Casi una semana después de los hechos ocurridos, Ada Colau ha expresado su “malestar” al embajador de Israel en España, Daniel Kutner, por el hecho de que se denegara la entrada a la Franja de Gaza de la concejal de Relaciones Internacionales y Cooperación, Laura Pérez, y de dos técnicos municipales, durante una misión para hacer seguimiento de proyectos con los que colabora el consistorio.

“Me permito expresarle mi profundo malestar por este veto a los representantes municipales que ha impedido el encuentro con contrapartes con las que el Ayuntamiento mantiene una relación desde hace décadas, a través de los diversos gobiernos municipales”, le escribe la alcaldesa de Barcelona. 

Esta denegación causó un "considerable perjuicio en la agenda prevista y en el seguimiento técnico de los proyectos de ayuda humanitaria", lamenta Colau, asegurando que, durante los preparativos, se contactó como es preceptivo con el Consulado General de España en Jerusalén para tramitar los permisos requeridos para acceder a la Franja de Gaza ante las autoridades israelíes.

"PREOCUPANTE SITUACIÓN"

Colau recuerda en la misiva que se trataba de “una visita institucional” y técnica de cinco días por diversas zonas con las que Barcelona colabora en proytos de cooperación, incluida Gaza, donde se preveía hacer seguimiento sobre el terreno de iniciativas con financiación del Ayuntamiento que se realizan en colaboración con la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA).

La alcaldesa señala en la carta al embajador que queda a su disposición para cualquier comentario o aclaración sobre esta "preocupante situación", después de que Pérez y los dos técnicos vieran su entrada en la Franja de Gaza denegada 24 horas antes de su llegada el pasado viernes y sin aportar ninguna justificación.

EL CASO DEL WATERPOLO

Colau no incluye en la carta ninguna mención al conflicto que se vivió el pasado noviembre en Barcelona con motivo de un partido de waterpolo femenino entre las selecciones de España e Israel. El encuentro, que debía disputarse en la piscina municipal Sant Jordi, tuvo que celebrarse finalmente en el CAR de Sant Cugat después de que el Ayuntamiento y los organizadores valorasen la posibilidad de enfrentamientos en la calle enTre pro-israelís y pro-palestinos, a raíz de una campaña en contra lanzada por la CUP en el Ayuntamiento. 

En aquella ocasión, quien se quejó amargamente fue Israel, hasta el punto de que llegó a crearse un auténtico conflicto diplomático. Lo curioso es que el waterpolo israelí había estado presente en el Europeo celebrado el pasado verano y es un clásico en el Smart City Expo World Congress que se celebra cada noviembre en Fira de Barcelona. Y nunca nadie -ni siquira la CUP- se había quejado por su presencia. 

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