Entre los más de 550 asistentes a la polémica y masiva misa de beatificación de la Sagrada Família estaba el teniente de alcaldía de Seguridad y Prevención, Albert Batlle. También fue el comisionado de Diálogo Intercutural y Pluralismo Religioso del Ayuntamiento, Khalid Ghali Bada, han confirmado fuentes municipales. Batlle fue a título personal.

El acto estaba autorizado. De hecho, el estado de alarma decretado por el Gobierno español no prohíbe las celebraciones religiosas sino que solo reduce los aforos. A la misa fueron más de 550 personas, en todo momento se guardó la distancia de seguridad y los asistentes hicieron uso de la mascarilla. La Generalitat ha abierto una investigación, pero permitió el evento.

INDIGNACIÓN DEL MUNDO DE LA CULTURA

Como informó, Metrópoli Abierta, el templo acogió la eucaristía para la beatificación de Joan Roig, asesinado en Santa Coloma de Gramenet en 1936. La celebración ha levantado numerosas críticas por el distinto rasero de controlar los contagios. Bares y restaurantes continúan cerrados, al igual que cines, teatros, salas de conciertos e instalaciones deportivas. El sector cultural ha mostrado su indignación por la eucaristía.

Mientras Batlle asistía a la ceremonia, una noticia que ha sido avanzada por Rac 1, uno de sus compañeros en el gobierno municipal, el concejal de Sants-Montjuïc y de Derechos de Ciudadanía y Participación, Marc Serra, criticaba con dureza la misa: "Una cosa es garantizar el derecho de culto, manteniendo los centros abiertos con restricciones de aforo. Y otra autorizar una actividad masiva en plena pandemia porque te tiemblan las piernas ante el poder eclesiástico. Mientras, toda la cultura cerrada".

Serra se ha contradecido en una entrevista en Rac 1. Primero ha dicho que el consistorio no tenía constancia del acto y cuando ha sido preguntado por la asistencia de Batlle, ha añadido que lo que desconocían eran las características del mismo.

Noticias relacionadas