La irrupción de Manuel Valls como aspirante a la alcaldía de Barcelona en las elecciones de 2019 causó un gran impacto mediático. Dos meses después de su anuncio en TVE, el efecto Valls se diluye. El exprimer ministro francés sigue sin definir su estrategia. Todavía no se sabe si será el líder de una plataforma unionista o el candidato de Ciudadanos.
Valls se mueve discretamente. Su equipo ha encargado una encuesta para valorar las opciones reales del político francés y los resultados no son satisfactorios. Paralelamente, se ha reunido con varios empresarios barceloneses para comprobar el grado de aceptación e implicación con su proyecto, según han confirmado algunas fuentes a Metrópoli Abierta.
Las mismas fuentes explican que el equipo de Valls espera recaudar seis millones de euros para pagar su campaña. Busca financiación pero no lo hace bajo el manto de Ciudadanos.
El político francés ha recibido buenas palabras, pero sabe que su candidatura suscita tanto entusiasmo como recelo. En privado, algunos empresarios han debatido su apuesta por Valls. Reconocen su carisma, pero cuestionan su desconocimiento de la ciudad y que no ha hecho política de barrio. Por dicho motivo, en la formación naranja también hay voces que apuestan por Carina Mejías, actual líder de Cs en el Ayuntamiento.
EL PSC SE DESMARCA DE UNA COALICIÓN UNIONISTA
La indefinición del exprimer ministro francés también genera confusión entre la ciudadanía y la clase política. El PSC ya se ha desmarcado de una coalición unionista y el PP tiene muchas dudas porque no quiere ir a remolque de Ciudadanos, la formación que más réditos obtendría de un pacto a tres contra el independentismo.
Y mientras el factor Valls encoge, en el PSC celebran la recuperación que le otorgan algunas encuestas (Crónica Global y El Periódico), coincidiendo con la moción de censura que fulminó a Mariano Rajoy y culminó con Pedro Sánchez como presidente del gobierno español.
En las elecciones municipales de 2015, los socialistas obtuvieron cuatro representantes en el Ayuntamiento de Barcelona, cifra que podrían casi duplicar en 2019. En el PSC valoran muy positivamente el liderazgo de Jaume Collboni y creen que podrían ser el actor clave para la gobernabilidad de la ciudad en los próximos años. Ya sea como aliados de los comuns, de ERC o de Ciudadanos.
LAS EXPECTATIVAS DE ERC
Entre las formaciones independentistas, ERC parte como el partido mejor posicionado a un año vista de las elecciones. Los últimos sondeos, tanto internos como de algunos medios, reflejan que los republicanos serán el partido más votado en 2019. El partido de Alfred Bosch podría obtener nueve regidores.
El PDeCAT, mientras, parte con perspectivas menos favorables. Algunas encuestas indican que la formación independentista podría lograr cinco representantes, pero los resultados de las urnas suelen ser más favorables, en detrimento de ERC, como pasó en las autonómicas del pasado 21 de diciembre. En el PDeCAT, además, siguen soñando con una pronta liberación de Joaquim Forn, una figura política con mucho carisma entre sus seguidores que podría dar un vuelco a la intención de voto independentista si optara a la alcaldía de Barcelona.
Barcelona en Comú, por su parte, asume un cierto desgaste y la pérdida de votos. No obstante, los comunes confían en el carisma de Ada Colau para optar a la reelección a pesar de las críticas a su gestión y al fracaso de sus últimos proyectos (tanatorio público, unión del tranvía, multiconsulta, etcétera).