Allí, hacía la montaña, aquel pueblo queda a salvo. El casco histórico de Horta-Guinardó se empieza a blindar. Así lo ha aprobado el Ayuntamiento de Barcelona mediante la suspensión del otorgamiento de licencias de parcelación de terrenos, edificaciones de nueva obra, de gran rehabilitación, de incrementos de volumen o de techo y derribo de construcciones históricas. Una medida que tratará de proteger y "preservar el tejido histórico de buena parte del Distrito”, ha señalado la regidora de Urbanismo, Janet Sanz.
BASTA DE PRESIÓN URBANÍSTICA
Tal como ha explicado Sanz, se tratan de “edificaciones singulares de nuestra ciudad”. Viviendas que marcan la identidad barcelonesa, la cual sumó el singular carácter de Horta a principios de siglo mediante su adhesión. Sin embargo, sus señas urbanísticas quedan protegidas de ahora en adelante. Lo que el tocho arrebató ya no hay quien lo pueda devolver, pero con la maniobra municipal evitará nuevas “presiones”, ha asegurado la regidora.
“Nuestro objetivo es garantizar la memoria histórica de la ciudad”, ha apuntado. En concreto, las zonas que restarán inalterables serán los entornos de la plaza Bacardí, las calles Campoamor-Salses, y las Casas de los Periodistas en los barrios de Can Baró y Font d'en Fargues. A partir de ahora, las licencias restan suspendidas durante un año, con el objetivo de que el consistorio estudie la tramitación de un plan urbanístico que prometa garantizar el mantenimiento de estas zonas históricas, así como las estrategias de rehabilitación.
Esta medida municipal de conservación se suma a las puestas en marcha en Ciutat Vella y sus 26 cásas-fábricas del Raval, al núcleo antiguo de Vallcarca (Gràcia), al Casc Antic de Sant Andreu de Palomar o a las aplicadas en Nou Barris como en el pasaje de Santa Eulàlia y sus 'bristish houses'. Estas actuaciones se enmarcan en el programa 'Barcelona Arquitectura, Ciudad Patrimonio', que el consistorio ha puesto en marcha con la voluntad de proteger y preservar la calidad arquitectónica y patrimonial de la ciudad.