Parafraseando a Gabriel García Márquez, Ada Colau no tiene quien le escriba. Tras la reciente ruptura del gobierno con el PSC ha quedado patente que la alcaldesa no cuenta con el respaldo suficiente para seguir gobernando como a ella le gustaría y que va a tener que someterse a un restyling político-ideológico, que la oposición le reclama a gritos, más pronto que tarde.  Eso si no quiere pasarse lo que le queda de mandato contra las cuerdas y a merced de sus adversarios. La presidenta del Grupo Municipal de Ciutadans (Cs), Carina Mejías, lo describe con acierto: "La soledad en la que está inmersa Colau le obligará a renunciar a sus propósitos”. O a darse de bruces contra el resto del espectro político del consistorio, como quedó patente en el último pleno, del que tuvo que retirar cuatro puntos del orden del día de la sesión (con su propuesta estrella de la funeraria municipal a la cabeza) por falta de apoyos. 

El último episodio del aislamiento de Colau -la redacción de una nueva ordenanza de terrazas después de dos años de brega de la oposición y el Gremi de Restauració- se ha vendido como un éxito del consenso, de lo que Barcelona en Comú (BeC) llama la “geometría variable” a la que se encomienda para poder gobernar hasta las municipales del 2019 sin sobresaltos. Pero, en realidad es más bien una claudicación en toda regla, porque la alcaldesa ha acabado aceptando prácticamente todas las reivindicaciones de los profesionales del sector, las mismas de las echaba pestes hace nada. 

El panorama que se le abre a partir de ahora a la alcaldesa es bastante desolador. No está claro que pueda aprobar los presupuestos -y es probable que tenga que prorrogarlos por tercera vez consecutiva, algo sin precedentes en el consistorio- y también tendrá que revisar la Ordenanza de Civismo si quiere que algún grupo se la apoye y consiga los votos suficientes para sacarla adelante. Todo un reto.

UNA RELACIÓN MUY DEFICIENTE CON LA OPOSICIÓN

El portavoz del Grupo Municipal Demòcrata (PDeCAT), Jaume Ciurana, destaca que la ruptura con Collboni, va a obligar a la alcaldesa “a ceder”. Y es más, vaticina que Colau “tendrá que aprender a cambiar la actitud con la que se relaciona con los grupos de la oposición que ahora es muy deficiente”, algo en lo que coincide la totalidad de la oposición. Ángeles Esteller, portavoz del Grupo Municipal Popular (PP), subraya que hasta ahora la actitud de Colau ha sido un ejemplo “de autoritarismo, de imposición: se ha acostumbrado a gobernar por decreto, a ir a la suya sin negociar ni pactar con nadie, sin respetar a la oposición”. Pero los tiempos cambian, y ahora la alcaldesa “de la minoría absoluta va a tener que escucharnos a todos” si no quiere seguir acumulando reveses.

Hasta su ex-socio de gobierno y presidente del Grupo Municipal Socialista (PSC), Jaume Collboni, se teme lo peor si Colau sigue enrocada. “Corremos el riesgo de ir hacia el bloqueo, poniendo en riesgo Barcelona, las políticas sociales y una multitud de proyectos puestos en marcha durante el último año y medio”. Collboni cree que la líder de BeC no podía haber elegido peor momento para escenificar el divorcio: “Barcelona pasa por una etapa delicada en la que debe hacer frente a muchos retos para seguir jugando en la liga de las grandes ciudades globales del mundo. Colau ha restado cuando era el momento de sumar”, precisa.

Ciurana advierte de que “el comportamiento errático de la primera edil barcelonesa repercute directamente y de forma negativa en la gestión y en la acción de gobierno. Provoca una desorientación tanto interna como en todos los sectores de la ciudad cuyo resultado último es la parálisis política”.

Carina Mejías también destaca que si la alcaldesa “no ha tenido voluntad política para solucionar el conflicto de las terrazas en dos años y medio de mandato” difícilmente va a poder lograr gran cosa en lo que le resta al frente del ayuntamiento. Así, no le va a quedar más remedio que “seguir renunciando a todos sus proyectos y acumulando fracaso tras fracaso”, augura la líder de Ciutadans. Collboni sostiene que tanta “improvisación” de Colau acabará pasando factura.

LA ALCALDESA NO SE HA GANADO LA CONFIANZA

En el horizonte no se avista ninguna solución milagrosa más allá de que el escoramiento de Colau hacia el independentismo dé sus frutos. Pero también ahí sus posibles socios (PDeCAT y ERC) van a ponerlo difícil porque no se fían. “Estamos dispuestos a hablar “, confirma Jaume Ciurana, pero antes “hay que vestir un espacio y un horizonte de confianza”, algo que la alcaldesa no se ha ganado hasta el momento. “Hasta los acuerdos con los adversarios políticos se han de basar en la confianza. El pacto entre Colau y Collboni fue por interés, no por confianza, por eso se ha venido abajo”, señala el portavoz demócrata. Y eso es un mal precedente.

Tampoco la formación que lidera el exalcalde convergente Xavier Trias (segunda formación en número de concejales, a solo uno de BeC) quiere tomar la iniciativa y buscar una mayoría alternativa. “No aprovecharemos su debilidad para hacer caer a Colau”, corrobora Ciurana. Así que la única opción para 'derrocar' a la alcaldesa o para formar un nuevo cartapacio será “que haya elecciones, que decidan los ciudadanos”, insiste el portavoz del Grupo Demócrata.

La misma opinión tienen en ERC, el otro posible “socio” de BeC en un hipotético pacto municipal con la mayoría suficiente como para gobernar con holgura. “No hay alternativa que no pase por las urnas”, asegura un portavoz republicano. Las mismas fuentes recalcan que cuando se pidió a Colau que rompiera con el PSC solo se le ofreció a cambio una oferta para “hablar de estabilidad”. En todo caso, admite el portavoz, por esta vía “no se ha llegado a ninguna parte y para tener mayoría hay que sumar 21 concejales”, algo que solo con ERC tampoco es posible.

ESCORAMIENTO HACIA EL INDEPENDENTISMO

Quien lo ve de forma algo diferente es el PP. Ángeles Esteller sostiene que Colau ya tiene cerrado el apoyo de los separatistas porque, desde la ruptura con Collboni, “se están produciendo cambios en el ayuntamiento que corroboran el viraje independentista de la alcaldesa, que ha pasado de flirtear con ellos a seguir sus dictados”. Y cita como ejemplo que los presupuestos han pasado el primer trámite para su aprobación gracias a la “inesperada” abstención de PDeCAT y ERC en la última Comisión de Economía.

La concejal del PP cree que la clave estará en el debate de los presupuestos para el 2018 (posiblemente a finales de este mes) y para el que se postulan tres finales distintos, en función del posicionamiento que tomen sus actores. “Ahí se verá si Colau está dispuesta a hacer concesiones y a dialogar con toda la oposición, si ya tiene un acuerdo con los independentistas o si sigue con su línea ideológica y no escucha a nadie”, lo que acabaría con los presupuestos prorrogados de nuevo, certificando que la primera alcaldesa de Barcelona agotará su mandato contra las cuerdas y en completa soledad.

 

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