La novedad que llega a Santa Coloma este septiembre: más seguridad en estos barrios

La seguridad vuelve a colocarse en el centro de la agenda municipal en Santa Coloma de Gramenet. Las actividades y actos públicos suelen concentrar una gran cantidad de vecinos y personas de municipios cercanos, lo que puede generar una elevada afluencia de público que desencadene en problemas de seguridad e incivismo.  

Es por ello que el Ayuntamiento metropolitano ha decidido tomar medidas preventivas: a partir de este septiembre, coincidiendo con la celebración de la Festa Major d’Estiu, una veintena de cámaras comenzarán a vigilar puntos estratégicos de los barrios de Fondo y Centro.

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Se trata dedos zonas con especial afluencia de personas y donde, históricamente, han coexistido retos relacionados con la convivencia y el civismo.

Este nuevo despliegue de videovigilancia forma parte de un plan más amplio con el que el consistorio busca fortalecer el control del espacio público, especialmente en zonas que presentan un alto tránsito de peatones, núcleos comerciales o actividades de ocio, y que han sido identificadas como potencialmente sensibles.

Un agente de la policía local de Santa Coloma SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Vigilancia en espacios de uso intensivo

Aunque no se han ofrecido detalles exhaustivos sobre el funcionamiento de los dispositivos, se sabe que estarán distribuidos en áreas clave del municipio, con una presencia especialmente visible en la plaza del Rellotge, el mercado municipal de Fondo, y alrededores de las estaciones de metro de mayor afluencia.

La elección de estos puntos no es casual: Fondo concentra uno de los focos más densos en cuanto a actividad vecinal y comercial, mientras que el Centro actúa como escenario frecuente de eventos culturales y festivos que requieren de un control adicional.

Se trata, en definitiva, de reforzar la percepción de seguridad sin renunciar al dinamismo urbano.

Modelo de ciudad

Más allá de su valor disuasorio, la incorporación de cámaras responde a un concepto ya extendido en la planificación de ciudades: crear entornos urbanos diseñados o equipados de forma que favorezcan la prevención del delito mediante iluminación adecuada, visibilidad, distribución del mobiliario y, ahora, tecnologías de videovigilancia.

Un agente de la Policía Local de Santa Coloma de Gramenet POLICÍA LOCAL

En este sentido, Santa Coloma sigue la estela de otras ciudades europeas que han apostado por una seguridad basada tanto en la vigilancia como en la gestión del entorno, sin que ello suponga una renuncia a la vida comunitaria o al uso compartido de los espacios.

Política de seguridad local con continuidad

Este despliegue de cámaras forma parte de un modelo de seguridad ciudadana que el Ayuntamiento ha venido perfilando en los últimos años, primero bajo el liderazgo de Núria Parlon, ahora consellera de Interior, y actualmente con Mireia González al frente del consistorio.

La nueva alcaldesa ha apostado por una línea de actuación que busca equilibrar políticas sociales con medidas que garanticen la convivencia, especialmente en zonas con mayor densidad de población o tránsito de personas.

En paralelo a esta actuación, la ciudad avanza también en la construcción de una nueva comisaría de Policía Local y en el uso de nuevas herramientas de acceso a datos sobre reincidencia delictiva, en coordinación con el Ministerio de Justicia.

Mireia González alcaldesa de Santa Coloma en una imagen de archivo GALA ESPÍN Barcelona

Seguridad, percepción y confianza vecinal

Aunque no siempre está directamente relacionada con la realidad delictiva, la sensación de seguridad es uno de los factores que más condiciona la calidad de vida urbana.

En el caso de Santa Coloma, los últimos datos recabados por el Institut Metròpoli, a través de la Encuesta de Victimización, indican una tendencia positiva en la percepción vecinal: la nota media que los residentes otorgan a la seguridad de su ciudad ha aumentado notablemente en los últimos años.

Este tipo de intervenciones —aunque a menudo generan debate sobre privacidad— suelen tener un impacto directo en esa percepción colectiva, especialmente en contextos donde la convivencia es más compleja o donde existe un trasfondo de preocupación vecinal.