Susi y Yoli, hermanas fundadoras de Delikatessen

Susi y Yoli, hermanas fundadoras de Delikatessen Òscar Gil Coy Santa Perpètua de Mogoda

Gran Barcelona

Las hermanas de un pueblo de Barcelona que abrieron una panadería a sus 20 y ahora arrasan: "A veces empezamos a trabajar a las 2 de la madrugada"

Susi y Yoli abrieron las puertas de Delikatessen, que ahora es un fenómeno en redes, en 1999: han construido un espacio donde la pasión por la panadería y la constancia se sienten en cada cruasán y pan recién hecho

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Era un viernes de 1999 cuando Susi y Yoli decidieron abrir las puertas de lo que hoy es Delikatessen en Santa Perpètua de Mogoda. Con apenas 22 y 23 años, la emoción y los nervios se mezclaban en cada gesto. "Recuerdo con muchos nervios, con mucha ilusión… éramos tan jóvenes", cuenta una de ellas.

Entrada de la pastelería y panadería Delikatessen

Entrada de la pastelería y panadería Delikatessen Òscar Gil Coy Santa Perpètua de Mogoda

Ese primer día, amigos y vecinos llenaron el local. Todo lo que pusieron a la venta se agotó: frutos secos, vinos, delicatessen. "Duró muy poco… pero la inauguración fue increíble".

Lo que empezó como un impulso juvenil pronto se convirtió en un reto. Susi se especializó en panadería y Yoli en pesca salada, un intento de ofrecer algo que no existía en la zona. "Era lo que no había… nos arriesgamos y nos vinimos juntas". La pesca salada no funcionó, pero no se dieron por vencidas: el pan y la bollería se convirtieron en su camino.

Aprender sobre la marcha

El inicio estuvo marcado por la constancia y el esfuerzo. "Nunca dijimos de cerrar… trabajar y trabajar y trabajar", recuerdan. De lunes a lunes, incluso en Navidad, preparaban lotes para mantener el negocio a flote: "Todo para tener un aliciente y tirar para adelante". La juventud no fue impedimento para la audacia.

Susi en el obrador de Delikatessen

Susi en el obrador de Delikatessen Òscar Gil Coy Santa Perpètua de Mogoda

El respaldo familiar fue fundamental. "Mis padres nos apoyan… no nos frenaron en ningún momento", explica Susi a Metrópoli. Entre errores, aprendizajes y madrugones, el obrador se consolidó, sin planes de convertirse en un referente, aunque pronto se ganó un lugar en el corazón del pueblo.

De cafetería a referencia en Santa Perpètua

Con el tiempo, Delikatessen se convirtió en más que una panadería. "Con la cafetería teníamos mucha fama… nos dieron el premio honorífico del pueblo", recuerdan Susi y Yoli.

Las mesas siempre llenas y la fidelidad de los clientes reflejan que la calidad estaba presente en cada producto. "Lo que hace la diferencia es la calidad: mantequilla de verdad y huevos de gallina, nada de aditivos", remarcan.

Entre sus especialidades, destacan el pan, los donuts y los cruasanes. "Si pudiéramos elegir una sola cosa para comer, elegiríamos pan", confiesan.

Pastelería Delikatessen

Pastelería Delikatessen Òscar Gil Coy Santa Perpètua de Mogoda

La esencia de Delikatessen está en la tradición, en productos que combinan sabor y autenticidad. Hoy, el negocio no lo llevan solo ellas: su familia ha asumido gran parte de la gestión, y el obrador se ha convertido en un fenómeno en redes sociales, con clientes que comparten fotos, recomendaciones y reseñas que atraen a nuevas generaciones.

Rutina de obrador

Un viernes por la mañana, el obrador ya está en marcha. "Entramos a las 4:00 horas, a veces a las 3:00 o a las 2:00 dependiendo del repunte de faena". Durante la temporada alta, especialmente en Navidad, la jornada se extiende: "Comer a las 12:30, merendar a las 16.00, cenar a las 19:30 y dormir a las 20:30 horas".

Obrador de Delikatessen

Obrador de Delikatessen Òscar Gil Coy Santa Perpètua de Mogoda

El ritmo cambia con las estaciones. En invierno, la oscuridad acompaña los madrugones; en verano, las terrazas aún están llenas cuando cierran. Aun así, la pasión por el oficio se mantiene. Entre el fútbol y otras actividades, equilibran vida personal y trabajo: "Te tiene que gustar mucho… lo llevas ahí un poco a rastras".

Talleres y enseñanza

Además de atender el obrador, Susi y Yoli dedican tiempo a enseñar a jóvenes y profesionales. "Hacemos talleres… viene gente de fuera". Los lunes y martes se cierran para impartir cursos y producir sin congelados, manteniendo la frescura de todo. Esta decisión surge de la necesidad de formación real en el sector: "No encontramos ningún sitio dedicado a esto… muchos jóvenes van pegando bandazos".

Su misión es clara: transmitir experiencia, técnica y vocación. "Ojalá pudiéramos enseñar a todo el mundo lo que sabemos… lo poco es lo que permitimos". Buscan que los jóvenes se animen a aprender, evitando que la panadería tradicional desaparezca con la jubilación de generaciones anteriores.

El reto del sector y la pasión por el oficio

Saben que no es un camino fácil. "El sector es complicado… grandes empresas tienen más fácil, nosotros somos cinco gatos". Por eso, su enfoque va más allá del negocio: enseñar y transmitir la importancia del trabajo artesanal. "Vas a una cadena y te comes un cruasán hecho allí y no tiene nada que ver", añade Yoli.

Obrador de Delikatessen

Obrador de Delikatessen Òscar Gil Coy Santa Perpètua de Mogoda

El trabajo es intenso y los descansos cortos, pero la recompensa está en el ambiente: colas que se mueven lentamente, saludos conocidos, mesas ocupadas de todas las edades. La conexión con los clientes y la posibilidad de enseñar son su motor diario. "Si no te gusta, no puedes… es un trabajo de vocación".

Viernes de aromas, luz y sonrisas

El viernes avanza y Delikatessen sigue lleno. La gran cristalera permite ver a Susi y Yoli, junto a su familia, trabajar en el obrador, mientras el aroma de bollería recién hecha invade la calle.

El murmullo de los clientes, lejos de ser molesto, acompaña la rutina y refuerza la sensación de hogar. La sonrisa del hijo en la barra hace sentir a todos como si ya fueran parte de la familia.

Repostería de Delikatessen

Repostería de Delikatessen Òscar Gil Coy Santa Perpètua de Mogoda

Aquí, el tiempo parece marcarse por el pan y los cruasanes. Cada viernes, cada producto, cada taller recuerdan que el éxito no es solo económico, sino pasión, constancia y compartir lo que saben.

Susi y Yoli han construido algo más que una panadería: un lugar donde la naturalidad, la tradición y el compromiso se sienten desde la primera fila de la cola hasta el último bocado de un cruasán, ahora acompañado del esfuerzo y entusiasmo de toda la familia y del reconocimiento que las redes sociales han ayudado a consolidar.