Las nuevas energías son una fuente inagotable de estudios, de esperanzas… y de negocio. El Ayuntamiento de Barcelona, sensible al cambio climático y a la cuestión energética, tiene muy en cuenta todos los proyectos sobre energía que emergen en el ámbito municipal. En 2016, se inició un proyecto que quiso ser altamente innovador en cuanto a metodologías de conocimiento, reconocimiento, impulso, interconexión y sistematización de las “energías comunitarias que mueven la ciudad”. A partir de ahí, se identificaron principios y estrategias de trabajos a potenciar.
De hecho, el desarrollo de ese proyecto se fundamenta en el Plan Municipal de Acción comunitaria 2018-2022 “para detectar proyectos comunitarios de la ciudad, identificarlos, interrelacionarlos y ponerlos en valor”. Llegados a este punto, ahora el consistorio que preside Ada Colau impulsa un proyecto que lleva por lema “Las energías comunitarias que mueven la ciudad de Barcelona”. Se trata de un plan, conforme reconoce un informe del propio consistorio, “que pretende conocer, reconocer e interconectar la gran diversidad de proyectos comunitarios que, impulsados por una gran diversidad de agentes sociales, socioeconómicos e institucionales (colectivos, entidades, profesionales, plataformas, equipamientos, servicios, etcétera), quieren hacer de Barcelona una ciudad más justa socialmente y más democrática”.
De ese modo, el consistorio convocó un concurso para llevar adelante el plan, que ganó la Cooperativa ETCS –Estratègies de Transformació Comunitària Sostenible, SCCL–, según el informe de propuesta de adjudicación que lleva fecha del pasado 3 de octubre. Esta firma se embolsará, así, 122.138 euros.
INTERCONECTAR PROYECTOS
Según el pliego de prescripciones técnicas, el proyecto debe propiciar que los objetivos de conectar proyectos se puedan materializar “a través de la convocatoria y dinamización de encuentros, de la coproducción de actividad, de la realización de debates y talleres metodológicos y de debates públicos, de la creación y dinamización de redes de agentes y proyectos comunitarios”.
Ese trabajo de dinamización se fundamenta en determinados valores, que tienen mucho que ver con los fundamentos ideológicos de Barcelona en Comú, el principal partido en el gobierno municipal: “La voluntad inclusiva en cuanto a la diversidad de prácticas y actores sociales que promueven y protagonizan objetos comunitarios (ciudadanía activa; asociacionismo diverso; servicios públicos; economía cooperativa, social y solidaria); la promoción del debate público en un marco de respeto por los principios democráticos y los derechos humanos; la coproducción del proyecto, de los acontecimientos y encuentros, tanto en lo respectivo a las propuestas de agenda como a las formas de expresar y materializar las energías comunitarias; el protagonismo en primera persona, en el sentido de procurar la expresión directa, en especial por parte de la ciudadanía activa, de los proyectos que protagoniza; y la importancia de la economía cooperativa, social y solidaria como modelo de contratación prioritario de los productos y servicios que sean necesarios para la producción del proyecto”.
POSIBILIDAD DE TRIPLICAR EL CONTRATO
Es este último punto el que resume la esencia de la convocatoria del concurso, adjudicado precisamente a una cooperativa, como una gran parte de los contratos que firma el Ayuntamiento barcelonés desde hace varios años. O, para ser más concretos, desde que los comunes manejan las riendas de la situación.
Según el pliego de prescripciones administrativas, la duración del contrato es de sólo 12 meses, pero podría ser prorrogado por dos años más. Es decir, que el total del presupuesto se triplicaría en el caso de que así se acordase por los responsables municipales. Entre las cláusulas establecidas, se encontraba la exigencia de que la empresa ganadora debía haber declarado unos ingresos mínimos de 110.000 euros en uno de los tres ejercicios anteriores a la adjudicación. Además, su personal técnico debía acumular experiencias de tres años en dirección de equipos, o dos años en coordinación de proyectos comunitarios, de trabajos en red comunitarios o haber llevado dos campañas de comunicación en los últimos cinco años.
ÚNICA LICITADORA DEL CONCURSO
Y se da la circunstancia, una vez más, de que Cooperativa ETCS fue la única licitadora en este concurso, lo cual ocurre con una alarmante frecuencia en las últimas licitaciones que saca a concurso el Ayuntamiento barcelonés. Además, el mismo día 3 de octubre, la mesa de contratación levanta el acta de criterios objetivos proponiendo que se adjudique a esta cooperativa y acto seguido, el director de servicio realiza otro informe de propuesta de contrato. Una celeridad a prueba de toda duda. La adjudicación definitiva se realizó el pasado 6 de noviembre, con la firma del secretario general.
La Cooperativa ETCS ya obtuvo el año pasado otro contrato de 101.640 euros del Institut Municipal d’Educació por el apoyo al proyecto “Camino escolar, espacio amigo” y “Bus a pie”. Con anterioridad, había obtenido un contrato de la empresa municipal Barcelona Activa para la “dinamización de un espacio de formación y articulación técnica para intercambiar experiencias en torno a los cuidados y servicios de proximidad y comunitarios”. Este trabajo le reportó 10.611 euros. También obtuvo media docena de pequeños contratos municipales en 2018, casi todos ellos por impartir cursillos sobre diferentes materias (le reportaron casi 7.000 euros) y dos adjudicaciones más en 2019 por algo más de 3.000 euros.