Los feligreses de la iglesia del Esperit Sant de Barcelona se rebelan contra su párroco para evitar el polémico derrumbe del templo católico con el vitral moderno más grande de Catalunya. José María Llorca Albero, quien está al frente de la capilla desde hace años, tiene vetada la entrada a la Casa de Dios desde el pasado 23 de abril. ¿El motivo? Debe retirar el Santísimo Sacramento para que empiece el derribo y así poder construir la nueva facultad de Medicina de la Universitat Blanquerna. 

Según narran los miembros de la congregación a Metrópoli, las obras comenzarán cuando Llorca se lleve la Eucaristía. Él es la única persona autorizada para hacerlo y, por tanto, el objetivo de los devotos es luchar contra viento y marea para custodiar al Santísimo. "Nos dijo que, por órdenes del obispo, el 24 de abril vendría a retirar el Santo Sacramento. A partir de entonces, decidimos que no lo dejábamos pasar. No es que lo tengamos secuestrado, es nuestra obligación protegerlo", dice Conchi, una de las feligresas que lleva más de cinco décadas visitando esta iglesia del Baix Guinardó.

Una capilla única en Barcelona

La peculiaridad de la capilla es que es de las pocas de Adoración Perpetua que resiste en la ciudad. En este lugar de culto se realiza la adoración continua y sin interrupción del Santísimo Sacramento expuesto. Está abierta todo el año. Normalmente, la entrada está abierta para todo el mundo, pero cuando supieron las intenciones del Arzobispado de Barcelona, los fieles se organizaron para hacer guardias delante de la iglesia para evitar, a toda costa, la entrada del párroco

La capilla del Esperit Sant en una imagen de archivo METRÓPOLI

A pesar de que las obras tenían que empezar el 2 de mayo, todo apunta a que se alargarán. Mientras el Santísimo esté dentro de la iglesia, no habrá derribo. "Somos adoradores y esto implica impedir que Llorca se lleve el Santo Sacramento. A pesar de que está de baja, Llorca suele venir por sorpresa por órdenes del obispo, pero nosotros siempre estamos aquí para decirle, sin violencia, que no puede pasar", dice la feligresa.

Barricada para frenar al párroco

La congregación ha llegado a poner incluso una mesa a modo de barricada delante de la capilla. A pesar del clima de paz que se respira entre sus paredes, los bancos de rezo están colocados de manera estratégica para que, en el caso hipotético de que el párroco consiga entrar, no pueda llevarse al Santísimo con facilidad. Aun así, las posibilidades de que esto pase son escasas, ya que Llorca "tiene un pinzamiento en la espalda y va en muletas", asegura Conchi.

Una feligresa entrado en la iglesia del Esperit Sant METRÓPOLI

Preguntada por la posibilidad de que se efectúe el derribo, la feligresa cree que es "decisión del Señor", pero que su obligación como adoradora es custodiar la capilla, y esto implica no dejar entrar al párroco. "La alternativa que nos dan es que nos vayamos a la iglesia de Sant Pau, pero no es de Adoración Perpetua", lamentan los miembros de la congregación.

Los católicos se organizan para evitar el derribo

Gloria Alegría es adoradora desde hace más de siete años. Antes no solía venir tan a menudo, pero desde que se enteró de que iban a derribar el templo, quiere defender la parroquia a toda costa. Los feligreses se organizan haciendo turnos. Algunos se pasan la noche en vela delante del Santísimo y otros vienen en sus ratos libres. "Cada uno ayuda como puede. Esto es mucho más que cuatro paredes y tiene un significado espiritual muy grande para todo nosotros. Esta decisión es lamentable y no estamos nada de acuerdo con el dictamen del Vaticano y del Arzobispado. Deberían tener devoción y defender lo que predican, pero no lo están haciendo", dice la joven, que ha aprovechado la ocasión para recordar la importancia que tiene para los católicos que existan las capillas de Adoración Perpetua.

Los feligreses han desmentido los rumores de que haya gente "encerrada" dentro de la iglesia y remarcan que, en este tipo de oraciones, es habitual que el Santísimo siempre esté acompañado. También han lamentado que sea un cura relacionado con la congregación el encargado de dar rienda suelta a este tipo de especulaciones. "El Santísimo se queda. Nosotros seguiremos custodiándolo y todo fiel debería estar apoyando esta causa, tenemos que luchar por lo que de verdad importa", concluye Gloria.

Un vitral único con historia

Las obras de transformación durarán dos años y se desmontará el vitral del Esperit Sant, una obra con más de 64 años de historia que mide 200 metros cuadrados y que constituye el montaje en cristal más grande de Catalunya dentro de una iglesia. 

Las protestas de los practicantes no se quedan dentro de la iglesia. Han hecho una recogida de firmas para evitar el derribo de la parroquia y han cargado contra el Cardenal Omella, al que acusan de haber vendido este espacio religioso sin tener en cuenta la importancia espiritual que tiene para sus feligreses. Además, la Asociación Amigos del Templo Parroquial del Esperit Sant ha interpuesto una demanda contra el Ayuntamiento y Blanquerna para evitar que se efectúe este plan urbanístico.

Una recogida de firmas y una demanda

"Creemos que hay otras formas de satisfacer las necesidades educativas sin sacrificar nuestra preciada parroquiaEsta decisión afectará, no solo a los feligreses actuales, sino también a las futuras generaciones que podrían haber encontrado consuelo y comunidad aquí", lamentan en la petición de Change.org, donde ya han conseguido recoger casi 10.000 firmas.

Metrópoli se ha puesto en contacto con el Arzobispado de Barcelona y con el rector de la iglesia del Esperit Sant, pero a fecha de publicación no ha obtenido respuesta.

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