BComú está en un momento crucial. La convocatoria del referéndum del 1 de octubre (suspendida cautelarmente por el Tribunal Constitucional) ha puesto de relieve la pluralidad de opiniones en el seno del partido, que ha recibido críticas desde ambos lados por su indefinición respecto al 1-O. El último en aportar su granito de arena a la división interna de la formación ha sido el cuatro teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, Jaume Asens, que se ha mostrado mucho más contundente que la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau: “Sí, podremos urnas”, ha dicho.
El encargado del área de Derechos Ciudadanos del consistorio ha respondido así tras ser interpelado por el público en un acto de Podem y Crida Constituent ante la Bolda de Barcelona. Sin embargo, no ha especificado cómo lo harán ni hasta qué punto se implicará al Ayuntamiento. Asens era uno de los invitados al acto paralelo que ha organizado Podem mientras Podemos y CatComú, con la presencia de Colau, se reunían en Santa Coloma de Gramanet para celebrar la Diada de Catalunya.
POSTURA CONTROVERTIDA
Hasta ahora, BComú ha intentado no posicionarse claramente respecto a qué hará el Ayuntamiento de Barcelona si finalmente se celebra el referéndum del 1-O. Como ya había hecho en otras ocasiones, la alcaldesa ha asegurado durante el acto de Podemos y CatComú en Santa Coloma de Gramanet que hará “todo lo posible por facilitar la participación de los ciudadanos en la movilización del 1 de octubre”, siempre que no se ponga en riesgo ni a la institución ni a los trabajadores.
El segundo teniente de alcalde y mano derecha de Colau, Gerardo Pisarello, ha actuado como representante de BComú en la manifestación independentista y ha defendido la misma postura que la alcaldesa. Pisarello ha explicado durante la manifestación que el Gobierno municipal está en contacto permanente con la Generalitat y que siguen “buscando fórmulas” para que haya la “máxima disponibilidad” de locales para el 1-O. Ha insistido en que hay que “respetar” y “preservar” la institución mientras se hace “todo lo posible” para que los ciudadanos puedan participar en el referéndum.
DIVISIÓN EN EL EJECUTIVO
La postura de BComú contrasta con la del PSC, que se ha desmarcado del referéndum y cuyos alcaldes ya han anunciado que no facilitarán la participación el 1-O. El socialista Jaume Collboni aseguró hace unos días que serán los servicios jurídicos del Ayuntamiento los que “marquen la pauta” para decidir qué pasará el 1-O. Ante las intenciones de Colau de “facilitar la participación”, el segundo teniente de alcalde aseguró que cada cual es libre de hacer lo que considere oportuno siempre que no se ponga en peligro al propio Ayuntamiento. “Esto es una cosa y otra vincular a la institución”.
LLUVIA DE CRÍTICAS
La postura de Ada Colau y BComú ha suscitado críticas tanto de los partidos soberanistas como de PP y Ciudadanos. El líder popular en el Ayuntamiento, Alberto Fernández Díaz, ha pedido este lunes a Colau que apoye a los alcaldes “hostigados por el independentismo” y que no haga “aquello de hecha la ley, hecha la trampa” para facilitar la participación.
La presidenta del grupo municipal de Ciutadans, Carina Mejías, también le ha reclamado "que pare ya con la calculadora electoral y que se decida" si colaborará con el referéndum. Después le ha recordado que su responsabilidad como alcaldesa es no involucrarse en un proceso que el Tribunal Constitucional ha declarado ilegal y ha acusado a los independentistas de apropiarse de la Diada.
Los partidos independentistas también han criticado a Colau, pero motivos diametralmente opuestos. El exalcalde de Barcelona y líder del Grup Municipal Demòcrata, Xavier Trias, ha exigido a Colau que “salga a decir claramente que está a favor de que se vote el 1 de octubre” y le ha recordado que la ciudad facilitó espacios de votación durante el proceso participativo del 9-N de 2014, una consulta que la ahora alcaldesa apoyó.
El republicano Alfred Bosch ha declarado que ya no hay vuelta atrás: “Pese a los intentos del Estado español de amenazar y dar miedo, el 1 de octubre habrá colegios abiertos”, una reivindicación que ha hecho extensiva a Colau.