Nuevo revés a la política económica de Ada Colau. La alcaldesa se ha visto obligada a retirar del pleno de este jueves (2 de noviembre) las ordenanzas fiscales, que debían someterse a su aprobación definitiva. La retirada del punto del orden día, una potestad que el Reglamento Orgánico Municipal permite a la alcaldesa, obligará al gobierno municipal a prorrogar, por segundo año consecutivo, los impuestos y tasas de la ciudad.
En la comisión de Economía previa al pleno, celebrada el pasado 19 de octubre, ya casi la totalidad de la oposición tumbó el proyecto de ordenanzas fiscales de Colau para el 2018. PDECat, Ciutadans, ERC, PP votaron en contra, la CUP no apareció por la sala en protesta por el encarcelamiento de Jordi Cuixart i Jordi Sànchez, y el concejal no adscrito, Gerard Ardanuy, hizo reserva de voto.
Un año más, Colau no podrá poner en marcha por ahora su fiscalidad –algunas tasas podrían aprobarse más adelante con algún acuerdo puntual--, que tiene, entre sus propuestas más significatvas, el incremento del precio de las áreas verde y azul de aparcamiento para los vehículos más contaminantes y el aumento de los importes de las zonas para autocares turísticos de la Sagrada Família o el parque Güell.
IBI CONGELADO
Tampoco se podrá aplicar una tasa de 45 euros para gravar a los autocares turísticos que aparcan en los entornos de la Font Màgica de Montjuïc. El Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) se congelará un año más y quedará en saco roto la propuesta de bonificar este impuesto en un 95% a los pisos cedidos en alquiler social al Ayuntamiento.
En la falta de acuerdo para sacar adelante las ordenanzas tiene mucho que ver el actual contexto político. PDECat y ERC no apoyarán a Colau mientras vaya de la mano del PSC por el aval del PSOE a aplicar el artículo 155 de la Constitución en Catalunya.
Ciutadans y PP acusan a la alcaldesa de hacer la pinza al independentismo, aunque también es cierto que cuesta imaginarse a Carina Mejías o Alberto Fernández, líderes de estos partidos en el consistorio, apoyar las ordenanzas de Colau en cualquier otra circunstancia. Y la CUP considera que las propuestas de Colau están muy lejos de lo que esperaban.