La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, destinará 357.915 euros a su Navidad alternativa y laica que pretende realizar en la plaza de Catalunya, un espacio que quiere ser el epicentro de las actividades ciudadanas durante la segunda quincena de diciembre. Hace pocas semanas, la primera edil adjudicó la logística de la plaza durante las fiestas navideñas a la compañía Inciatives Events, cuyos propietarios, Toni Fusté y Roc Aguilera, fueron detenidos por corrupción el pasado miércoles. El contrato con la citada compañía ascendió a 145.000 euros.
Este nuevo contrato, en cambio, hace referencia a la contratación de actividades lúdicas, culturales y artísticas que se ofertarán en la plaza de Catalunya desde el 18 al 30 de diciembre. “El objetivo de la programación artística y cultural artística y cultural de plaza de Catalunya es la de generar un espacio central de atracción de toda la diversidad de públicos de la ciudad, con la generación de un núcleo cálido, atractivo y familiar, dotado de una programación artística y cultural de alta calidad producto de propuestas propias y de la participación del máximo número de equipamientos culturales de la ciudad y que ponga de relevancia los valores laicos de la Navidad, fomentando al mismo tiempo la cultura comercial de proximidad”.
TRES FRANJAS HORARIAS
La programación de espectáculos se estructura en tres franjas horarias. La matinal, dirigida a un público de 3 a 12 años, ofertará talleres e instalaciones vinculados a la cultura, las artes, el entretenimiento, el aprendizaje y la divulgación de conocimientos. Ese bloque apenas tendrá infraestructura y dispondrá de música ambiental. La franja vespertina va dirigida a “un público cultural, shoppers y visitantes de la ciudad, además de al público familiar”. En ella, se desarrollan propuestas musicales y escénicas de pequeño formato, “todas ellas con contenidos navideños en su mirada más amplia”. La duración de cada espectáculo es de unos 30 minutos.
La franja nocturna va destinada a shoppers y al público cultural y visitante, “donde se programará un único espectáculo de artes relacionado con la Navidad desde una vertiente y con un lenguaje universal, popular y entendedor para todos los públicos”. La programación deberá ser revisada por un “comisariado artístico” elegido por la Dirección de Comercio, Restauración y Consumo. El personal de este negociado también “supervisará” esos contenidos.
EMPRESARIOS AVEZADOS
Para la gestión del espacio durante la segunda quincena de diciembre se ha creado una Oficina Técnica de Contrataciones Artísticas, que será la que ha de controlar la empresa Discmedi, que se hizo con el contrato el pasado 22 de octubre. Esta empresa está presidida por Miguel Ángel Sancho y dirigida por Álex Eslava y Joan Antoni Oliva. Todos ellos son empresarios con larga trayectoria vinculada a la gestión de eventos musicales.
El cometido de Discmedi será estrictamente de índole artística. Su labor se circunscribe a contratar un mínimo de 18 espectáculos y un máximo de 25 para los 13 días que duran las actividades, del 18 al 30 de diciembre. Esos contratos habrán de ser “de proyectos, actividades, grupos y compañías de música, artes escénicas, artes plásticas, divulgación científica a través del juego, etcétera”, según se define en el pliego de prescripciones técnicas del contrato.
¿UNA BAJA TEMERARIA?
Al concurso se presentaron tres empresas: L’Espectacleria, Hotaru y Discmedi. Las ofertas de estas dos últimas fueron consideradas anormalmente bajas, por lo que se les requirieron explicaciones por parte de la mesa de contratación municipal. Tras ese contratiempo, Hotaru decidió abandonar el concurso, pero Discmedi alegó que su estructura le permite “un aprovechamiento de los recursos humanos con repercusión en los costes indirectos perfectamente asumibles para dar cumplimiento a los requisitos establecidos”.
Los representantes de la firma alegaron también que Discmedi “tiene unas soluciones técnicas y disfruta de unas condiciones excepcionales favorables para suministrar los productos, prestar los servicios o ejecutar las obras debido a las inversiones efectuadas en tecnologías de la información y la comunicación (TIC)”. Además, añadía que utiliza “un programario de contratación innovador, que le permite, mediante un escritorio remoto, gestionar todos los datos de contratación, producción y logística en un festival, escenario o espectáculo”. Así, razonaba, puede optimizar grandes volúmenes de contratación, automatizando desde el contrato con el artista hasta la recopilación de datos administrativos. Por último, alegaba que “respeta las obligaciones en materia medioambiental, social o laboral y de subcontratación y no son justificables precios por debajo del mercado”. Afirmaba, además, que todos sus trabajadores perciben una retribución “que está por encima del convenio colectivo de aplicación”. Ello, unido a la aceptación de percibir un beneficio menor al previsto por la Administración, provocó que se llevase el gato al agua y se hiciese con el contrato.