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Comienzan los trabajos de limpieza y derribo del antiguo instituto B9 en Badalona con los desalojados todavía en la ciudad

El Ayuntamiento de Badalona, a través de la empresa municipal Engestur, se encarga de la operación, que cuenta con un presupuesto de 517.449 euros (IVA incluido) y afecta a una superficie de casi 10.000 metros cuadrados

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En Badalona, el antiguo instituto B9, entre los barrios de Sant Roc y el Remei, ha iniciado esta semana su última etapa.

Tras años de okupación irregular y abandono, en la mañana del miércoles 17 de diciembre los cuerpos de seguridad desalojaron a los más de 400 ocupantes del edificio.

Personas desalojadas del B9 un día después

Personas desalojadas del B9 un día después GALA ESPÍN Barcelona

Solo un día más tarde, este jueves, comenzaban los trabajos para derribar el viejo instituto. La voluntad del Ayuntamiento de Badalona es dejar atrás de forma rápida esa imagen, la de una okupación. Pero los desalojados seguían a lo largo del día en diversos puntos de la ciudad. 

La intervención del desalojo, realizada por Mossos d’Esquadra, Policía Nacional y Guardia Urbana, se ejecutó con orden y control, sin incidentes graves, y puso fin a un conflicto que se prolongaba desde hacía más de dos años.

Desalojo del B9 en Badalona

Desalojo del B9 en Badalona Simón Sánchez

El alcalde Xavier García Albiol defendió la operación como necesaria para restablecer la legalidad y la convivencia en el barrio.

El desalojo dejó un escenario de calma tensa. Los ocupantes salieron del edificio con sus pertenencias, algunos con carros de supermercado y maletas, otros cargando apenas unas pocas bolsas.

En la plaza frente al B9, muchos se detuvieron un instante, observando el lugar que hasta hacía horas había sido su "casa", mientras los vecinos miraban desde la distancia con una mezcla de alivio e incertidumbre.

Primera noche al raso

Esa misma tarde, la plaza frente al antiguo instituto se convirtió en un campamento improvisado. Decenas de desalojados encendieron hogueras, instalaron tiendas de campaña y buscaron cobijo donde pudieron.

Jóvenes y adultos se agruparon en pequeños círculos, mientras el frío de diciembre se mezclaba con la humedad y el barro acumulado tras el desalojo.

El ambiente era una combinación de resignación, miedo y dignidad, donde la necesidad de un refugio temporal convivía con la impotencia de no tener un lugar seguro donde pasar la noche.

Momentos del desalojo del B9 en Badalona

Momentos del desalojo del B9 en Badalona Simón Sánchez

Algunas organizaciones, como la plataforma Badalona Acull, consiguieron habilitar 15 habitaciones en Badalona y Santa Coloma de Gramenet. No obstante, la mayoría de los ocupantes permaneció al raso.

Retirada de amianto y limpieza

La empresa municipal Engestur coordina la operación, que incluye la retirada de amianto, limpieza del edificio y acondicionamiento del terreno.

Cuando empezaron los trabajos, se instaló un cordón policial de la Guardia Urbana alrededor del instituto, impidiendo que cualquiera pueda acercarse al recinto, y la parcela quedará protegida con una valla metálica para evitar futuras ocupaciones.

Vista del instituto B9 en la primera jornada de limpieza del centro

Vista del instituto B9 en la primera jornada de limpieza del centro GALA ESPÍN Barcelona

La demolición definitiva, prevista para 2026, permitirá construir una comisaría mixta de Guardia Urbana y Mossos d’Esquadra, cumpliendo uno de los objetivos del mandato municipal.

Calma contenida

El barrio vive un ambiente de calma contenida. Aunque los vecinos sienten alivio por la recuperación del orden, la presencia de decenas de desalojados en la plaza frente al B9 mantiene un halo de tensión y preocupación.

Muchos miran con incertidumbre cómo se desarrollarán los próximos días, conscientes de que la tranquilidad ganada es frágil y que los problemas sociales que originaron el conflicto aún no se han resuelto.

Reacciones políticas y advertencias

En Barcelona, el presidente del grupo municipal del PP, Daniel Sirera, advirtió que la ciudad podría convertirse en destino de asentamientos desalojados de otros municipios.

Exigió al alcalde Jaume Collboni un plan especial de vigilancia y control para los 62 asentamientos irregulares y 32 edificios okupados de la capital catalana, subrayando que, de no actuar preventivamente, los problemas de inseguridad y degradación urbana podrían trasladarse a nuevos barrios.

Imagen del interior del B9 en Badalona

Imagen del interior del B9 en Badalona Simón Sánchez

Mientras tanto, el debate político sobre el B9 se mantiene activo. El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, defendió que la ejecución del desalojo se realizó cumpliendo la ley y la orden judicial, al tiempo que pidió atención a los más vulnerables.

Por su parte, Albiol reiteró que el Ayuntamiento de Badalona no invertirá recursos para dar soluciones habitacionales a la mayoría de los desalojados, dejando la responsabilidad al Gobierno central.

Un capítulo cerrado, otro incierto

Con el B9 vacío y los trabajos de derribo en marcha, Sant Roc observa un paisaje transformado: calles llenas de barro, restos de las pertenencias abandonadas y la presencia de las primeras vallas de seguridad.

La calma tensa del barrio refleja una mezcla de alivio vecinal, preocupación por los desalojados y la certeza de que, aunque el conflicto inmediato haya terminado, los problemas persisten.

El antiguo B9 deja de ser un foco de okupación irregular, pero su legado permanece en las calles y en quienes, hasta hace unas horas, llamaban al edificio su "hogar".