“El PSC no solo no avala ni avalará una Declaración Unilateral de Independencia [DUI]”, sino que “tampoco podrá estar en un Gobierno que avale una DUI”. Así de claro ha sido el líder de los socialistas en Barcelona, Jaume Collboni, quien no ha pestañeado ante la posibilidad de abandonar y romper el actual Gobierno municipal. De hecho, la hipotética decisión dinamitaría toda una dinámica municipal que ya mira a las elecciones. Si ahora la alcaldesa tiene que hacer malabarismos políticos para aprobar sus medidas, perder cuatro votos/regidores más podría bloquear toda su acción de Gobierno a lo largo de los dos años que le restan de mandato.
EL TSUNAMI
No hay que olvidar que la ola del procés ya se ha cobrado multitud de victimas en su (largo) camino. Y en este caso, sí, es un Gobierno municipal, pero torres más altas han caído. Igual Artur Mas todavía encuentra una silla cuando el Govern de la Generalitat aprueba algo, pero... ¿Alguien sabe qué hace a estas horas Duran i Lleida? Pues eso. Cosas de la política. A veces disfrazada de adornos léxicos; en otras ocasiones tsunami que arrasa con toda figura que se le ponga por delante. Por lo menos, este lunes ya se ha verbalizado la posible llegada del maremoto por boca de Collboni.
Cabe recordar que hasta ahora los socialistas siempre han mirado hacia otro lado ante las ambigüedades de la alcaldesa. La última vez fue el pacto de Colau con Puigdemont en la cesión de locales municipales. Ella decía que era para una “movilización”, en lugar de un referéndum. Sin embargo, el mismo Collboni ya ha advertido de que el apoyo a una DUI “no es un tema que admita interpretaciones” [dando a entender que la alcaldesa sabía perfectamente las consecuencias que tendría la votación que apoyó, a pesar de votar posteriormente en blanco].
Por lo tanto, el reloj de la estabilidad política municipal ha empezado su cuenta atrás. O Colau se moja públicamente y utiliza su influencia dentro de los comuns para que Catalunya Sí que es Pot vote en contra de la DUI, o Collboni le deja su cargo de segundo teniente de alcalde sobre la mesa y se va. Y no solo él, sino sus otros tres compañeros de filas que dieron un balón de oxígeno a un ejecutivo sobrepasado en sus primeras andanzas por la Casa Gran.
UNA LÍNEA ROJA
Tal como ha expresado Collboni, un apoyo (o bailarle el agua) a una DUI “es una línea roja que mucha gente en este país, independientemente de lo que pensemos, creemos que no se tiene que cruzar”. Y recuerda que, de producirse, “nos situará en un terreno desconocido, muy arriesgado y muy grave”. Por ello, el socialista invita a la alcaldesa a utilizar su figura y hacer recapacitar a los Gobiernos de Catalunya y España. Que “agoten todas las vías del dialogo y de negociación” y así “evitar la última frontera de un conflicto político, cuyas consecuencias todavía no somos capaces de prever”, ha expresado. Sin embargo, la primera ya se sabe seguro: su divorcio político.