Alberto Fernández echa el cierre a más de 30 años en el Ayuntamiento de Barcelona -con el paréntesis de los cuatro años que estuvo en el Parlament de Cataluña-. El último día que ejercerá como regidor será el 13 de junio, dos días antes de que el nuevo consistorio que salga de las elecciones del 26 de mayo tome posesión. El concejal lleva meses despidiéndose. Este jueves lo ha hecho en el Ilustre Colegio de Abogados de Barcelona con una conferencia que llevaba por título Barcelona, ayer, hoy y mañana.
Nacido en la capital catalana hace 57 años, Fernández ha entrelazado presente, pasado y futuro para radiografiar la ciudad y los retos que Barcelona tiene. Fernández cierra su carrera política poniendo deberes al próximo alcalde o alcaldesa de Barcelona. Según el concejal, el principal reto que tiene la ciudad es el de la seguridad. Fernández ha denunciado el "deterioro" actual. “Cada vez más el delito es capital. Uno de cada cuatro barceloneses ha sido víctima de un delito. Hay que recuperar el principio de autoridad, un principio democrático”, ha defendido.
EL 70% DE LAS MULTAS DE INCIVISMO NO SE COBRAN
El Patio de Columnas del colegio de abogados ha sido el espacio elegido para la charla. A Fernández le acompañaban el también concejal popular, Javier Mulleras, y la diputada Ángeles Esteller. El edil ha subrayado la necesidad de incrementar las plantillas de la Guardia Urbana y los Mossos d'Esquadra y de crear una nueva Ordenanza de civismo. La que existe, desde finales de 2005, apenas se hace cumplir, ha venido a decir. “El 70% de las multas por incivismo no se cobran”.
Fernández defiende una Barcelona "como ciudad de acogida, de derechos, pero también que exija el cumplimiento de unos deberes". El concejal ha puesto sobre la mesa el problema de los Menores no Acompañados, conocidos popularmente como Menas. “Se ha duplicado la llegada”, ha destacado. Hace unos días, Metrópoli Abierta explicó que desde 2010 han llegado a Cataluña más de 8.700. Según Fernández, la Administración tiene la obligación de acoger y dar salida a estos menores, pero opina que cada vez están generando más problemas de seguridad. "Si no se pone coto la situación empeorará". Fernández defiende la necesidad de repatriar a muchos de estos jóvenes.
SOBREENVEJECIMIENTO
La “Barcelona con compromiso social” ha centrado otra parte de la conferencia. Fernández ha puesto sobre la mesa el “sobreenvejecimiento” de la ciudad. Según el edil, más de 350.000 ciudadanos tienen más de 65 años, y de éstos, unos 200.000 tienen más de 75 años. “Muchos de ellos viven solos. Si la casa no tiene ascensor, estas personas casi no salen de casa. Bajar a buscar el pan es una odisea”, ha retratado Fernández. El edil es partidario de que estos barceloneses puedan vivir en un piso, con sus familias. “Se tiene que potenciar la solidaridad intergeneracional”. Fernández lo siente así. Pero la situación de las residencias públicas tampoco ayuda a elegir otra opción: en la ciudad hay una lista de 8.000 barceloneses esperando para entrar en uno de estos equipamientos. El tiempo de acceso es de dos años.
Fernández ha arrojado en su conferencia otros datos preocupantes. Según el edil, 81.000 ciudadanos -más de 40.000 unidades familiares- están apuntadas en el Registro de vivienda pública de Barcelona. La cifra ha crecido un 51% estos cuatro años con el Ayuntamiento bajo el mandato de Colau. Y entre los que consiguen acceder a ella, siete de cada 10 acaban renunciando, muchas veces por razones económicas: no se les concede la hipoteca, no pueden pagar la entrada... Solo el 4% de las viviendas son de alquiler social, ha subrayado Fernández, que ha elevado a un centenar los solares disponibles para empezar a levantar pisos públicos. "Se podrían edificar unos 6.000".
INFRAESTRUCTURAS Y ECONOMÍA
La ciudad que Fernández, que volverá a ejercer de abogado cuando ponga fin a su carrera política, tiene en la cabeza pasa también por las infraestructuras y la economía. El edil ve prioritario acabar la L9 del metro, "abandonar el debate esteril del tranvía por la Diagonal", apostar por los buses eléctricos para conectar la avenida y finalizar Glòries. En el plano económico defiende que Barcelona sea "una ciudad amiga de las inversiones" y "no poner trabas a la creación de empleo".