Ada Colau tiene un problema. Y lo sabe. Los sondeos que maneja son muy negativos y, por primera vez, los barceloneses han suspendido su gestión, según el Barómetro del mismo Ayuntamiento que se hizo oficial el pasado 27 de diciembre. Los ciudadanos perciben Barcelona como una ciudad insegura tras cometerse 17 muertes violentas en 2019 y más de 600 delitos diarios. En los últimos años, curiosamente, el consistorio ha destinado menos presupuesto a la iluminación de las calles y a limpieza.
Según datos oficiales de la dirección de presupuestos, el Ayuntamiento de Barcelona destinó 171.634.000 euros a limpieza viaria en 2014, último año entero de Xavier Trias como alcalde. En 2018, la cantidad destinada a combatir la suciedad fue de 171.255.000 euros. Un año antes, en 2017, la cifra ascendió a 180.474.000 euros.
En 2014, el coste por habitante era de 107,1 euros, mientras que en 2018 descendió hasta los 105,5 euros.
ILUMINACIÓN
El presupuesto destinado a iluminación también ha menguado en los últimos años. En 2014, el Ayuntamiento invirtió 12.236.000 euros, mientras que el consumo eléctrico descendió hasta los 10.975.000 en 2018. El coste por habitante pasó de 7,6 a 6,8 en esos cuatro años.
El gobierno de Colau, en cambio, aumentó las partidas destinadas a bibliotecas (de 18,8 millones en 2014 a 21,6 en 2018) y guarderías (de 44,6 millones a 53 millones).
EL BARÓMETRO DE 2018
Metrópoli Abierta ya desveló, el 2 de noviembre de 2018, que los barceloneses percibían su ciudad más sucia e insegura, tras desvelar los resultados del segundo Barómetro de Barcelona elaborado por Centre d’Estudis Sociològics para este medio. Entonces, el 48,5% de los vecinos consideraban que la inseguridad era el aspecto que más había empeorado. La suciedad de las calles era la segunda cuestión que más preocupaba a los barceloneses.
En el último trimestre de 2018, la falta de limpieza fue denunciada por el 46,4% de los habitantes de Barcelona. La suciedad, además, era percibida como el gran problema de proximidad en casi todos los barrios de la ciudad.
La limpieza de las áreas públicas era percibida como el servicio público prestado por el Ayuntamiento de Barcelona que peor funcionaba.