La fotografía analógica está "de moda". Desde hace unos años, el "rollo vintage" se apodera de muchas cuentas de Instagram y las cámaras instantáneas aparecen cada vez más en los perfiles de influencers o personajes destacados en la red. No obstante, hay artistas como Eduard Arroni, un joven fotógrafo de Barcelona, que lamentan que la fotografía analógica "se encasille en las pantallas".
"Es mucho más que eso. Las imágenes tiene que ser tangibles para transmitir su esencia", opina Arroni, que quiere "recuperar" el valor del arte en Barcelona. Para hacerlo, arrancó un proyecto hace poco más de dos meses que, a pesar de no aportarle ganancias económicas, le "llena" en su día a día: captura rincones de la capital catalana y deja la imagen impresa en un marco en el mismo lugar donde tomó la foto. "Lo hago para que quien pase por allí y le guste la imagen se la lleve a casa", explica el joven a Metrópoli. "Parece que no gane nada, pero soy de los que cree que en esta vida no todo tiene que costar dinero", añade.
ESENCIA DEL PROYECTO
Arroni vive en Gavà, aunque ha sido vecino de Barcelona durante años. Lleva más de seis años formándose en fotografía, sonido e imagen y actualmente trabaja en uno de los proveedores de fotografía más importantes a nivel nacional: Casanova. Pese a estar satisfecho con su trayectoria laboral, sentía la necesidad de expresar una de sus pasiones "sin pensar en el dinero".
Su tienda está en el Gòtic, en el corazón de la ciudad. En sus dos horas de descanso, cada mediodía sale con su cámara a buscar detalles entre callejones. Después, revela las imágenes, las coloca en marcos y las prepara para repartirlas por la ciudad. "Un día me planteé que necesitaba hacer algo así y simplemente lo hice", cuenta Arroni.
MENSAJE
Para Arroni, cada fotografía tiene un "valor especial que la convierte en única". Para difundir esta idea, añade un mensaje en la parte trasera de cada marco que deja en las calles barcelonesas. "Mi objetivo es que alguien se pare, disfrute de la imagen y lea el texto", cuenta. "Mucha gente ni se fija, otras personas la miran y quiero que, quien se detenga, encuentre el sentido de llevarse el marco a casa", añade.
"Hay sitios donde las fotografías vuelan y otros donde pasan más desapercibidos", explica Arroni. En lugares como el MACBA, que están muy concurridos, los marcos vuelan "en minutos". "No sé lo qué harán con mi foto una vez en su casa, pero es muy gratificante ver como alguien se lo lleva", celebra.
A pesar de que el proyecto se sostiene en la idea de expander el arte más allá de Instagram –entre otras redes sociales–, Arroni considera inevitable tener un perfil para difundir su trabajo. Además, escribe su usuario (@arroni._) en cada uno de los marcos –junto a su logo– para que, poco a poco, se le relacione con "los marcos blancos repartidos por Barcelona".
"Tú eres el de las fotos por la calle" o "tú eres el del punto y la ralla –su logo–", le han dicho al artista en varias ocasiones. "Es muy gratificante que me reconozcan o me agradezcan mi labor cuando hablo de lo que hago", asegura.
ANONIMATO
A Arroni no le gusta ponerse límites en la fotografía. Por ello, en un principio se planteó trabajar bajo el anonimato, como TVBoy o Banksy, que ha llegado a ser reconocido a nivel Internacional. "Es un asunto complicado. Me gusta fotografiar a personas, situaciones complicadas o dentro de locales", cuenta. "A veces hay gente que se molesta y puede llegar a rozar el límite de lo ilegal", añade.
No obstante, se ha lanzado a poner rostro al punto y la ralla que le definen. Tiene muchos objetivos en mente, no sabe "hasta dónde llegarán las fotos en la calle" pero por el momento va a seguir "expandiendo el arte por la ciudad".
Respecto a la posibilidad de generar ingresos con su iniciativa, nunca se ha planteado vender las imágenes porque perdería "el valor inicial", cuenta. "En dos meses me he gastado unos 400 euros en esto, sí, pero es un gasto voluntario y la recompensa la mido en otros factores", asegura.