Zona del derrumbe de los nichos del cementerio de Montjuïc

Zona del derrumbe de los nichos del cementerio de Montjuïc

Información municipal

"El Ayuntamiento ha actuado con poca humanidad y desvergüenza"

Una afectada por el derrumbe de Montjuïc tardó tres meses en saber que su nicho no se desplomó y que lo abrieron sin permiso

6 junio, 2018 21:17

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El 15 de septiembre del 2017, un derrumbe en el cementerio de Montjuïc afectó a a 144 nichos con 358 personas enterradas. Casi un bloque entero cayó al suelo. Decenas de restos de cadáveres se mezclaron. El mal estado del cementerio y la falta de mantenimiento del camposanto fueron las causas del siniestro. Pero para muchas de las familias afectadas, lo peor ha sido la gestión municipal que se ha hecho del caso.

Antes del derrumbe se detectó una grieta y no se avisó a los bomberos. Un día después del hundimiento se permitió la entrada de una retroexcavadora en la zona 0 que, sin ningún tipo de miramiento, recogió los escombros. Piedras, ataúdes y cuerpos se mezclaron y dificultaron enormemente el trabajo de los antropólogos. La falta de transparencia y de información a las familias han sido la tónica habitual al igual que la falta de rigor en la identificación de los muertos... 

La familia de Cristina García Galante fue una de las afectadas. Cristina tenía enterrados a su padre, abuelos y una tía en el bloque. Nueve meses después de la tragedia, define la gestión del gobierno de Ada Colau de la crisis como nefasta. "El Ayuntamiento ha actuado con poca humanidad, poca empatía y desvergüenza", afirma. Cristina, como otras 50 familias más, ha puesto el caso en manos de dos abogados, Miguel Durán (el expresidente de la ONCE) y Josep Maria Palacio. El gobierno municipal ha intentado callar a las familias con unos 5.000 euros. No más de 20 familias han aceptado la oferta del concejal y presidente de Cementiris de Barcelona, Eloi Badia, según informaciones periodísticas.

RETROEXCADORA EN LA 'ZONA 0'

Cristina no se enteró de derrumbe de Montjuïc hasta tres días después. Fue un familiar quien la avisó. Nadie de la empresa Cementiris la llamó. Al día siguiente, un martes, Cristina se personó con su hermano en el camposanto. Allí tuvo ya su primer enfrentamiento con los trabajadores, en este caso un vigilante de seguridad que no los quiso dejar entrar en la zona 0. Mientras su hermano se discutía con el empleado, lo que vio no le gustó. "Había una retroexcavadora sacando los escombros sin ningún tipo de cuidado". En el suelo había piedras, ataúdes, restos de personas muertas.... Todo se mezcló. Ya ese primer día, en las oficinas del cementerio de Montjuïc, Cristina insinuó que sería necesario hacer pruebas de ADN para identificar a los cadáveres. El trabajador, cuenta, casi se le rio en la cara.

Cristina García Galante opina que Colau ha actuado con poca humanidad y desvergüenza. 

Cristina García Galante opina que Colau ha actuado con poca humanidad y desvergüenza. 



La afectada dice que en estos meses nadie de Cementiris la ha llamado por iniciativa propia. Entre septiembre y diciembre del 2017, Cristina no tuvo ningún tipo de noticia. No sabía qué había sido de sus familiares. "La angustia era enorme". Pero lo más surrealista estaba por llegar. En enero del 2018, por una fotografía, supo que el nicho de su familia no se desplomó. Fue uno de los pocos que quedó en pie. Pero cual fue su sorpresa cuando, tras llamar a Cementiris, le dijeron que los empleados habían abierto la sepultura y trasladado los restos a otro nicho. "Nadie nos avisó, ni nos informaron. Ni siquiera nos pidieron permiso para abrir la sepultura. Con lo que hemos visto y la falta de información recibida, ¿qué garantía tenemos de qué esas personas sean mis familiares?", se pregunta.

Tras las fiestas de Navidad, un informe de la síndica de greuges de Barcelona, Maria Assumpció Vilà, dio la razón a estas familias. La síndica constató la falta de mantenimiento y de información a los afectados y exigió al Ayuntamiento y a Cementiris de Barcelona que hicieran todos los esfuerzos necesarios para identificar a los fallecidos, "hasta donde la práctica científica lo permita". Fue sólo entonces cuando el consistorio accedió a hacer las pruebas de ADN que llevaban meses reclamando. En su caso, las pruebas se hicieron hace poco más de un mes. "Exhumaron los cuerpos. En aquella ocasión si estuvimos presentes. Después, fuimos a Bellaterra. Nos hicieron las pruebas a distintas personas de la familia y tomaron muestras de mi prima y de mi hermano. Nos han dicho que los resultados tardarán unos meses en llegar", cuenta Cristina.

SIN NOTICIAS

Metrópoli Abierta hace casi tres semanas que espera una respuesta del Ayuntamiento para saber cuántas personas han aceptado el acuerdo de 5.000 euros y cuántos cuerpos han sido identificados. Por ahora, nadie ha respondido. En enero, tras la presentación del informe de la síndica, fuentes municipales aseguraron que se habían identificado 270 cuerpos. Algunos afectados, como Cristina, lo ponen en duda. "No creo que esas cifras sean ciertas. Núria Miñana, otra afectada, tenía enterradas nueve personas en el nicho y sólo han identificado tres", cita a modo de ejemplo. 

Cristina explica que a lo largo de estos meses los afectados sólo se han reunido dos veces con el Ayuntamiento. En ambos encuentros estaban Badia y Jordi Valmaña, director general de Cementeris de Barcelona. Ella no pudo asistir, pero asegura que "fueron encuentros con mucha tensión". Colau, tampoco. La alcaldesa ha estado todos estos meses escondida y ni siquiera ha hecho un tweet de disculpa, se queja Cristina. Colau es muy activa en las redes sociales. Habla de casi todo, pero del derrumbe no ha abierto la boca. Cristina tiene claro que su caso, como el otras 50 familias, acabará en los tribunales. Colau y su equipo no se merecen otra cosa, opina.