Bares y restaurantes celebran la inminente apertura de terrazas en Barcelona. El futuro de muchos negocios es incierto, pero el acuerdo entre el Gremi de Restauració y el Ayuntamiento alivia los problemas de un sector muy castigado por la crisis del coronavirus. El nuevo decreto, firmado hasta el 31 de diciembre, beneficia a los restauradores, pero también al gobierno municipal en su afán recaudatorio y en su obsesión por reducir el espacio a los vehículos privados.

“El redactado final del acuerdo no era el mejor para los restauradores, pero lo más importante era crear un nuevo escenario de seguridad jurídica”, manifestaba Roger Pallarols, director del Gremi de Restauració, a Metrópoli Abierta. Pallarols insistía en la voluntad negociadora de Jaume Collboni, primer teniente de alcalde, y Janet Sanz, segunda teniente de alcalde.

EL PSC, RECEPTIVO

El PSC, según ha podido saber este medio, se mostró muy receptivo en lograr un acuerdo histórico con el Gremi de Restauració. Como avanzó este digital, las tensiones estallaron el pasado 16 de abril, cuando Collboni proclamó que el Ayuntamiento de Barcelona activaba un fondo especial de 25 millones para rescatar los pequeños negocios. Pallarols calificó el anuncio de “cortina de humo" y los reproches fueron muy duros.

Nueve días más tarde se celebró una reunión telemática de tres horas. En la misma, Pallarols, Pere Chías, presidente del Gremi, e importantes restauradores expresaron su malestar a Collboni y la concejal Montserrat Ballarin. Hubo palabras subidas de tono, pero también el compromiso de los dirigentes socialistas de sellar un acuerdo.

REBAJA DE LAS TASAS

El esperado acuerdo se anunció el pasado 6 de mayo. Contemplaba una rebaja del 75% de las tasas de las terrazas y la voluntad de ampliar el espacio disponible. En la rueda de prensa convocada por el Ayuntamiento, Collboni exteriorizó su satisfacción. Mucho más reservada se mostró Sanz. En su discurso, recalcó que el espacio que se ganaría para las terrazas iría en detrimento de los vehículos. El mensaje lo repitió hasta la saciedad.

Jaume Collboni, primer teniente de alcalde y supervisor del Centro de Coordinación de la Respuesta Económica (Cecore) / EFE



Jaume Collboni, primer teniente de alcalde del Ayuntamiento / EFE

Faltaba poner negro sobre blanco el acuerdo verbal. Parecía un trámite más, pero no lo fue. El miércoles 20 de mayo, el Gremi de Restauració lamentaba el redactado final, pero un día después daba “un voto de confianza” al Ayuntamiento y destacaba la actitud y la colaboración del gobierno municipal.

“Toda la vida trabajando con tributos muy importantes… y veo que el tributo que más energías nos ha consumido es una tasa municipal de ocupación del espacio público de terrazas. Es alucinante”, admitía a Metrópoli Abierta una fuente municipal conocedora del caso.

MENOS COCHE Y MÁS DINERO

El PSC ha liderado el acuerdo entre el Gremi de Restauració y el gobierno municipal. Sanz ha sido la otra figura clave para que Colau diera el visto bueno definitivo. Políticamente, el acuerdo puede tener réditos interesantes para la formación violeta. “La ampliación de las terrazas irá en detrimento de los vehículos privados. Estos días se está reduciendo el espacio destinado a los coches y las motos. Éste es el modelo de ciudad que quiere la alcaldesa. La suya es una política de hechos consumados”, explica una fuente próxima a la primera edil.

La misma fuente añade: “Con la ampliación del espacio destinado a las terrazas, el Ayuntamiento ingresará más dinero por las tasas. Y dentro de un año, aplicará otra vez el incremento previsto para 2020. Económicamente es una buena operación”.

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