Ada Colau está contra las cuerdas. Debilitada por los recortes y zarandeada por la oposición, la alcaldesa sabe que le espera un último año de mandato muy complicado. Sus proyectos prioritarios (unión del tranvía y multiconsulta) han fracasado y la imagen de los comunes está bajo mínimos, con algunas figuras muy cuestionadas. Las tensiones internas se han multiplicado y Colau prescindirá o reducirá el protagonismo de las tres piezas claves del actual gobierno. En el punto de mira están Gerardo Pisarello, Laia Ortiz y Jaume Asens, primer, segundo y tercer teniente de alcalde, respectivamente.

A falta de 11 meses para las elecciones municipales de 2019, todo parece indicar que no habrá amplias mayorías en el Ayuntamiento de Barcelona dentro de un año. BComú, ERC y Ciudadanos son, en teoría, las formaciones mejor posicionadas para asaltar la alcaldía. El carisma electoral de Colau sigue siendo la mejor baza electoral de los comunes, a quienes acusan de gesticular mucho y gestionar poco los problemas reales de la ciudad.

EL PROTAGONISMO DE SANZ

Las discrepancias en los comunes se agravaron con la ruptura con el PSC, muy criticada por algunas figuras históricas de la izquierda y, sobre todo, por el sector procedente de Iniciativa. Laia Ortiz y Janet Sanz quedaron muy tocadas con el divorcio, aunque la regidora de Ecología, Urbanismo y Movilidad ha tenido mucho protagonismo en los últimos meses. Sanz, por ejemplo, lideró el acuerdo para la ordenanza de terrazas, la incorporación del 30% de pisos sociales en las nuevas promociones de vivienda y el Espai Barça. Más notorias son las discrepancias de Ortiz con la alcaldesa.

Colau todavía está mucho más preocupada por el futuro encaje de Pisarello. El primer teniente de alcalde es una figura muy controvertida por sus desplantes, tics autoritarios y trifulcas con la oposición. Su imagen, por ejemplo, quedó muy dañada tras menospreciar a Sònia Recasens, portavoz adjunta del Grup Municipal Demòcrata, y Carina Mejías, líder de Ciutadans, en dos plenos municipales.

LA AUSENCIA DE PISARELLO

La alcaldesa de Barcelona, no obstante, sabe que el mayor problema que tiene con Pisarello es su nula sintonía con el sector económico de la ciudad y su animadversión con los grandes eventos. Entre sus errores de bulto está su ausencia en una cena organizada, el pasado 6 de junio, por los Amics del Passeig de Gràcia en el Hotel Casa Fuster. La figura invitada era John Hoffman, máximo responsable del Mobile World Congress.

Pisarello debía encabezar la delegación municipal y su ausencia fue muy criticada en círculos económicos y por la clase política de Barcelona. Sí asistieron al evento Alfred Bosch (ERC), Raimond Blasi (PDeCAT), Carina Mejías (Cs), Montserrat Ballarín (PSC) y Javier Mulleras (PP).

“Pisarello ya no forma parte del núcleo de confianza de Colau”, expresó una fuente municipal a Metrópoli Abierta. El primer teniente de alcalde tiene fama de ser una persona “poco trabajadora” y habituales son sus ausencias en las comisiones de gobierno y en los consejos de distrito. Su caída podría beneficiar a Jordi Martí Grau, el actual gerente municipal.

BADIA Y GALA PIN

El tercer damnificado por la renovación que perfila colau será Asens. El tercer teniente de alcalde, abogado de profesión, tuvo algunas diferencias con Colau y algunos regidores cuando las reivindicaciones independentistas subieron de tono, el pasado octubre. Asens es el regidor más próximos a las tesis soberanistas de los comunes.

Colau, sorprendentemente, parece estar satisfecha con Eloi Badia, regidor de Presidencia, Agua y Energía, a pesar de sus fracasos con la funeraria pública y la remunicipalización del agua. También tiene buena sintonía con Gala Pin, la regidora okupa de su gobierno y responsable de Ciutat Vella, el distrito más castigado por la proliferación de narcopisos en Barcelona.

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