Manuel Valls se va. Deja el Ayuntamiento de Barcelona. Es un anuncio oficial. Lo comunicó él mismo en una entrevista el pasado sábado. "Mi etapa como concejal ha acabado. En breve haré pública mi renuncia", dijo Valls a El Mundo. La noticia no ha sorprendido a nadie. Hace meses que se sabe. Metrópoli lo explicó de forma clara el pasado octubre. Hace un año, el propio exministro francés dijo a algunos de sus más estrechos colaboradores que se fueran buscando trabajo. Con su marcha, el grupo Barcelona pel Canvi, sufrirá importantes cambios en unos meses -también de nombre- y se acercará al centro-derecha para buscar la unión del constitucionalismo en 2023. La mayoría de grupos municipales expresan su decepción con Valls y dicen de él que ha estado "ausente", ha sido "irrelevante" (más allá de la investidura de la alcaldesa) y que su proyecto político es "vacío".

Valls vuelve a París, donde ya vive, para influir en las presidenciales francesas. La incógnita en clave barcelonesa es en qué momento el exprimer ministro francés abandonará el consistorio. Fuentes cercanas a Valls afirman que no será antes de septiembre. Otros cargos de su partido, en cambio, se muestran más cautelosos y sostienen que la decisión la tomará él cuando quiera. "No sabemos una fecha concreta". Hace dos meses se adelantó y comunicó cuando no tocaba que no repetiría como candidato. La salida de Valls significará la entrada como edil del número siete de la lista Barcelona pel Canvi-Ciutadans, que concurrió a las municipales de mayo de 2019. Se trata de Óscar Benítez, director de seguridad de bus en Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) y consejero de Barcelona pel Canvi en el distrito de Sant Martí.  

Manuel Valls, durante una entrevista con 'Metrópoli' / PABLO MIRANZO



"ESPERABA MÁS DE UN EXPRIMER MINISTRO DE FRANCIA"

La aventura política de Valls en Barcelona ha durado unos tres años. Se concretó en abril de 2018 con el anuncio de que podía ser candidato a la alcaldía con el apoyo de Albert Rivera, aunque la idea inicial era que la lista fuera lo más transversal posible. Valls aterrizó oficialmente en Barcelona en septiembre de ese año con muy pocos conocimientos de la ciudad y de la política municipal barcelonesa. Ocho meses después logró seis concejales en los comicios de mayo encabezando una candidatura en coalición con Ciutadans y con casi todo en contra. Junto con Valls, los ediles elegidos fueron Mariluz Guilarte, Celestino Corbacho, Eva Parera, Paco Sierra y Marillén Barceló

El paso de Valls por Barcelona deja opiniones dispares entre sus rivales de pleno, aunque la gran mayoría son negativas y rozan el ninguneo. Para ERC, su enemigo político más directo, el paso de Valls por el consistorio barcelonés ha sido una "gran decepción". "Esperaba mucho más de un exprimer ministro de Francia. Más allá de la investidura, su papel ha sido irrelevante. "Nunca ha tenido la cabeza en Barcelona. La única relevancia política se la otorgó Ada Colau al aceptar sus votos en contra de sus principios", subraya el concejal republicano Jordi Coronas.  

Valls con Colau, Collboni y Maragall en un debate electoral / EFE



GRAN SENTIDO DE ESTADO, PARA EL PP  

La visión de decepción que expresa ERC contrasta con la visión que tiene el concejal del PP Óscar Ramírez. "Cierra una etapa como concejal y quiero expresar mi máximo respeto hacia la decisión que ha tomado. A lo largo de estos dos años he tenido la ocasión de compartir con él impresiones y es una persona con un gran sentido de Estado y de la responsabilidad", apunta Ramírez. El edil popular dice que comparte con Valls algunos postulados ideológicos a pesar de pertenecer a formaciones distintas, entre ellas la visión metropolitana, la bajada de impuestos y la apuesta por la seguridad. Pero si algo le agradece Ramírez a Valls es que evitara que Barcelona tuviera un alcalde al servicio del independentismo. 

Valls se va de Barcelona dejando como herencia el actual gobierno de coalición entre Barcelona en Comú y PSC. Tras las elecciones, Valls se puso como meta evitar que el independentismo gobernara en Barcelona y que Ernest Maragall fuera el alcalde a pesar de que el republicano había ganado las elecciones por unos miles de votos más que Colau. El día de la investidura, tres de los concejales de la lista de Valls votaron a favor de la líder de Barcelona en Comú. El voto fue secreto, pero fueron el propio Valls, Parera y Corbacho.

Ahora Jaume Collboni ha reconocido que él mismo negoció con Valls los votos necesarios para la investidura de Colau como alcaldesa para que la ciudad tuviera un gobierno que no estuviera condicionado al procés. "Yo tuve que ver [en negociar], claro...". Según Collboni, se negoció "lo que pasó". Y fue "a cambio de que en Barcelona hubiera un gobierno de coalición con el PSC que se ocupara de los problemas de la gente y que obviara o no estuviera condicionado por el procés", dijo en el programa Cafè d'Idees. Valls asegura que haría otra vez lo mismo para evitar que Barcelona tuviera un alcalde separatista, ha declarado a La Vanguardia.

Albert Rivera con Manuel Valls / EFE



RUPTURA CON RIVERA

La investidura de Colau no gustó a Albert Rivera, que rompió el acuerdo con Valls en junio. Sin embargo las diferencias entre ambos venían de más atrás, entre otros motivos por los coqueteos de Rivera con Vox. La ruptura provocó la división de la candidatura en dos grupos municipales, Barcelona pel Canvi y Ciutadans. No fue el único cambio. Tras nombrar a Colau alcaldesa, Corbacho abandonó a Valls, como avanzó en exclusiva Metrópoli Abierta, y se fue al partido naranja, lo que dejó a Barcelona pel Canvi con únicamente dos concejales: Valls y Parera, mientras que Ciutadans pasó de tres a cuatro: Guilarte, Corbacho, Sierra y Barceló. 

Desde entonces, las relaciones de Valls con sus antiguos socios del partido naranja han sido distantes y frías, principalmente con Mariluz Guilarte, que fue la número dos de la lista conjunta en las elecciones de 2019. "Su paso por la ciudad ha sido prácticamente irrelevante, salvo su minuto de gloria regalando la alcaldía a Colau aunque sin conseguir ninguna mejora para la ciudadanía y que ha acabado suponiendo un tripartito de facto con el PSC y ERC", dice Guilarte. "El apoyo a Colau fue una decisión unilateral que ocasionó la ruptura de la coalición electoral", añade.

"DECEPCIÓN" PARA GUILARTE 

Guilarte va más allá en sus críticas. "El mejor adjetivo que le define es ausente. Desde su toma de posesión como regidor, Valls no ha tenido nunca a Barcelona como prioridad y esto ha influido seguramente en su poca participación en el día a día del Ayuntamiento. La verdad es que ha sido una decepción, especialmente cuando hemos visto que su motivación para ser concejal era únicamente el poder cambiar de vida. No nos preocupa quien se va, sino quien se queda. Las elecciones personales de cada uno son responsabilidad de cada uno", subraya la presidenta de Ciutadans en el consistorio.

En las antípodas ideológicas, Elsa Artadi coincide con Guilarte en una valoración muy negativa del paso de Valls por la política barcelonesa: "La renuncia de Valls como concejal de Barcelona no ha sido ninguna sorpresa. Ha pasado por el Ayuntamiento sin pena ni gloria y por lo único que será recordado es por su decisivo papel en la investidura de Colau como alcaldesa, aunque ésta perdiera las elecciones. Ha sido la cara visible de un proyecto político vacío, que no ha aportado nada a la ciudad. No le interesaba Barcelona. Ha hecho su trabajo y ahora se va", indica la presidenta de JuntsxCat a Metrópoli.

Ningún regidor de Barcelona en Comú, el que fuera el gran beneficiado de los votos de Valls en la investidura de Colau, ha querido valorar para este medio la marcha del exprimer ministro francés. Sí lo hizo Colau este jueves tras reunirse con Pere Aragonès en la Generalitat. La alcaldesa ha negado cualquier pacto con Valls para ser investida alcaldesa. "No ha habido ningún acuerdo con Valls, ni mío ni de mi espacio de gobierno". De esta manera, Colau ha desmentido a Collboni. Para la primera edil de la ciudad, los votos de Valls no supusieron ninguna contrapartida. Algo molesta y poco agradecida, Colau aprovechó para cargar contra el político galo: "Su influencia estos dos años ha sido casi inexistente". Para Colau, Valls se va sin dejar ningún legado en la ciudad. 

Eva Parera y Manuel Valls, en el Ayuntamiento / BARCELONA PEL CANVI



A lo largo de estos dos años el peso de Barcelona pel Canvi -el día a día- lo ha llevado Parera. En distintas ocasiones, Valls se ha ausentado del Ayuntamiento y ni siquiera ha hecho acto de presencia en comisiones o en algún pleno, como en el del pasado mes de marzo. Valls estaba en Francia promocionando su último libro. Por contra, Valls ha hecho gala en muchas de su intervenciones públicas de ser uno de los concejales con mayor capacidad de oratoria y de tener una visión estratégica más allá de partidismos. Dos ejemplos serían su apoyo al Hermitage y a la ampliación del aeropuerto. En declaraciones a La Vanguardia, Valls se muestra especialmente orgulloso de haber apoyado los presupuestos municipales de 2021 -aunque quedó fuera de la foto del pacto entre Colau y Collboni con ERC- y de buscar el consenso, dentro del Pacto por Barcelona, para sacar la ciudad adelante tras el estallido de la pandemia.

"RUPTURA PERSONAL Y POLÍTICA" CON COLLBONI

Uno de los días más negros para Valls como concejal fue el voto favorable del pleno a una declaración institucional de ERC contra el desalojo de un poblado gitano practicado en el norte de París en abril de 2013 mientras Valls era ministro del Interior. El 14 de mayo de 2020, el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos (TEDH) condenó al Estado francés por la violación de derechos fundamentales y los republicanos aprovecharon para cargar contra el líder de Barcelona pel Canvi. A Valls le dolió especialmente que el PSC apoyara esa declaración. 

"No lo puedo olvidar ni lo olvidaré. Sobre todo la firma de Jaume Collboni y del PSC en la declaración institucional, que califica a la República Francesa como un ejemplo del peor nacionalismo excluyente en Europa. Ya sé que en política, y sobre todo en Barcelona, las declaraciones pasan como si todo esto no tuviera importancia. Pero es una gran irresponsabilidad haber apoyado esa moción de ERC y, además, sin haber leído o entendido la sentencia del tribunal, que en ningún caso justifica ese ataque a Francia", dijo en una entrevista con Metrópoli. Valls aseguraba que el gesto socialista representaba "una ruptura política y personal con Collboni. No tiene talla de líder", dijo sobre el líder del PSC en el Ayuntamiento.

Sobre la marcha de Valls, Collboni ha dicho que por lo que ha leído ya ha tomado una decisión y que parece que ésta es personal. Al líder municipal del PSC, la vuelta a Francia de Valls no le ha extrañado y considera que su proyecto político en Barcelona no ha funcionado. "Valls me merece todo el respeto, personal e institucional. Por su trayectoria y por sus aportaciones a la política municipal durante estos años. Aunque su apuesta por Barcelona no ha tenido éxito, le agradezco su lealtad institucional y la voluntad de sumar, especialmente durante un 2020 complicado para todo el mundo y le deseo toda la suerte del mundo en su nueva etapa en Francia", ha dicho el primer teniente de alcaldía a este medio.

Valls con Guilarte el día de la presentación de la representante de Ciutadans / AGENCIAS



CERCA DE 190.000 EUROS NO DECLARADOS

Otro golpe duro de digerir para Valls fue la información publicada en exclusiva por este medio el pasado 18 de marzo. El Tribunal de Cuentas, el "órgano responsable del control externo del sector público español", detectó la existencia de gastos electorales no declarados en la contabilidad presentada por el partido por un importe cercano a los 190.000 euros. Del importe no declarado, un total de 188.867,15 euros fue facturado y abonado por la asociación Barcelona Capital Europea. La citada es la plataforma que el propio Valls presentó, en septiembre de 2018 de cara a las municipales de mayo de 2019, antes de la coalición oficial con el partido naranja, que fue en abril de 2019. Entonces ya se sabía que concurrirían juntos a las elecciones. 

El órgano fiscalizador considera que Barcelona pel Canvi-Ciutadans incumplió lo dispuesto en la Ley orgánica sobre la financiación de partidos políticos, "que no permite aceptar que, directa o indirectamente, terceras personas asuman de forma efectiva el coste de las adquisiciones de bienes, obras o servicios" o de "otros gastos que genere la actividad de los partidos políticos". Según el Tribunal de Cuentas, la aceptación por terceros del coste efectivo de las adquisiciones de bienes, obras o servicios o de otros gastos que genere la actividad de los partidos políticos "constituye una irregularidad sancionable".

Sobre el libro Pas de une goutte de sang français, mais la France coule dans mes veines, Valls dice que es el resultado de una meditación de tres años, los que ha pasado en Barcelona. "Ahora sé que soy mayormente francés: en mis valores, en mi forma de pensar y de hacer política", ha declarado a El Mundo. Cuenta que vino "para huir de Francia" y "quería cambiar de vida". En Barcelona, Valls ha rehecho su vida personal: se ha casado con la empresaria Susana Gallardo. Ahora regresa a París y dice que en Barcelona será solo un ciudadano más. 

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