Los “hijos” de Prenafeta quieren tocar poder al amparo de las alas de Carles Puigdemont, el ex presidente de la Generalitat fugado en Bélgica. El escritor Jordi Graupera, que este sábado se ha reunido con Puigdemont en Waterloo, propondrá una “lista única” del independentismo para desbancar a la actual alcaldesa, Ada Colau, del sillón de primera edil municipal. La oferta será hacer unas primarias para escoger a ese candidato único, y ahí es donde entraría la larga mano de Puigdemont para controlar la candidatura soberanista en la capital catalana.
Para esta estrategia, Graupera contaría con lo que se conoce como “hijos de Prenafeta”, es decir, jóvenes que han crecido intelectual y políticamente bajo la tutela de las estructuras creadas por Lluís Prenafeta, el que hace treinta años era la mano derecha de Jordi Pujol y el personaje más poderoso de Cataluña. “Todos ellos provienen de la Fundació Catalunya Oberta. Allí se han formado y se comportan como una piña”, explica una fuente independentista a Metrópoli Abierta.
Esta Fundación fue el think tank creado y controlado por Prenafeta como padre espiritual del ala dura nacionalista de Convergència. Tras muchas vicisitudes y después del encarcelamiento y condena de Prenafeta, la Fundación se disolvió en junio de 2017, tras 16 años en la cocina del pensamiento soberanista catalán. Entre los nombres de postín que albergó este lobby se encuentran Salvador Sostres, Vicent Sanchís, Xavier Sala I Martin, Joan Oliver, Enric Canals, Lluís Oliva, Francesc Puigpelat o Quim Torra (actual diputado, expresidente –efímero- de Òmnium Cultural y cuyo nombre ha sonado incluso para ser el candidato de consenso a próximo president de la Generalitat).
EL NÚCLEO DURO DE CONVERGÈNCIA
Pero a estos veteranos, se les suma una caterva de la siguiente generación, nombres entre los que se encuentran desde Graupera hasta Bernat Dedeu, Enric Vila o Francesc-Marc Àlvaro. “El núcleo duro de Convergència ya intentó sin éxito asaltar el Ateneu hace un año para comenzar a extender su influencia y su poder sobre otras instituciones, pero la jugada les salió mal, porque Dedeu no consiguió la presidencia de la entidad”, subrayan las fuentes.
En marzo de 2017, la candidatura Ordre i Aventura, encabezada por Dedeu fue derrotada por la lista encabezada por el historiador Jordi Casassas, que también llevaba en su lista a influyentes soberanistas como la exdiputada de ERC Gemma Calvet, el escritor Jordi Coca, el convergente Carles Llorens, la expresidenta de la Asociación Catalana de Municipios Pilar Blasco o la impulsora de Ateneístas por la Independencia, Carmen Adzerias.
Dedéu llevaba, en cambio, a Enric Vila, el abogado Joan Safont, o a Lluís Mosella, asesor de Mas-Colell. “La intención es intentar lo mismo ahora, pero en el Ayuntamiento de Barcelona. La jugada está en presentar la propuesta de primarias tras verse con Puigdemont y tras haber pactado con éste que seguirán su estrategia y su hoja de ruta. Los nombres cambian ligeramente, porque ahora el candidato es Graupera, pero provienen del mismo círculo y de la misma cuna, ya que la operación de control de instituciones se gestó tradicionalmente desde la Fundació”.
De este modo, el expresident huido mata dos pájaros de un tiro: por un lado, se asegura de que una candidatura le sea absolutamente fiel para conservar su cuota de poder y de influencia en el devenir político catalán. Y, por otra parte, intenta debilitar al PDeCAT y a ERC. Aunque Graupera siempre lo ha negado públicamente, su trayectoria está vinculada a la democracia cristiana y, según fuentes independentistas, sus principales apoyos le vienen desde las filas de Demòcrates de Catalunya, el partido creado por Antoni Castellà y Núria de Gispert que se escindió de Unió Democràtica (UDC). En las últimas elecciones, Demòcrates se presentó en coalición con ERC. Si Puigdemont controla ahora a su candidato y tiene el apoyo de este grupo, lógicamente debilitará a los republicanos y, por el contrario, visualizará una candidatura personalista del propio Puigdemont más transversal.
BARCELONA, ALTAVOZ MEDIÁTICO
Otra fuente soberanista destaca que el grupo de jóvenes independentistas “intentó controlar el Ateneu como un golpe simbólico a las estructuras vetustas del catalanismo. El Ateneu representa la quintaesencia del nacionalismo y había que empezar por él. Pero ahora existe la posibilidad de dar un salto cualitativo y cuantitativo. Se trata de ganar la ciudad de Barcelona, con todo lo que eso significa de altavoz mediático. El grupo irá a por todas, aunque es cierto que hay que negociar con el resto de fuerzas para llegar a un entendimiento”.
Esta misma fuente enfatiza que “ellos ven que siendo candidato de una sola fuerza, difícilmente se podrá desbancar a Ada Colau, por lo que tienen la excusa perfecta para proponer una lista unitaria. Pero ya veremos a quién proponen de cabeza de lista, porque ahí estará la verdadera batalla”. Lógicamente, añaden, la candidatura querrá ser controlada por Puigdemont desde Bélgica y de ahí que haya de ser una persona de su total confianza la que lidere la lista. Y en esa tesitura, Graupera tiene muchos números para garantizarse el puesto.
Desde el PDeCAT, no obstante, no ven con buenos ojos esa candidatura unitaria, más que nada porque esta formación ya ha puesto a sus candidatos en la parrilla de salida y espera celebrar primarias para ver a quién presenta. Quien tiene más posibilidades, es la exportavoz del Gobierno y exconsejera de Presidencia, Neus Munté (https://www.metropoliabierta.com/informacion-municipal/grupos-municipales/neus-munte-sera-el-relevo-de-xavier-trias_4640_102.html), tal y como avanzó este diario, ante su rival Carles Agustí, responsable de Govern Obert de la Diputación de Barcelona. Pero Munté ya fue cesada por Puigdemont el verano pasado después de que expresase sus dudas sobre la hoja de ruta rupturista de la Generalitat respecto al referéndum del 1 de octubre. Por lo tanto, jamás será la candidata preferida de Puigdemont, que, por otra parte, tampoco apoyaría a un candidato de ERC. La alternativa lógica, pues, sería el tercero en discordia: Jordi Graupera.