico y cultural, las aguas cristalinas de la Cala s’Alguer son ideales para snorkel, donde es posible ver corales, peces y otras especies del Mediterráneo.

Es recomendable llevar escarpines y gafas de buceo, especialmente fuera de temporada, cuando el agua está más clara y hay menos afluencia.

Además, el camino de ronda que bordea la costa permite realizar caminatas con vistas impresionantes.

Cómo llegar a Cala s’Alguer

Para llegar a esta cala desde Barcelona, se debe tomar la AP‑7 hasta Palamós, y luego seguir indicaciones hacia la playa del Castell, donde hay zonas de aparcamiento.

Desde allí, un corto tramo del Camí de Ronda (unos 10–15 minutos a pie) lleva directamente a Cala s’Alguer. No hay bares ni servicios en la cala, por lo que es recomendable llevar agua y algo de comida.

Para quienes buscan más comodidades, en la Playa del Castell o La Fosca las encontrarán.