¿Cuántas veces habremos combinado una bebida energética con alcohol?, es lo más habitual en esas noches en las que te lo estás pasando bien pero de repente te entra el bajón pero todavía no te quieres ir. Aunque nos despierte y nos convierta en los reyes de la fiesta, esta mezcla es mucho más perjudicial de lo que pensábamos.
Si supiéramos que el alcohol es un neurodepresor y las bebidas energéticas son neuroestimulantes, seguramente, no se nos ocurriría mezclarlos, son conceptos totalmente contrarios y claro, "mezclar no es bueno". La cafeína nos engaña, esta camufla el efecto del alcohol y nos hace sentir que no vamos tan borrachos, produce una falsa sensación de control y ahí empieza el peligro.
Pero todavía hay una mezcla más explosiva que seguro que conoces: el 'Jägerbomb', una bebida a base de Jägermeister y Redbull, es la más común en los botellones. El licor alemán con un 35% de graduación alcohólica y producto de la mezcla de 56 hierbas te desinhibe y te hace perder la memoria de lo sucedido. Juntamente con las bebidas energéticas crea una sensación de euforia inevitable que te hace hacer cosas que no deberías, además el alto contenido en azúcar de la bebida alemana provoca que el alcohol te suba mucho más y al dia siguiente tengas una resaca horrible.
La mezcla de bebidas energéticas y alcohol puede provocar euforia, depresión, deshidratación, hipertemias, arritmias, taquicardias, broncoaspiración respiratoria por vómito incontrolado y, lo peor, parada cardiorespiratoria, ¿a que asusta?. Seguro que tras esta disertación sobre el consumo de alcohol y bebidas energéticas te has prometido que nunca más volverás a tomar esta mezcla explosiva, pero tranquilo, esa es una mentira que todos decimos.