Los Comités de Defensa de la República (CDR) irán a por todas y están dispuestos a ensayar toda clase de guerrillas urbanas para conseguir que se implemente la república y se declare la independencia. Barcelona será una de las plazas fuertes donde los cachorros independentistas pongan a prueba las últimas técnicas y tácticas de agit prop, aprovechando el movimiento okupa que esta semana se ha levantado en armas tras el desalojo de Ca la Trava, en el distrito de Gràcia.
Los radicales son muy claros y este viernes se han plantado y han dicho al presidente de la Generalitat que ya no les representa. “El pueblo ha decidido y quiere República”, advierten. Y, tras las cargas de los Mossos contra los radicales que han fomentado los alborotos callejeros después del desalojo de Ca la Trava, argumentan: “¿Nos dices que continuemos y ahora nos envías a los Mossos d’Esquadra? ¿Ahora nos reprimís vosotros? ¿Para qué recuperamos nuestras plazas de las provocaciones de los promotores del odio hacia los catalanes, hacia nuestra lengua y hacia nuestra cultura? ¿Ahora les hacéis el trabajo sucio? (…) ¿Ahora nos queréis callados?”, dice un escrito de los CDR dirigido al presidente de la Generalitat, Quim Torra, recordándole sus compromisos.
Los radicales no están dispuestos a renunciar a su presencia en las calles. “El caldo de cultivo de los CDR es letal para los independentistas. Torra no podrá controlarlos. Hasta ahora, los ha jaleado, pero en sus filas hay gente que sólo quiere resultados. No tienen ideología y le exigirán al presidente de la Generalitat que se pliegue a sus intereses o le pasarán por encima”, explica a Metrópoli Abierta una fuente conocedora de los movimientos radicales.
UNA LUCHA POR EL PODER
En el escrito aludido le recuerdan a Torra que “nos hemos sublevado y no daremos ni un paso atrás. Avanzaremos contra quien se oponga, ellos o vosotros mismos, si es necesario”. El aviso es muy claro: las calles son de quien se las trabaja y los CDR quieren dominarlas, por encima de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), o de Òmnium Cultural, entidades a quienes consideran correa de transmisión de los partidos políticos tradicionales, PDeCAT y ERC. Es una lucha por el poder que se le puede ir de las manos a los bomberos pirómanos que juegan a dos barajas, y que por la mañana jalean la revuelta callejera mientras que por la noche tratan de aplacarla con la fuerza pública.
En las filas radicales tienen muy claro que, o culminan el otoño caliente, o el movimiento independentista radical quedará en una situación residual. “Si este gobierno no es capaz de cumplir sus obligaciones de trabajar para su gente, si no es capaz de hacer país, lo haremos nosotros; lo hará el pueblo. Así lo votamos el 1 de octubre”, advierten a Torra los CDR.
“NOS TIENEN MIEDO”
Desde los sectores implicados en los movimientos okupas de Gràcia ya han dejado claro que “la lucha por la especulación es una guerra. La batalla continúa”. Tras desconvocarse la manifestación de última hora de la tarde de este viernes por la fuerte presencia policial, los radicales manifestaron a sus militantes que “hoy, la Brimo (Brigada Móvil, es decir, antidisturbios) nos ha querido separados. Y a golpes intimidatorios, lo ha conseguido. No es una derrota. Nos tienen miedo”.
Así lo lanzaba a las redes en la noche de este viernes el círculo de okupas que formó Ca La Trava Resisteix, el grupo de apoyo a los desalojados este jueves. Quien no se consuela, pues, es porque no quiere.
Fuentes conocedoras de los movimientos radicales explican a Metrópoli Abierta que el movimiento independentista está, en la actualidad, íntimamente relacionado e implicado con el proceso independentista. “No existe un movimiento claramente anarquista o claramente comunista, como tradicionalmente se había dado en los colectivos radicales y especialmente entre los okupas.
En estos momentos, la ideología imperante, si se le puede llamar así, es el independentismo. Saben que abrazando sus tesis tendrán más manga ancha e incluso la simpatía no sólo de núcleos de la población, sino incluso de un sector que controla los resortes de la Administración. En otras palabras, que un sector del Gobierno catalán está dispuesto a apoyar a estos movimientos porque sirven para desestabilizar la situación”.
Lo cierto, sin embargo, es que el independentismo se encuentra en una encrucijada. Este viernes lo escenificaba la sección de la Asamblea Nacional Catalana de Inglaterra: “Ahora mismo hay dos relatos contradictorios: 1. El 1-O fue simbólico, no se puede recoger ningún mandato (consellers de ERC y delegados del Govern en el exterior); 2. El 1-O fue real y es preciso recoger el mandato (ANC, President, exiliados, CDRs, D’s y CUP”.
Ante esta dicotomía, el Moviment está prácticamente roto. Y los CDR están dispuestos a extraerle jugo a una situación de caos que cada vez les da más oxígeno. Y el movimiento okupa es gasolina que alimenta la hoguera del soberanismo.